Las entrenadoras, zona cero en el deporte espa?ol
El 84% de los preparadores de los equipos de ¨¦lite femeninos de f¨²tbol, baloncesto y balonmano son hombres y no hay una sola t¨¦cnica en los masculinos
El auge del deporte femenino espa?ol en los ¨²ltimos tiempos limita con dos reductos: los despachos y los banquillos. El ejemplo de Becky Hammon, entrenadora ayudante en San Antonio Spurs y que, aunque fuera por un d¨ªa y por la expulsi¨®n de Gregg Popovich, se convirti¨® el 31 de diciembre en la primera mujer que dirig¨ªa un partido de la NBA, es marciano en Espa?a. Si sobran dedos para contar las entrenadoras en las m¨¢ximas divisiones...
El auge del deporte femenino espa?ol en los ¨²ltimos tiempos limita con dos reductos: los despachos y los banquillos. El ejemplo de Becky Hammon, entrenadora ayudante en San Antonio Spurs y que, aunque fuera por un d¨ªa y por la expulsi¨®n de Gregg Popovich, se convirti¨® el 31 de diciembre en la primera mujer que dirig¨ªa un partido de la NBA, es marciano en Espa?a. Si sobran dedos para contar las entrenadoras en las m¨¢ximas divisiones femeninas de f¨²tbol, baloncesto o balonmano, que una mujer dirija a un equipo masculino de ¨¦lite es hoy por hoy una quimera, ni tan siquiera en calidad de asistente.
Frente a la pura y dura realidad, una excepci¨®n. ¡°Sinceramente, consegu¨ª ser ayudante del entrenador en un equipo de la ACB porque nunca pens¨¦ que alguien me pod¨ªa parar¡±, cuenta Anna Monta?ana (Valencia, 40 a?os), la primera y ¨²nica mujer que ha desempa?ado ese puesto en Espa?a, desde que se incorpor¨® junto a N¨¦stor Garc¨ªa al Fuenlabrada en febrero de 2018. ¡°De hecho, en ocasiones me dec¨ªan que no, que no pod¨ªa ser, que era imposible, que ah¨ª no iba a poder llegar. Siempre busqu¨¦ un camino para alcanzar un d¨ªa la m¨¢xima competici¨®n espa?ola masculina, igual que a la Liga Endesa femenina. Y mantengo esa ambici¨®n¡±, cuenta Monta?ana, sin equipo desde que Paco Garc¨ªa, sucesor de N¨¦stor Garc¨ªa, fuera destituido como entrenador del Fuenlabrada en octubre de 2020.
Carme Lluveras fue la precursora de Monta?ana. La entrenadora catalana, tras 24 a?os de ¨¦xitos en equipos femeninos y tambi¨¦n en uno masculino, el Aracena (L¡¯Hospitalet de Llobregat), al que ascendi¨® a la Liga EBA ¡ªtercera divisi¨®n¡ª, se integr¨® en 2005, en calidad de asistente voluntaria, en el cuerpo t¨¦cnico de Unicaja dirigido por Sergio Scariolo. ¡°Es un d¨ªa hist¨®rico. Me siento como los primeros hombres que pisaron la Luna¡±, celebr¨® Lluveras. Su experiencia en el equipo malague?o de la ACB fue corta, y desde 2006 hasta 2012 fue directora deportiva del Ros Casares.
A la absoluta ausencia de mujeres en los cuadros t¨¦cnicos de la ¨¦lite masculina, se a?aden las contadas excepciones en los de la femenina. Mar¨ªa Pry (Levante), Natalia Arroyo (Real Sociedad), Jenny Ben¨ªtez (Sporting Huelva) y, desde el 8 de enero, Iraia Iturregi (Athletic) forman el cuarteto femenino en los banquillos de los 18 clubes de f¨²tbol de Primera Divisi¨®n. Solo son dos entre los 16 equipos de la Liga Endesa de baloncesto: Madelen Urieta (Kutxabank Araski) y Aranzazu Muguruza (IDK Euskotren). Sucede lo mismo en la Divisi¨®n de Honor de balonmano, con Montserrat Puche (Morvedre) y Cristina Cabeza (Liberbank Gij¨®n). El 84% de los entrenadores de los 50 clubes de la ¨¦lite femenina en el f¨²tbol, el baloncesto y el balonmano son hombres (un total de 42), un dato en consonancia con el hecho de que solo siete de esos clubes est¨¢n presididos por mujeres.
¡°Cuando reflexiono sobre las dificultades para que m¨¢s mujeres ocupen los banquillos o los espacios de direcci¨®n, apunto a muchos aspectos¡±, cuenta la entrenadora del equipo femenino de f¨²tbol de la Real, Natalia Arroyo (Esplugas de Llobregat, 34 a?os). ¡°Hay resistencias. A la hora de elegir candidatos a un banquillo, casi nunca aparece el nombre de una mujer entre las opciones. Hay que reconocer que hay m¨¢s hombres que mujeres con licencia. Pero el conocimiento espec¨ªfico del deporte femenino hace que el curr¨ªculo de una candidata que haya sido jugadora pueda tomar fuerza. Esa resistencia se va eliminando con el paso del tiempo, pero a un ritmo muy lento¡±.
