La perfecci¨®n o la muerte
La escena es sencilla y forma parte de un documental llamado 'Free Solo': un hombre que tiene que hacer un movimiento. Si no lo hace perfecto, muere
El solo integral es una cosa que, o la haces perfecta o mueres. No hay muchas cosas de este tipo.
En realidad, en Espa?a, el free solo se llama solo integral. Se trata de una modalidad de escalada libre que se ejecuta sin sujeciones. Para los profanos en el mundo de la escalada (como el que esto escribe) se suele definir como ¡®escalar sin cuerdas¡¯. Los escaladores son esas personas que trepan por paredes de roca con peque?as grietas y agarres y van progresando hasta alcanzar la cima. Cada pocos metros, fijan un anclaje y pasan por ¨¦l la cuerda que sale de su arn¨¦s para proseguir. Cuando aparece un resbal¨®n, un mal agarre o cualquier otro error (cosa habitual), la cuerda se tensa y el escalador se queda colgando mientras lamenta su fallo. El solo integral es lo mismo, pero sin cuerda. Un fallo y el vac¨ªo. Un fallo y adi¨®s.
Un piloto de F¨®rmula 1 arranca una carrera siendo consciente de que un accidente puede costarle la vida. Tambi¨¦n sabe que puede que no. Un boxeador salta al ring sabiendo que tal vez un mal golpe lo deje en el sitio, pero que lo m¨¢s probable es que eso no ocurra. Un torero entiende que puede ser su ¨²ltima tarde, pero conf¨ªa en que no suceda. Todos ellos participan en disciplinas de enorme presi¨®n en las que un error ¡°podr¨ªa costarles la vida¡± o ¡°podr¨ªa resultar fatal¡±. Con el free solo no. Con el free solo no existe el condicional, no existe ese espacio de segundas oportunidades. El free solo es un desaf¨ªo atronador que plantea dos y solo dos posibilidades: o lo haces perfecto o mueres. Es como si un tenista participase en un torneo con la premisa: o ganas la medalla de oro o mueres. ?C¨®mo disputar los puntos de esta forma? ?Qui¨¦n participar¨ªa en algo as¨ª?
Hace unas semanas pude ver la pel¨ªcula documental Free Solo, producida por National Geographic. No s¨¦ nada de escalada, no me interesa especialmente. Y ya es curioso: creo que nunca un documental me hab¨ªa absorbido, conmovido e impactado tanto. En esencia un chico llamado Alex Honnold decide escalar en modalidad solo integral una roca llamada El Capit¨¢n, que tiene 2.307 metros de altura y que se eleva en forma de pared en el coraz¨®n del parque nacional de Yosemite, en Estados Unidos.
Es una de las paredes m¨¢s dif¨ªciles de trepar. Su nivel de dificultad es m¨¢ximo y pocos escaladores lo han logrado. Todos ellos con cuerdas, por supuesto. Tommy Caldwell y Kevin Jorgeson fueron dos de los ¨²ltimos en lograrlo. Su haza?a se recoge en el documental The Dawn Wall y tiene el a?adido de que completaron el ascenso por una trayectoria nunca antes recorrida, con parte de pared gran¨ªtica pr¨¢cticamente lisa y resbaladiza. Recuerdo ver este documental y quedarme impactado. Recuerdo, tambi¨¦n, lo que sent¨ª al enterarme de que esa misma ¨¦pica que me hab¨ªa estremecido hab¨ªa sido llevada a cabo por un chico llamado Alex Honnold. Pero sin cuerdas que le sujetaran.
El documental de Honnold muestra a Alex prepar¨¢ndose f¨ªsica y mentalmente para un desaf¨ªo que le aterra profundamente y le atrae irremediablemente. La vida misma. Es la necesidad humana e irracional de tener que lograr algo, como cuando le preguntaron a George Mallory en 1923 por qu¨¦ pretend¨ªa llevar a cabo algo tan arriesgado como escalar el Everest. Mallory respondi¨®: ¡°Porque est¨¢ ah¨ª¡±. Honnold sabe que lo m¨¢s probable es que si intenta algo como subir El Capit¨¢n sin cuerdas morir¨¢. El problema es que, si no lo hace, tambi¨¦n.
Las im¨¢genes de Honnold escalando por fin la roca son heladoras. Hay que ponerse de pie para verlas y dan ganas de agarrarse a algo. Se suceden en silencio, solo la respiraci¨®n del escalador, que mete los pies en grietas rid¨ªculas y en varios momentos pende a 700 metros sobre el vac¨ªo con la ¨²nica sujeci¨®n de un pie apoyado en la roca lisa y su dedo pulgar de la mano en un agujero donde no cabe nada m¨¢s.
Pero hay una escena, una imagen que, puedo decir, es la secuencia m¨¢s arrolladora que he visto en mucho tiempo. A mitad de escalada existe un tramo en el que Honnold, aferrado a la pared, debe superar un escollo lanzando su pierna y apoy¨¢ndola contra la siguiente roca. El movimiento es como una patada, con el a?adido de que se ejecuta con una masa de aire de mil metros bajo ¨¦l y con solo una oportunidad: si se falla la patada, si el pie no encaja a la primera en la siguiente roca, no hay opci¨®n de repetir, ya que la inercia del gesto hace perder el equilibro.
Nadie deber¨ªa dejar de contemplar la escena de un hombre asido a una pared gigantesca, calculando un movimiento mientras respira profundamente, con el vac¨ªo debajo y sabiendo que, si no lo hace perfecto y a la primera, muere.
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