M¨¢rquez ameniza la fiesta de Quartararo, campe¨®n de MotoGP en Misano
El piloto de Honda consigue la victoria y fuerza el error de Bagnaia, que cae cuando era l¨ªder y deja v¨ªa libre al franc¨¦s
Fabio Quartararo es el talento puro. Gan¨® el campeonato de Espa?a cuando todav¨ªa era un ni?o. Ten¨ªa 13 a?os y era un reci¨¦n llegado. Un ni?o prodigio que sacrific¨® su infancia por un sue?o, el de emular a su ¨ªdolo: un Valentino Rossi que en el mismo circuito de Misano se desped¨ªa este domingo de su afici¨®n, veterano y agotado, d¨¦cimo en su antepen¨²ltimo baile con la Yamaha. Esa ¨²ltima fiesta amarilla se diluy¨® entre m¨²ltiples celebraciones. La m¨¢s emotiva, la del primer piloto franc¨¦s que log...
Fabio Quartararo es el talento puro. Gan¨® el campeonato de Espa?a cuando todav¨ªa era un ni?o. Ten¨ªa 13 a?os y era un reci¨¦n llegado. Un ni?o prodigio que sacrific¨® su infancia por un sue?o, el de emular a su ¨ªdolo: un Valentino Rossi que en el mismo circuito de Misano se desped¨ªa este domingo de su afici¨®n, veterano y agotado, d¨¦cimo en su antepen¨²ltimo baile con la Yamaha. Esa ¨²ltima fiesta amarilla se diluy¨® entre m¨²ltiples celebraciones. La m¨¢s emotiva, la del primer piloto franc¨¦s que logra convertirse en campe¨®n de la categor¨ªa reina del motociclismo. Lloraba y gritaba Quartararo, que necesit¨® de una exenci¨®n especial para debutar en el Mundial hace solo seis temporadas. Ten¨ªa 15 a?os y el reglamento no permit¨ªa su debut en Moto3. Pero ya nadie pod¨ªa retener a aquel chaval. Los circuitos del Espa?a y Francia se le quedaron peque?os. Hoy, cuando todav¨ªa luce acn¨¦ juvenil, y despu¨¦s de pasearse sin pena ni gloria por las categor¨ªas inferiores del campeonato, donde se le exig¨ªa ganar s¨ª o s¨ª, despu¨¦s de unas cuantas sesiones con el psic¨®logo, hoy que ya sabe lidiar con la frustraci¨®n, se ha proclamado, al fin, campe¨®n del mundo.
Lo consigui¨® el de Niza (Yamaha) en un fin de semana que se le hab¨ªa puesto cuesta arriba. Se le tuerce el gesto cuando la pista se moja. M¨¢s, cuando llueve poco y mal, como ocurri¨® estos d¨ªas de oto?o en la costa adri¨¢tica, y el asfalto est¨¢ en algunos puntos seco, en otros empapado. Los entrenamientos libres le fueron mal, qued¨® relegado a la 15? posici¨®n de la parrilla -la peor clasificaci¨®n en los tres a?os que lleva en MotoGP- y sali¨®, con el yugo de saber que su rival por el t¨ªtulo, Pecco Bagnaia, se hab¨ªa adjudicado la pole position.
Arranc¨® la carrera y todos siguieron su plan. Bagnaia se lanz¨® en cabeza, escudado por su compa?ero de equipo Jack Miller, que ten¨ªa la misi¨®n de guardarle las espaldas. Y lo hizo. Poco tiempo. Durante las primeras cuatro vueltas. Con el neum¨¢tico delantero todav¨ªa un poco fr¨ªo, el australiano perdi¨® el control de su moto en una de las pocas curvas a la izquierda que presenta este trazado que rinde honores a Marco Simoncelli, a?orado, fallecido hace exactamente diez a?os. Se cay¨® y su espantada dej¨® v¨ªa libre a Marc M¨¢rquez, que hab¨ªa firmado una excelente salida, lo mismo que Pol Espargar¨® -finalmente segundo-, y que se enganch¨® a la rueda del italiano.
Mientras Pecco y M¨¢rquez flu¨ªan al comp¨¢s, a ritmo de vuelta r¨¢pida, la victoria entre ceja y ceja, el l¨ªder del Mundial se lo tomaba con calma. Paso a paso. Poco a poco, fue ganando posiciones. Alcanz¨® a Morbidelli, compa?ero de equipo, que no puso resistencia; adelant¨® a Marini, m¨¢s amarilla su moto que las gradas de Misano, en honor a su hermano, a quien homenajeaba con un Grazie Vale que ocupaba todo el carenado. A diez vueltas para el final, Fabio adelant¨® tambi¨¦n a Rins, hueso duro, y a Aleix Espargar¨®. Hab¨ªa remontado diez posiciones. Y rodaba c¨®modo, a m¨¢s de siete segundos de Oliveira, con Rins a m¨¢s de un segundo. Le sobraba con aquella quinta posici¨®n para dej¨¢rselo todo listo para la siguiente cita, en Portugal.
Fue entonces cuando Bagnaia recibi¨® un mensaje en la pantalla electr¨®nica de su Ducati. Su equipo le informaba de que ten¨ªa a M¨¢rquez encima. Y el de Tur¨ªn decidi¨® forzar un poquito m¨¢s el ritmo. Faltaban cinco giros y logr¨® que el 93, pegado a su col¨ªn durante toda la carrera, se distanciara algo m¨¢s: seis d¨¦cimas. Poca cosa. Parec¨ªa suficiente, sin embargo, para garantizarse la victoria.
Pero las carreras siempre depararon sorpresas.
Y cuando parec¨ªa que el italiano, majestuoso a lomos de su Ducati, se lo pondr¨ªa un poquito m¨¢s dif¨ªcil al 20 de la Yamaha -no tanto, al final, Quartararo contaba con 52 puntos de ventaja al frente de la general-, se fue al suelo sin mediar rival ni explicaci¨®n m¨¢s all¨¢ de la presi¨®n pura y dura que ejerci¨® sobre ¨¦l la competici¨®n y un piloto con ocho t¨ªtulos mundiales, mucha hambre, mucha frustraci¨®n acumulada y el deseo que volver a ser el que era. ¡°Hoy ha sido el primer domingo que me he levantado y he sentido que mi brazo estaba ah¨ª¡±, confes¨® despu¨¦s.
Bagnaia se cay¨® delante de los morros de M¨¢rquez, que enfil¨® directo el camino hacia el m¨¢s alto escal¨®n del podio en un circuito con mayor¨ªa de curvas a la derecha, una cruz para su maltrecho brazo. Sum¨®, as¨ª, su tercera victoria del a?o -cinco cuenta Quartararo, dos Pecco-.
Su felicidad, enorme, al cruzar la meta no fue nada comparada con la del franc¨¦s. Que hasta se pudo permitir en los minutos finales una pelea cuerpo a cuerpo con Bastianini por subir al podio. Ya no importaba, siquiera, terminar la carrera. Ya era campe¨®n. El duelo lo gan¨® el italiano, irreverente, piloto nacido en Rimini, a cuatro pasos de un circuito que nunca tuvo tanto que celebrar. Y que encumbr¨® a un chaval de 23 a?os que puso su vida al servicio de las motos.
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