La escalada toca el cielo ol¨ªmpico
La escalada se estrena en los Juegos Ol¨ªmpicos de Tokio. Un gran impulso para un fen¨®meno cuya vertiente urbana ya motiva a millones de personas a trepar por las paredes de un roc¨®dromo. En Espa?a hay casi dos centenares de estas instalaciones. A ellas acuden nuevos aficionados que buscan un reto, relacionarse y otra forma de hacer ejercicio. La mayor¨ªa no saldr¨¢ nunca a la monta?a. As¨ª es la nueva pasi¨®n vertical.
Silencio. Una brisa refresca la ma?ana al pie de la amenazante proa de roca que proyecta la Cova de l¡¯Ocell, en la comarca catalana de Osona; un formidable techo calizo que discurre casi paralelo al suelo a unos 15 metros de altura. Respiraci¨®n honda. Polvo blanco en suspensi¨®n cuando las manos del escalador entran y salen fugazmente de la bolsa de magnesio, atada a su espalda. Crujir de nudillos al aferrar los taca?os relieves que concede la pared. La goma negra de los pies de gato fricciona contra la piedra. Brazos tirantes, piernas flexionadas. La mirada busca el siguiente agarre y, al instante, un grito desgarrador corta el sosiego reinante. Chris Sharma se lanza violentamente a por el saliente salvador, en el extremo de este muro inclinado casi a 90 grados. Los pies salen despedidos dibujando un arco hasta que la tensi¨®n corporal frena el bamboleo. Entonces, el escalador californiano, colgado de un solo brazo, mira sonriente a los presentes. El resto de la ruta es pan comido.
Sharma cumple en unos d¨ªas 40 a?os, de los que ha pasado casi 30 escalando. Es uno de los escaladores m¨¢s conocidos del planeta y ha dedicado su vida a recorrer el mundo en busca de los retos m¨¢s dif¨ªciles: en 2001 escal¨® la v¨ªa m¨¢s extrema hasta la fecha, graduada como 9a+, y en 2008 elev¨® un nivel m¨¢s la m¨¢xima dificultad: resolvi¨® un 9b (actualmente el grado m¨¢s extremo es 9c). El encuentro en la Cova de l¡¯Ocell no es casualidad. ¡°Es un sector que hay cerca de Barcelona y al que he venido mucho en los ¨²ltimos a?os. Me ha proporcionado un gran equilibrio en mi vida en la ciudad; poder complementarla con la naturaleza¡±. Sharma vive en la capital catalana desde hace siete a?os, donde en 2015 abri¨® el primero de los roc¨®dromos que gestiona en Espa?a. Porque ¡°el punto de encuentro con la escalada ya no es la monta?a¡±, afirma, ¡°el perfil del escalador ha cambiado mucho en los ¨²ltimos a?os¡±. En efecto, se ha convertido en una actividad tan urbana como el skate.
Un viernes de temperatura invernal, 9.30. Bolsa de deporte colgada al hombro y un caf¨¦ cortado en la cantina del Sputnik Climbing Center, un roc¨®dromo de 1.500 metros cuadrados ubicado en un pol¨ªgono de Alcobendas, al noroeste de Madrid. El periodista Antonio Lobato, narrador de la f¨®rmula 1 desde hace m¨¢s de 15 a?os, tuvo una revelaci¨®n deportiva hace solo dos. ¡°Mi mujer me regal¨® un curso de escalada en un roc¨®dromo. Me pusieron una cuerda con un arn¨¦s y flip¨¦, porque me sent¨ª ya escalador¡±. Cuando volvi¨® a casa, le preguntaron si se hab¨ªa divertido, y la respuesta fue clarividente: ¡°Acabo de encontrar mi deporte¡±. Ahora se confiesa enganchado al roc¨®dromo. ¡°Es una especie de gimnasio a lo bestia, pero divertido. Aqu¨ª haces los mismos movimientos repetitivos, pero subido en una pared, y encima es un reto personal. Escalar te apuntala la confianza cuando vas superando tus metas. Y aunque vengas solo, hay mucho compa?erismo¡±.