Arroyo vivi¨® una experiencia pasajera en un equipo masculino. Llev¨® a cabo las pr¨¢cticas del tercer nivel del curso de entrenadores en El Prat, de Segunda Divisi¨®n B. ¡°No era un papel principal, pero not¨¦ que el vestuario acept¨® con naturalidad las consignas que les daba, tal vez porque ten¨ªa la ventaja de ser un poco medi¨¢tica \[tambi¨¦n es periodista y fue comentarista en TV3\]. Constat¨¦ que entrenar a equipos masculinos pod¨ªa ser una opci¨®n. Al final, el f¨²tbol es igual. Has de saber sobre la competici¨®n y conocer a los jugadores, y eso requiere un tiempo en alg¨²n caso, en algunas ligas y categor¨ªas, pero superado eso, al final es una cuesti¨®n de tener sensibilidad para gestionar bien a las personas, da igual el g¨¦nero. Empec¨¦ a visualizar m¨¢s esa opci¨®n a partir de esa experiencia, pero soy consciente de que, ahora, est¨¢ lejos¡±.
Un bagaje indispensable
Monta?ana destaca que su trabajo con los jugadores del Fuenlabrada fue muy satisfactorio. ¡°Creyeron en m¨ª. Tambi¨¦n he tenido la suerte de tener un curr¨ªculo deportivo como jugadora y eso hace que la gente pueda confiar ya de entrada en ti y que tengas su respeto de manera instant¨¢nea¡±, reflexiona la que fue 129 veces internacional y gan¨® cuatro medallas con la selecci¨®n, y tambi¨¦n tres veces campeona de la Liga espa?ola con el Perfumer¨ªas Avenida y el Ros Casares, equipo en el que jug¨® precisamente junto a Becky Hammon. ¡°La mayor¨ªa de entrenadores hombres no tiene un bagaje deportivo amplio y no tiene por qu¨¦ tenerlo para llegar, pero parece que en mi caso, si no hubiera tenido ese curr¨ªculum quiz¨¢s no hubiera llegado o lo hubiera tenido muy complicado. Es injusto, sobre todo para las compa?eras que no tienen ese bagaje¡±.
Irene Vilaboa (Vigo, 53 a?os) es, en el Teucro de Pontevedra, la ¨²nica entrenadora en la Divisi¨®n de Honor Plata masculina de balonmano. ¡°Llevo muchos a?os entrenando indistintamente a chicos y a chicas. Para m¨ª no hay diferencia. No cambia mi personalidad ni mi forma de trabajar. La pregunta es por qu¨¦ no hay m¨¢s entrenadoras¡±, apunta. ¡°Y eso se puede deber a muchos factores. Tal vez porque quienes fichan son hombres y las mujeres no han dado el salto a los puestos de direcci¨®n. En las categor¨ªas previas a la ¨¦lite tampoco hay muchas entrenadoras¡±. Monta?ana en el baloncesto, Arroyo en el f¨²tbol y Vilaboa en el balonmano comparten la misma experiencia. Cuando hicieron el curso de entrenadoras, la proporci¨®n era de una mujer por cada 10 hombres.
¡±No gusta que les ganes¡±
Juan Mar¨ªa Gavald¨¢, presidente de la Asociaci¨®n de Entrenadores de Baloncesto (AEEB), considera que el problema para su disciplina, siendo el deporte con m¨¢s fichas federativas femeninas en Espa?a, es que las entrenadoras no acceden a las m¨¢ximas categor¨ªas. ¡°En los cursos superiores de entrenadores, las aspirantes son una minor¨ªa; en el ¨²ltimo, de seis o 10 entre 150. Las causas son m¨²ltiples. Existe una componente social, las chicas son siempre las que se llevan los peores horarios y cuando tienen hijos se encuentran con la dicotom¨ªa de entrenar o estar a las ocho en casa, algo que, por supuesto, deber¨ªa ser igual para los hombres. Existe tambi¨¦n un problema de visibilidad y de apuesta por parte de los clubes. Hace cuatro a?os que celebramos seminarios espec¨ªficos para entrenadoras y en el ¨²ltimo participaron m¨¢s de 900. Yo mismo he visto casos de entrenadoras muy v¨¢lidas que se quedan en las categor¨ªas inferiores y no dan el salto a los grandes equipos, por esa falta de visibilidad y de una apuesta decidida por parte de los clubes. Deber¨ªa haber un cupo en la ACB, pero un cupo porque son v¨¢lidas. El problema es que se van cansando o conformando con lo que hacen por la ausencia de oportunidades y porque no se les facilita la capacidad para combatir esa din¨¢mica¡±.
