Jorge Ure?a nunca falla

El heptatl¨®n es una traves¨ªa, una Vend¨¦e Globe m¨¢s o menos, y Jorge Ure?a, aunque no llega al nivel del maestro Kevin Mayer, no es mal navegante, nada malo. Es, sobre todo, fuerte y seguro, un piloto sabio que conoce sus mares, y en los 1.000m, la s¨¦ptima prueba, el regreso a puerto con el viento amainado y el coraz¨®n a¨²n a mil, corre inteligente y asegura la medalla de plata que, al partir, quiz¨¢s, ni entraba en sus c¨¢lculos despu¨¦s de un a?o en el que la pandemia, a ¨¦l como a todos, casi le quiebra el esp¨ªritu.

¡°Vine con muchas dudas porque no sab¨ªa c¨®mo me iba a encontrar. Al final es tirar de recuerdos y de experiencia e ir a saco¡±, dice Ure?a, 27 a?os, de Onil (Alicante), donde vive y donde le entrena su padre, despu¨¦s de conseguir su tercera medalla en sus tres ¨²ltimas participaciones en Europeos de pista cubierta. Ya fue plata hace cuatro a?os, en Belgrado, y tambi¨¦n detr¨¢s del inalcanzable Mayer (campe¨®n y plusmarquista mundial de decatl¨®n, el ¨²ltimo gran hombre 10 del atletismo mundial), y oro en Glasgow hace dos. Y luego enumera todos los males que le han atacado en los ¨²ltimos 12 meses: ¡°La pandemia fue dura porque ves que el objetivo, los Juegos, est¨¢ ah¨ª y t¨² no puedes hacer nada para llegar a ese objetivo. Este a?o lo tom¨¦ con m¨¢s calma, hice mucha bicicleta y desconect¨¦ un poco. Ten¨ªa una lesi¨®n en el pie, un edema en el tobillo de batida que me imped¨ªa entrenar. En verano tuve un peque?o baj¨®n porque, al final, los objetivos lo son todo en el atletismo y si no los tienes, dices: ¡®?qu¨¦ hago?¡¯¡­ Encima, cuando termin¨¦ de recuperarme del tobillo me lesion¨¦ del isquio y por eso no he podido entrenar ni competir, porque hace cinco semanas tuve una rotura del isquio. Ahora he tenido algo de sobrecarga, pero creo que ya la tengo m¨¢s que cerrada¡±.

El heptatl¨®n comienza veloz ¡ªal sprint de buena ma?ana, y fresco, con los 60m: 7,03s hace Ure?a¡ª, entra luego en zona de tormentas ¡ªel tremendo encadenamiento longitud-peso-altura¡ª, que en cada prueba machaca un m¨²sculo diferente, otra articulaci¨®n, tobillo, rodilla, cadera. Cojos y doloridos y vendados se van los supervivientes a la cama, y con 7,36m en salto, 14,57m en peso y 2,10m en altura, Ure?a duerme tercero y seguro. Todo el mundo piensa que la lucha por el oro ser¨¢ un duelo Mayer-Simon Ehammer, el fen¨®meno suizo que llega, un chaval de 21 a?os que hab¨ªa comenzado asustando al mism¨ªsimo Mayer (y fue primero hasta la altura). Comienza de nuevo al d¨ªa siguiente, frescos, con buena mar, con los 60m vallas antes de llegar al ogro, al Cabo de Hornos en forma de salto con p¨¦rtiga, donde algunos, no siempre los mismos, viven un romance de amor pleno y otros acaban con el coraz¨®n roto y el resentimiento en el alma. Ehammer se estrella contra las rocas con tres nulos en su primera altura (4,50m). Ure?a, que apenas ha podido entrenar la p¨¦rtiga dadas todas sus lesiones, asegura, con 4,90m, un buen colch¨®n de puntos sobre el tercero (25 al polaco Pawel Wiesiolek) antes del 1.000m de la agon¨ªa y el ¨¦xtasis en el que calc¨® la carrera del polaco (2m 43,16s) y asegur¨® su plata (6.158 puntos totales). Mayer gan¨® con 6.392 puntos, mejor marca mundial del a?o.