Lobato da clases dos d¨ªas por semana y cada viernes acude con amigos al Sputnik, uno de los centros que han desencadenado desde hace unos cinco a?os la fiebre de la escalada bajo techo en Espa?a, incluso con una crisis sanitaria por medio. En 2019, el ¨²ltimo a?o normal de nuestras vidas, 250.000 personas pasaron por sus instalaciones, que cuentan con una zona de b¨²lder (rutas de baja altura que se suben sin cuerda, protegidos por una colchoneta) y v¨ªas para escalar con cuerda. Y en noviembre de 2020, en plena pandemia, abri¨® sus puertas el Sharma Climbing Madrid, el roc¨®dromo m¨¢s grande de Espa?a. Un espacio amplio, luminoso y di¨¢fano que impresiona al entrar por primera vez: 4.000 metros cuadrados y 120 v¨ªas de hasta 18 metros de altura, muchas de ellas preparadas para escalar en solitario gracias a un cable de autoprotecci¨®n.
Los n¨²meros dicen que la irrupci¨®n de la escalada urbana no vislumbra techo, y lo que ocurre en pa¨ªses vecinos da pistas importantes. En Europa, entre 2010 y 2019 la apertura de nuevos roc¨®dromos ha crecido entre un 6% y un 24% anual en Francia, y entre un 10% y un 27% en Alemania, seg¨²n el Instituto de Ciencias del Deporte de la Universidad de Lausana. ?Y en Espa?a? Aunque resulta m¨¢s dif¨ªcil concretarlo en cifras, el auge es innegable. La Federaci¨®n Espa?ola de Deportes de Monta?a y Escalada (FEDME) ha incrementado su n¨²mero de afiliados casi un 45% entre 2009 y 2020, hasta los 117.571 socios, aunque seg¨²n su presidente, Alberto Ayora, ¡°es dif¨ªcil saber cu¨¢ntos de ellos practican la escalada¡±, pues no hay licencias espec¨ªficas por actividad y acogen tambi¨¦n a alpinistas, esquiadores de monta?a, senderistas y trailrunners. Tambi¨¦n escapan al recuento muchos aficionados que no se federan, especialmente los que practican la modalidad bajo techo.
?De d¨®nde sale tanta gente con ganas de ponerse a escalar? ¡°Paralelamente a la aparici¨®n de los roc¨®dromos urbanos nace una clientela con pocas o nulas aspiraciones de salir a la roca. Como los usuarios de un centro de spinning sin inter¨¦s por montarse en una bicicleta de carretera¡±, explica Jos¨¦ Manuel Vel¨¢zquez-Gaztelu, responsable de comunicaci¨®n del Sputnik Climbing. ¡°La escalada indoor se ha convertido en una disciplina en s¨ª misma que atrae a personas en busca de un deporte nuevo, divertido, seguro y muy social, que, independientemente de su nivel o edad, interact¨²a en un mismo espacio¡±, a?ade Vel¨¢zquez-Gaztelu, que conoce este mundillo desde sus or¨ªgenes. Junto a su pareja y un amigo crearon en 1998 la sala Bulderking, el primer roc¨®dromo abierto al p¨²blico en Madrid. En torno a un s¨®tano de Carabanchel congreg¨® durante a?os a una heterog¨¦nea cuadrilla de escaladores. ¡°Ejecutivos con traje, chavalillos sin un duro que entrenaban a cambio de pasar la fregona y hasta un futbolista del Atl¨¦tico de Madrid al que ning¨²n escalador conoc¨ªa y que hall¨® un lugar de tranquilidad y anonimato¡±, recuerda. ¡°Lo que llevaba ocurriendo mucho tiempo en los muros de la ciudad (Cuesta de la Vega, M¨¦ndez ?lvaro) y en las zonas de escalada se hab¨ªa trasladado a un espacio indoor¡±.
