Honnold y Ourada, las dos caras de escalar sin cuerda
Mientras el primero firma 1.000 metros de solo integral ¡°m¨¢s dif¨ªciles¡± que El Capit¨¢n, el segundo sobrevive a una ca¨ªda de entre 45 y 60 metros al prescindir de protecciones
El pasado 17 de abril, justo un d¨ªa despu¨¦s de que Alex Honnold anunciase una incre¨ªble aventura de escalada en solo integral en Red Rock (Las Vegas, EE UU), otro escalador anunci¨® en sus redes sociales una noticia igualmente fant¨¢stica: hab¨ªa sobrevivido d¨ªas antes a una ca¨ªda de entre 45 y 60 metros (equivalente a un edificio de 15 plantas) mientras escalaba, tambi¨¦n, sin compa?ero ni cuerda.
Josh Ourada ya hab¨ªa escalado en solitario la ruta que casi acaba con su vida, y apenas acierta a explicar qu¨¦ ocurri¨®: ¡°creo que se me resbal¨® un pie y, puede que una mano al mismo tiempo, y ca¨ª...
El pasado 17 de abril, justo un d¨ªa despu¨¦s de que Alex Honnold anunciase una incre¨ªble aventura de escalada en solo integral en Red Rock (Las Vegas, EE UU), otro escalador anunci¨® en sus redes sociales una noticia igualmente fant¨¢stica: hab¨ªa sobrevivido d¨ªas antes a una ca¨ªda de entre 45 y 60 metros (equivalente a un edificio de 15 plantas) mientras escalaba, tambi¨¦n, sin compa?ero ni cuerda.
Josh Ourada ya hab¨ªa escalado en solitario la ruta que casi acaba con su vida, y apenas acierta a explicar qu¨¦ ocurri¨®: ¡°creo que se me resbal¨® un pie y, puede que una mano al mismo tiempo, y ca¨ª. Fui consciente de toda la ca¨ªda, e intent¨¦ agarrarme a lo que fuera o intentar ralentizar la misma. El resultado: fractura abierta de mi tobillo izquierdo, severos cortes en el derecho, fractura de pelvis, explosi¨®n de la v¨¦rtebra L1, costillas rotas, colapso de un pulm¨®n y un pulgar roto¡±, explic¨® en su cuenta de Instagram.
El accidente de Ourada ocurri¨® en Yosemite, un par de d¨ªas despu¨¦s de que firmase su primera ascensi¨®n con cuerda en El Capit¨¢n, el escenario donde Alex Honnold, atleta del equipo Black Diamond, firm¨® la primera ascensi¨®n en solo integral de esta legendaria pared de 1.000 metros, proeza hecha viral gracias al oscarizado documental titulado Free solo.
Parad¨®jicamente, el 16 de abril, Alex Honnold firm¨® en el m¨¢s absoluto de los anonimatos un encadenamiento de escaladas calificadas por ¨¦l mismo como ¡°mucho m¨¢s duras que mi ejercicio en El Capit¨¢n¡±. ¡°S¨¦ que nunca se volver¨¢ a filmar nada como Free solo, pero eso no significa que no encuentre retos nuevos e incluso m¨¢s complicados que aquel¡±, a?ade. En Red Rock, Honnold encaden¨® casi mil metros de escalada uniendo tres rutas m¨ªticas del lugar: a su juicio, en t¨¦rminos de esfuerzo f¨ªsico y mental, fue una jornada tremenda que le llev¨® a escalar 32 largos, un tercio de los cuales presentaban dificultades muy serias.
De hecho, intent¨® escalar una cuarta v¨ªa, pero una vez en el primer tercio de la ruta el calor y el tremendo dolor que sent¨ªa en sus pies (se hinchan dentro del estrecho pie de gato cuando el calor aprieta) le oblig¨® a desescalar para regresar al suelo y caminar hasta el parking que hab¨ªa abandonado 11 horas antes. Curiosamente, semejante actividad apenas ha tenido eco en los grandes medios de comunicaci¨®n norteamericanos, probablemente porque no existen documentos gr¨¢ficos que sirvan de testimonio.
El accidente de Ourada ocurri¨® cinco d¨ªas antes de la ¨²ltima proeza de Honnold, as¨ª que no se puede hablar de efecto llamada. Adem¨¢s, escalar sin cuerda es una tradici¨®n respetada en Estados Unidos, un ejercicio que ahora fascina a los medios de comunicaci¨®n de ese pa¨ªs, pero que es tan viejo como lo es la escalada.
Los errores en solo integral se pagan, generalmente, con la muerte, pero no siempre. El caso de Ourada es uno m¨¢s con final milagroso. Mientras la inmensa mayor¨ªa de los escaladores en todo el planeta abrazan el lado m¨¢s as¨¦ptico, l¨²dico y social de la escalada llenando roc¨®dromos como si acudiesen a una sesi¨®n de spinning, otros buscan todo lo contrario: el tacto de la roca, el contacto con el medio natural, la soledad y una experiencia que poco tiene que ver con el rendimiento deportivo. De hecho, de su ¨²ltima aventura en Red Rock, Honnold no destaca ¨²nicamente su enorme compromiso psicol¨®gico o f¨ªsico, sino que apunta a todo aquello que las multitudes, los agarres de resina o los sitios bajo techo nunca le ofrecer¨¢n. ¡°En una de las paredes, un halc¨®n peregrino se me acerc¨®, de forma sorprendente, asust¨¢ndome. Cuando escalas con compa?eros, el ruido que haces espanta a todo tipo de criaturas, pero al estar solo, en silencio, movi¨¦ndome con cuidado y concentraci¨®n lo ¨²nico que hago es despertar la curiosidad de la vida animal. Me convierto en una parte m¨¢s del paisaje¡±, refiri¨® Honnold, emocionado, a la revista Climbing.
Para entender a Honnold es preciso conocer su amor por la escalada y por su historia, su necesidad bul¨ªmica de encadenar paredes en una marat¨®n de movimientos no tanto dif¨ªciles, sino armoniosos, el gusto por fluir en la vertical en escenarios alejados de la vida a ras de suelo. Aqu¨ª, escalar es mucho m¨¢s un viaje de introspecci¨®n que un fin concreto.
Honnold ha estrenado una serie de podcasts donde relata la historia de la escalada en roca, ejercicio que le ha permitido comprobar c¨®mo ha cambiado esta disciplina en el ¨²ltimo cuarto de siglo. Aunque todav¨ªa existen adeptos de la escalada sin cuerda, como el desafortunado Ourada, el solo integral, observa, cada vez es menos frecuente. La dificultad con cuerda, la excelencia f¨ªsica y t¨¦cnica, el presente ol¨ªmpico de la escalada y la necesidad de seguridad que se ha instalado en la sociedad convierten a Honnold en una rara avis: ¡°mis amigos que escalaban sin cuerda o bien han fallecido o lo han dejado¡±, se sincera, mientras apunta que no hace falta escalar sin cuerda para salir al encuentro de la naturaleza, del aislamiento y de las experiencias en grandes paredes que tanto le apasionan. Claro que la escalada en terreno de aventura exige, primero, desear vivir una aventura aut¨¦ntica, y despu¨¦s, a?os de aprendizaje y asumir el peaje del peligro.
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