El sinvivir sin Messi
Conmoci¨®n en el mundo azulgrana por la partida de un delantero cuyo juego y marcas han permitido actualizar la historia del f¨²tbol y de sus figuras y encumbrar al Bar?a
El 10 no figura en la lista de dorsales anunciados por el Bar?a para el acto de presentaci¨®n de la plantilla para la pr¨®xima temporada durante el Trofeo Joan Gamper, que enfrentar¨¢ al equipo con la Juve (domingo, estadio Johan Cruyff, 21.30). No se sabe si el club pretende homenajear por un d¨ªa o de por vida a Leo Messi o es el anuncio de que ning¨²n jugador se atreve a vestir la camiseta del que ha sido el l¨ªder del Barcelona m¨¢s famoso y exitoso de la historia desde su fundaci¨®n en 1899. Aquella zamarra que inflaba el Camp Nou, somet¨ªa al Bernab¨¦u y conquistaba Roma, Wembley y Berl¨ªn, portada despu¨¦s de los diarios y apertura de los informativos, solo parece tener sentido en el menudo cuerpo de aquel joven de 18 a?os que gobern¨® el mundo a partir precisamente de un partido del Gamper disputado en el estadio azulgrana el 24 de agosto de 2005 contra la Juventus. ¡°?D¨¦jenme a este peque?o diablo!¡±, exclam¨® Capello como certificado de garant¨ªa de Messi.
Nadie mejor que un t¨¦cnico ajeno a la causa cul¨¦ para que el propio barcelonismo, y por extensi¨®n el f¨²tbol europeo, supiera del impacto que tendr¨ªa el 10 del Bar?a. A partir de entonces se escribi¨® la biograf¨ªa y se construy¨® el mito de Messi. Apareci¨® la abuela de Rosario a la que dedicaba sus goles; se conoci¨® a la amiga que utilizaba de int¨¦rprete para comunicarse con la maestra; se supo tambi¨¦n que se pinchaba cada noche la hormona del crecimiento; y qued¨® constancia de que su primer contrato con el Barcelona se formaliz¨® en una servilleta, anticipo del burofax con el que despu¨¦s anunci¨® su deseo de abandonar el Camp Nou y m¨¢s tarde del comunicado que finiquit¨® su v¨ªnculo con el Bar?a. El relato fue siempre tan popular y agradecido que resisti¨® la mancha de Mourinho cuando lo acus¨® de ser un actor de teatro en Stamford Bridge un a?o despu¨¦s de seducir a Capello. No hay entrenador ni jugador rival que no presuma de haber sido v¨ªctima de Messi.
Los t¨¦cnicos azulgrana se desviven por explicar las proezas de aquel ni?o que oficiaba de solista la ma?ana de su presentaci¨®n despu¨¦s de absorber en una noche el solfeo de la Masia. A Messi le salen amigos y conocidos de cuantas camadas han salido del Bar?a y muy especialmente de aquel cadete que form¨® con Piqu¨¦ y Cesc dirigido por Tito Vilanova. La mayor¨ªa de aficionados sabe que para ser escuchados necesitan tener un v¨ªnculo con el 10, una an¨¦cdota que contar, un gol que cantar o un sue?o h¨²medo como los de Laporta. Ha sido un futbolista capaz de juntar al ni?o, al padre y al abuelo de una misma familia barcelonista cuando m¨¢s se discute sobre el choque de generaciones y aumenta el desinter¨¦s del f¨²tbol en los j¨®venes, m¨¢s juguetones y analistas que espectadores y, sin embargo, hipnotizados por Messi. Ha habido colas de ni?os y mayores, de m¨²sicos y poetas, de cient¨ªficos y artistas, de extra?os al f¨²tbol, pendientes de ver y saludar al 10. Messi ha sido tan extraordinario que a sus 34 a?os escapa a cualquier diagn¨®stico que no sea el de un ni?o feliz con la pelota y, como tal, tirano cuando no gana, impenetrable si pierde, siempre competitivo, ganador por naturaleza y por tanto a gusto con los buenos futbolistas y entrenadores, pocos tan convincentes como Guardiola.