Viernes, 17.30. Hace cinco minutos que Loreto Peinado (11 a?os) ha cruzado el torno de entrada y ya est¨¢ escalando. ¡°Est¨¢ hipermotivada, lleva toda la semana pensando en venir al roco¡±, dice su padre, F¨¦lix Peinado. Loreto tiene entre ceja y ceja una v¨ªa de grandes agarres amarillos que surca la pared m¨¢s desplomada de la sala. Al pie de la misma est¨¢ su hermano Rub¨¦n (16 a?os), listo para asegurarla. Gonzalo, el mayor (18 a?os), est¨¢ de camino desde la universidad, y Victoria, la peque?a (8 a?os), mete prisa a su padre para bajar a la zona de b¨²lder. Por ah¨ª est¨¢ ya Guillermo (15 a?os), el mediano de los Peinado y detonante de esta historia familiar que muestra cu¨¢nto ha cambiado el p¨²blico y el acceso a una actividad como la escalada. ¡°Un amigo de Guillermo le invit¨® a un cumplea?os aqu¨ª, en el Sputnik¡±, recuerda F¨¦lix. Esa misma noche pidi¨® a sus padres que le apuntasen a clases de escalada. ¡°A los dos meses se unieron sus dos hermanos; luego me apunt¨¦ yo, porque ten¨ªa que traerlos, y por ¨²ltimo, las dos hermanas. No hemos tenido que forzarlos¡±. Desde hace tres a?os el roc¨®dromo es el punto de reuni¨®n de los Peinado. ¡°Estamos encantados con los valores que transmite¡±, dice F¨¦lix: ¡°Compromiso y sacrificio, superaci¨®n personal¡±. Detr¨¢s hay mucho esfuerzo como padres, pero merece la pena. ¡°Ha generado un v¨ªnculo muy valioso con ellos y es el momento de reconciliaci¨®n familiar de la semana. El viernes por la tarde en el roc¨®dromo con mis hijos no lo cambio por nada¡±. Ni siquiera por una concentraci¨®n de la selecci¨®n espa?ola de escalada en Barcelona a la que Guillermo (campe¨®n sub 16 de Madrid en 2020) fue convocado en marzo. Viajaron el s¨¢bado.
La escalada de competici¨®n es una especialidad muy asentada. Pero cuando en 2016 el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional anunci¨® que ser¨ªa disciplina ol¨ªmpica en Tokio 2020, tuvo el espaldarazo definitivo. Pocos dudan de que aumentar¨¢ el inter¨¦s por este deporte, algo ya palpable en los programas para detectar y formar a j¨®venes talentos para la competici¨®n. La escaladora Andrea Cartas lleva 10 a?os desarroll¨¢ndolo para la Federaci¨®n Madrile?a de Monta?ismo, y del grupo de cinco ni?os que le cost¨® reunir en la primera promoci¨®n ha pasado a m¨¢s de 100 candidatos y listas de espera. En Tokio ¡ªdel 3 al 6 de agosto¡ª competir¨¢n 20 escaladoras y 20 escaladores en tres disciplinas (dificultad, b¨²lder y velocidad, todas sobre muros y estructuras artificiales) para decidir las medallas, y entre ellos estar¨¢ Alberto Gin¨¦s, un cacere?o de 18 a?os que a finales de 2019, de forma inesperada, consigui¨® plaza para Tokio en el preol¨ªmpico de Toulouse (Francia).
En septiembre logr¨® su primer podio internacional; en octubre, con 16 a?os, fue subcampe¨®n de Europa absoluto, y en noviembre se clasific¨® para los JJ OO. ¡°Fue todo muy r¨¢pido y un poco raro. Hubo una lluvia de medios, llamadas para ofertas de patrocinio, y me abrum¨® un poco, pero no me ha cambiado¡±, asegura con una madurez impropia para su edad. Gin¨¦s acaba de llegar desde Barcelona junto a su preparador y actual seleccionador nacional, David Maci¨¤, para entrenar en el Sharma Climbing Madrid. Alberto vive en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat desde hace tres a?os ¡ªdej¨® el hogar familiar en C¨¢ceres a los 15¡ª gracias a una beca del CSD, aunque la falta de instalaciones especializadas le obliga a moverse mucho. ¡°En Barcelona es casi imposible entrenar con cuerda (dificultad) y no hay ning¨²n muro de velocidad, el m¨¢s cercano est¨¢ en Pamplona [en Roc¨®polis] y suelo ir los fines de semana. Normalmente entrenamos en roc¨®dromos fuera de Espa?a, pero, como ahora no se puede, hacemos malabares entre los de aqu¨ª¡±, explica.
¡°Ahora mismo en Espa?a hay unos 170 o 180 roc¨®dromos comerciales¡±, explica Celso Mart¨ªnez, Finuco. Este gallego de 57 a?os y voluminosos antebrazos ha sido pionero en muchos aspectos. A mediados de los a?os ochenta, convivi¨® durante un a?o con Ron Kauk, John Long, John Bachar y otras leyendas del valle de Yosemite (EE UU), meca de la escalada americana. A?os m¨¢s tarde, en 1992, fund¨® Top30. Fue la primera empresa espa?ola de fabricaci¨®n de roc¨®dromos. Hasta hace 10 a?os las instalaciones bajo techo en Espa?a eran old school, locales peque?os, mal iluminados y enfocados solo a escaladores. Y en esa carencia, Chris Sharma y su mujer, Jimena Alarc¨®n, vieron una oportunidad cuando aterrizaron en Barcelona en 2014. Un a?o despu¨¦s inauguraban el Sharma Climbing Barcelona, un espacio de 1.400 metros cuadrados y muros de b¨²lder de casi cinco metros de altura. ¡°Fue el primer modelo moderno de escalada indoor en Espa?a¡±, explican, inspirado en proyectos que ya conoc¨ªan en Estados Unidos, como el Sender One de California.
