Muere a los 53 a?os Alejandro G¨®mez, uno de los mejores fondistas del atletismo espa?ol
El gallego, fallecido este domingo como consecuencia de un tumor cerebral, fue una de las referencias del fondo espa?ol entre finales de los ochenta y principios del siglo actual
Su amor por los animales le llev¨® al atletismo. Alejandro G¨®mez so?aba con tener un caballo y su padre se lo prometi¨® si aparcaba su pasi¨®n futbolera y probaba a explotar las cualidades que se le atisbaban cuando persegu¨ªa la pelota. Lo hizo y se convirti¨® en una de las referencias del fondo espa?ol entre finales de los ochenta y principios del siglo actual. Ya lejos de los focos supo disfrutar de sus pasiones y vivi¨® como un atleta, entregado a su camada de 25 perros. Con ella se dedic¨® a la pr¨¢ctica del canicross. Y jam¨¢s aparc¨® el f¨²tbol, al que se entreg¨® vocacionalmente como preparador en categor¨ªas base y femeninas hasta que el pasado mes de junio su salud se quebr¨®. Un tumor cerebral imposible de operar le caus¨® la muerte este domingo en su casa de Zam¨¢ns, cerca de Vigo. Ten¨ªa 53 a?os.
Cuando era un juvenil, Alejandro G¨®mez acaparaba las plusmarcas nacionales en 2.000, 5.000 y 10.000 metros. Tambi¨¦n en los 3.000 obst¨¢culos. Dominaba en el tart¨¢n y en el barro, imbatible como era en cross. Todav¨ªa so?aba con jugar en el Celta. Pero con 18 a?os ya supo que su vida iba a ser el atletismo. El Mundial de cross de 1989 ejemplific¨® su lucha contra un imposible, rodeado tanto ¨¦l como el australiano Moneghetti de talentos llegados del altiplano africano. All¨ª, en la localidad noruega de Stavanger, se coron¨® por cuarta vez el inolvidable John Ngugi. Pero la sexta plaza de Alejandro G¨®mez, que apenas ten¨ªa 22 a?os, advirti¨® sobre sus capacidades.
Nunca acab¨® de explotarlas como se esperaba. No en las grandes citas, donde sol¨ªa encontrar alguna piedra en el zapato que le imped¨ªa mostrar su potencial. Con todo, su palmar¨¦s delata a un actor principal en el atletismo espa?ol, tres veces ol¨ªmpico, nueve veces campe¨®n nacional en modalidades de fondo y gran fondo, noveno clasificado en los 10.000 metros del Mundial de 1991, superado por siete atletas africanos y el ingl¨¦s Nerurkar.
Tras Se¨²l y Barcelona culmin¨® su expediente ol¨ªmpico en Atlanta, donde entr¨® en la final de los 10.000 metros, pero no pudo pasar de la d¨¦cimoquinta plaza, justo detr¨¢s de los otros dos espa?oles que compet¨ªan, Abel Ant¨®n y Carlos de la Torre. Dio entonces el paso al marat¨®n, donde se le advert¨ªan grandes ¨¦xitos que se alentaron con una de sus primeras experiencias en la distancia: un a?o despu¨¦s de Atlanta logr¨® el segundo puesto en el Marat¨®n de Rotterdam y arrebat¨® (2h.07,54) el r¨¦cord nacional a Mart¨ªn Fiz. En plenitud, con sus cuartos Juegos en el horizonte, la ilusi¨®n por brillar en Sydney se le escap¨® cuando un cami¨®n le atropell¨® en la recta final del ciclo ol¨ªmpico.
Quiz¨¢s siempre pele¨® contra lo imposible, contra un destino revirado que le depar¨® pruebas excesivas, como la de sufrir la p¨¦rdida de su amigo Diego Garc¨ªa, otro fondista referencial, fallecido en sus brazos durante un entrenamiento hace ahora casi 20 a?os. En los ¨²ltimos meses, G¨®mez aguardaba que el tratamiento ante la enfermedad le diese un respiro. El par¨¦ntesis le permiti¨® despedirse de todos sus seres queridos, de tantos que le admiraban. Cuando comunic¨® su dolencia en una entrevista concedida a Faro de Vigo dej¨® dictado su epitafio: ¡°Quiero que me recuerden como la buena persona que fui¡±.
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