Sin heredero
No se recuerda a un equipo m¨¢s arm¨®nico que aquel Bar?a nacido en 2008, coronado en 2011 y protagonista del Bal¨®n de Oro de 2010 que reuni¨® a Xavi, Iniesta y al propio Messi. Al equipo, mejor o peor, nunca le han faltado los 30 goles por temporada del 10, hilo conductor del ¨¦xito, colectivo e individual, siempre estimulado por Cristiano Ronaldo. No hay en el mundo un jugador como Messi, capaz de sobrevivir incluso al car¨¢cter agotador del Bar?a, porque no es el jugador sino la directiva la que corta la relaci¨®n que le impedir¨¢ ser futbolista de un solo club como Pel¨¦ con el Santos.
El desgaste emocional que genera un club tan singular como el azulgrana ha provocado rupturas hist¨®ricas y tambi¨¦n partidas sorprendentemente indoloras como la de Maradona. Neymar huy¨®, a Ronaldo se le dej¨® escapar por la gracia de la Virgen Mar¨ªa ¡ªpalabra de N¨²?ez¡ª y para siempre quedar¨¢ la traici¨®n de Figo. Kubala se pas¨® al Espanyol y Samitier trabaj¨® para Bernab¨¦u. No quiso el Bar?a compartir tampoco a Di St¨¦fano con el Madrid. Y ya se sabe que Cruyff tuvo un final silencioso como futbolista y estruendoso como entrenador mientras Guardiola se vaci¨® tanto en el Camp Nou que para volver a un banquillo necesit¨® un a?o sab¨¢tico en Nueva York. Messi ha aguantado hasta que el club se ha arruinado, para que a su alrededor se actualizara la historia, todos los r¨¦cords y la vida de sus figuras, las de Pel¨¦, Di St¨¦fano, Maradona, Cruyff y la suya, hoy el n¨²mero uno.
La t¨¦cnica de Kubala, la movilidad de Cruyff y la gambetta de Maradona forman parte de alguna manera del repertorio de Messi o cuanto menos el hincha azulgrana ha querido advertir en el argentino la s¨ªntesis de las virtudes de los iconos del Bar?a. Nadie ha manejado mejor la velocidad y la pausa, ni condujo tan r¨¢pido con el bal¨®n siempre pegado al pie, pichichi habitual de la Liga. Meti¨® el mismo gol desde que naci¨® en Rosario. La expresi¨®n corporal y la funci¨®n cognitiva, as¨ª como su car¨¢cter y la facilidad para anticiparse a la jugada, se han mantenido; no se venci¨® ni se tir¨® mientras regateaba; la diferencia estuvo en la aceleraci¨®n y los cambios de ritmo, visibles en las piernas m¨¢s que en el corte de pelo de Messi. Tal ha sido su fuerza que desde hace tiempo ya no se pensaba en armar un equipo, sino en contentar al 10 sin tener en cuenta la referencia del Dream Team de Cruyff y el Bar?a de Guardiola.
Ya no est¨¢ Cruyff, Guardiola entrena al City y Messi va camino del PSG, el club precisamente que ha hecho la vida imposible al Bar?a desde que le levant¨® a Neymar por 222 millones que a la larga se han convertido en la miseria del Camp Nou. No hay heredero posible de Messi. Aquel joven apadrinado por la sonrisa y los gestos t¨¦cnicos de Ronaldinho deja una camiseta de momento hu¨¦rfana, consciente el barcelonismo de que si el equipo jugaba hasta ahora con uno m¨¢s a partir de ahora lo har¨¢ con uno menos, el que marcaba las diferencias, raz¨®n de m¨¢s para llorar su p¨¦rdida y vestir de luto, guardar un duelo que se antoja eterno en un club con tendencia a la fatalidad y al cainismo, viudo hoy del futbolista que m¨¢s ha estremecido el Camp Nou y ha alegrado la vida al Bar?a.
Muchos est¨¢n todav¨ªa tan aturdidos que piensan que si el dorsal 10 no ha sido adjudicado para el partido contra la Juve es porque queda reservado para Messi. Nadie se cree todav¨ªa que Messi no se retirar¨¢ en el Bar?a.
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