El aviso de los bomberos
Jean-Claude Largeau corri¨® el Tour de 1972 despu¨¦s de ser reclutado apenas unas horas antes
Jean-Claude Largeau corr¨ªa, en 1972, en el equipo Van Cauter-Magniflex-De Gribaldy, una escuadra plagada de ciclistas belgas pero con un l¨ªder portugu¨¦s, Joaquim Agostinho. No estaba convocado para el Tour de ese a?o, que se supon¨ªa iba a ser otro duelo como el del a?o anterior entre Merckx y Oca?a, que se trunc¨® con la ca¨ªda y retirada del espa?ol en el col de Ment¨¦.
Largeau disput¨® el campeonato de Francia el ¨²ltimo fin de semana de junio. El s¨¢bado 1 de julio, apenas tres horas antes de que comenzara la ronda francesa, se dedicaba a hacer las maletas en su domicilio de Saint Herblain para irse de vacaciones. No ten¨ªa que volver a correr hasta finales de mes y se tomaba unos d¨ªas libres. Ten¨ªa 23 a?os.
A 100 kil¨®metros de all¨ª, en Angers, el centro de operaciones del Tour, la organizaci¨®n le hab¨ªa comunicado al Magniflex que uno de sus corredores, Leonel Miranda, hombre de confianza de Agostinho, portugu¨¦s como ¨¦l, no pod¨ªa tomar la salida en el pr¨®logo. Los comisarios adujeron oscuras razones legales del excorredor del Sporting de Portugal para impedir la inscripci¨®n del ciclista. No aceptaron las apelaciones del equipo, ni de su director, Jean de Gribaldy, vizconde de cuna, cazatalentos del ciclismo, enamorado de las pedaladas de Joaquim Agostinho: ¡°Al final de mi vida, si solo tuviera que guardar el recuerdo de un lugar del mundo, no dudar¨ªa mucho: elegir¨ªa este peque?o hotel brasile?o, insignificante, discreto, en S?o Paulo donde hab¨ªa me cit¨¦ con Joaquim. Era 1968. Lo hab¨ªa visto dos meses antes en Imola, en el campeonato del mundo, pero fue all¨ª donde habl¨¦ con ¨¦l por primera vez. Solo le pregunt¨¦: ?Te gustar¨ªa venir y correr en Francia?¡±.
Agostinho fich¨® por su equipo, y en el Tour de 1972 part¨ªa entre los favoritos, aunque un escal¨®n por debajo de los dos grandes. El vizconde no quer¨ªa dejarle sin una pieza en su equipo, hizo cuentas y pens¨® en Largeau, el corredor que ten¨ªa m¨¢s a mano. Viv¨ªa a 100 kil¨®metros y hab¨ªa que localizarle con urgencia. Las casualidades hab¨ªan dictado que Miranda iba a ser el primero en salir en el pr¨®logo, a las 16.29 horas. No hab¨ªa mucho margen para la llegada de un sustituto.
De Gribaldy llam¨® a los bomberos de Saint Herblain. Jean-Claude Largeau se estaba tomando un caf¨¦ antes de salir de casa, en la puerta esperaba su coche con las maletas ya cargadas. Escuch¨® sirenas, y luego vio a los bomberos aporreando su puerta: ¡°Debe salir inmediatamente hacia Angers a toda velocidad, le necesitan¡±. Se march¨® con lo puesto, sin bicicleta, sin ropa. Lleg¨® a la salida apenas una hora antes de la prevista para su salida. Le dieron un maillot, los dorsales con el n¨²mero 52, le consiguieron una bicicleta y se present¨® a tiempo en la Place Napole¨®n para subir al caj¨®n y partir. Pese a todo, s¨®lo perdi¨® 51 segundos en el pr¨®logo en relaci¨®n al intratable Eddy Merckx. Dos d¨ªas m¨¢s tarde su madre viaj¨® hasta La Baule con la maleta de Jean-Claude. Acab¨® el Tour en el puesto 46, y s¨®lo corri¨® uno m¨¢s, al a?o siguiente.
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