Monta?ana es optimista, a pesar de la crudeza de los datos. ¡°Puede que existan menos barreras y se pueda empezar a ver como algo normal que una entrenadora pueda dirigir equipos de ¨¦lite, pero en cuanto a cantidad, tanto de entrenadoras como de directivas, no hemos mejorado¡±, asegura. ¡°Siempre he pensado de forma un poco id¨ªlica, como si no existieran barreras. Pero realmente s¨ª que las hay. Hasta hace poco no ¨¦ramos siquiera una opci¨®n. Es cierto que debemos intentar ser m¨¢s mujeres empujando para ser entrenadoras, directivas o ¨¢rbitras. Eso har¨¢ que tengamos m¨¢s posibilidades. Pero es dif¨ªcil entrar en el mundo del deporte y es dif¨ªcil mantenerse, sobre todo en el masculino, porque debes demostrar que no est¨¢s ah¨ª por ser mujer y por rellenar un cupo, sino porque sabes o podr¨ªas llegar a saber igual que tu compa?ero. Siempre digo: hay un machismo inconsciente. A lo mejor me ven a m¨ª y pueden pensar que estoy ah¨ª o por ser Anna Monta?ana exjugadora o por ser mujer y haber querido montar un numerito. Tienes realmente que demostrar si sabes o no sabes y a veces tienes la sensaci¨®n de que se piensa que si no hablas es porque no sabes, y si hablas mucho es porque quieres demostrar demasiado. Tienes que estar midiendo bastante tus acciones. Para quienes deciden, es mucho m¨¢s f¨¢cil y c¨®modo poner a un hombre que a una mujer. Parece que hay que estar dando siempre una explicaci¨®n, como ha ocurrido en el caso de Popovich ([entrenador de los Spurs) y Becky Hammon o el m¨ªo, porque si me eligieron N¨¦stor Garc¨ªa o Paco Garc¨ªa, que llevan 30 a?os en el mundo profesional, no creo que fuera por una cuesti¨®n de puro marketing. Pero la gente te pone un poco en el foco, cuando, en definitiva, lo que queremos es ser entrenadoras, y ya est¨¢¡±.
Vilaboa, junto a su entrenadora ayudante, su hermana gemela Rosa, empez¨® a dirigir desde muy joven. De ni?a jugaba de portera y pronto fue jugadora y entrenadora en el Porri?o, antes de pasar al Guard¨¦s, con el que consigui¨® el ascenso a la Divisi¨®n de Plata femenina. Con el Bueu obtuvo el ascenso a la Primera Nacional masculina. Y ahora, en el Teucro, no se pone ninguna barrera. ¡°Claro que aspiro a lo m¨¢ximo, como cualquier profesional, pero s¨¦ que ahora ese objetivo est¨¢ muy lejos. Creo que s¨ª, que podr¨ªa dirigir a un equipo de la Asobal. Ser¨ªa una prueba de fuego. Pero yo creo que es una cuesti¨®n de capacidades, no de sexos. Lo que no debe existir es un tap¨®n para aquellas mujeres que est¨¦n capacitadas para entrenar. Yo me marqu¨¦ unos objetivos y los he ido consiguiendo sin excesivas trabas. Siempre hay alguno al que no le gusta que le ganen mujeres y te lo dice a la cara, pero son casos puntuales. No me gusta, pero tengo mucho car¨¢cter y eso no me desestabiliza. Es algo que para m¨ª nunca ha supuesto un freno¡±, asegura Vilaboa, que reivindica un mejor trato en general para todos los entrenadores: ¡°Trabajamos horas infinitas y est¨¢ demostrado que los espa?oles estamos entre los mejores del mundo. Mi lucha es por dignificar esta profesi¨®n¡±.
Una minor¨ªa casi absoluta en las seleccciones
La escasez de entrenadoras en los clubes es a¨²n mayor en las selecciones absolutas. La de f¨²tbol femenino siempre ha sido dirigida por hombres. Mar¨ªa Planas ha sido la ¨²nica mujer seleccionadora en baloncesto, entre 1979 y 1984; y Cristina Mayo, la ¨²nica al frente de la direcci¨®n t¨¦cnica de la selecci¨®n de balonmano, entre 2000 y 2002.
En este momento, los entrenadores copan la direcci¨®n de las selecciones femeninas: Jorge Vilda (f¨²tbol), Lucas Mondelo (baloncesto), Carlos Viver (balonmano), Miki Oca (waterpolo), Adrian Lock (hockey hierba), Jos¨¦ Antonio Barrio (rugby), Pascual Saurin (voleibol) y Ricardo Ares (hockey patines). La excepci¨®n es la selecci¨®n femenina de f¨²tbol sala, dirigida por la catalana Claudia Pons, la ¨²nica mujer nominada en los premios Futsal al mejor seleccionador del mundo. Uno de los pocos equipos que siempre han sido dirigidos por mujeres y con notable ¨¦xito es el de sincronizada, primero con Anna Tarr¨¦s, y ahora Mayuko Fujiki y la directora t¨¦cnica Ana Montero.