Colores llamativos, mucha luz y un ambiente en el que un nuevo perfil de escalador urbano, que busca una alternativa de fitness, se sienta bienvenido, ya que se crea una comunidad en la que se siente integrado. ¡°Ya entonces vimos que se iba a quedar corto, y as¨ª fue¡±, dice Alarc¨®n, directora de operaciones del Sharma Climbing y una de las pocas mujeres al frente de proyectos de esta envergadura. La apertura de su segundo centro en Madrid, el roc¨®dromo m¨¢s grande de Espa?a hasta ahora, parece indicar que la escalada bajo techo es un sector econ¨®mico prometedor, con centros que ya facturan m¨¢s de dos millones de euros al a?o. Un ejemplo es el Sputnik Climbing, abierto en 2016. ¡°Hasta 2020 hemos crecido exponencialmente, hasta un 50% anual¡±, explica su director, Fernando Hern¨¢ndez. ?Cu¨¢l es el secreto del ¨¦xito? ¡°Que sea un espacio agradable¡±, dice Hern¨¢ndez. Jimena Alarc¨®n pone el acento en el dise?o de la sala. ¡°La mitad del tiempo en un roc¨®dromo est¨¢s charlando con los amigos, por lo que hay que pensar en los espacios sociales¡±. El calor humano, mimar al detalle la experiencia del usuario, es otra de las claves. Con una hosteler¨ªa cuidada, una buena labor de comunicaci¨®n o, por ejemplo, un servicio de salud para prevenci¨®n y tratamiento de lesiones. ¡°Todo esto genera un lugar al que a la gente le gusta venir¡±, explica Hern¨¢ndez.
La tercera clave es que el roc¨®dromo sea un espacio vivo, en constante cambio. Por ello los routesetters (equipadores) se han convertido en uno de los perfiles m¨¢s demandados. Son los cocineros de la sala, los que crean las v¨ªas y bloques que se escalan en sus paredes. ¡°Cada vez se piden m¨¢s los eye catchers, los atrapaojos¡±, explica Shirleys Noriega, cofundadora de All4climbing, primera empresa de setting de Espa?a. ¡°Son bloques o v¨ªas que, por el volumen, el color y el dise?o de las presas, entran por los ojos¡±, explica sentada en la terraza de The Climb, primer roc¨®dromo que introdujo este concepto en Madrid. La labor del routesetter mezcla creatividad, eficiencia y responsabilidad. ¡°Hay que evitar malas ca¨ªdas y agarres demasiado peque?os que puedan provocar lesiones a los principiantes¡±. Por ello, cree que los roc¨®dromos deben evaluar a sus equipadores y, muy importante, ¡°que haya chicas montando y probando los bloques¡±. La presencia femenina es escasa en esta labor, y por ello en los cursos que imparten es obligatorio que haya, como m¨ªnimo, una mujer.
La escalada en roc¨®dromos se ha convertido en un aut¨¦ntico fen¨®meno social, una versi¨®n domesticada ¡ªy controlada¡ª de la adrenalina, el riesgo y el miedo que se experimenta en las paredes de roca natural. Y si hablamos de la monta?a, la cuesti¨®n se vuelve peliaguda. Aunque el n¨²mero de escaladores bajo techo que dan el salto al exterior es muy bajo, ¡°somos testigos de c¨®mo han aumentado los practicantes de actividades en la naturaleza; la masificaci¨®n y la presi¨®n en estos espacios delicados son uno de los grandes problemas de nuestro tiempo, y ese concepto de turismo de monta?a me parece bastante peligroso¡±, afirma Jos¨¦ Manuel Vel¨¢zquez-Gaztelu. La monta?a inspir¨® la pasi¨®n urbana de los roc¨®dromos, y uno de los retos de estos espacios urbanos es transmitir a los aficionados que se inicien en ellos la importancia de preservar el entorno natural si alg¨²n d¨ªa deciden dar el salto a la roca.
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