La afici¨®n del Bar?a ya no sabe en qu¨¦ creer
Cuando se pierden tres partidos seguidos, no te salvas ni siendo el h¨¦roe de Wembley
Primer cap¨ªtulo: la destituci¨®n
Terminado el cl¨¢sico, una turba rode¨® el coche de Koeman para insultar al entrenador del Bar?a en unas im¨¢genes que resultaron virales y deplorables. Pero debe de ser verdad que la masa expresa verdades ocultas para el individuo com¨²n. Porque, lejos de fortalecer la autoridad del entrenador y con otra derrota mediante, tres d¨ªas despu¨¦s de aquel incidente Laporta destituy¨® a Koeman. En realidad, lo estuvo echando desde la pretemporada, esta semana solo lo hizo efectivo. La primera secuencia fue: Laporta nunca crey¨® en Koeman, Koeman nunca crey¨® en la plantilla, la afici¨®n ya no sabe en qu¨¦ creer y el periodismo lo cuenta todo con el dramatismo correspondiente. La segunda es: les llaman crisis, ocurren cuando se pierden tres partidos seguidos, no te salvas ni siendo el h¨¦roe de Wembley y son m¨¢s viejas que el f¨²tbol. La tercera la contaremos esta misma temporada porque esto acaba de empezar.
La emoci¨®n toma el mando
Junto con el amor, el odio es uno de los componentes principales de la pasi¨®n, y la pasi¨®n, uno de los componentes principales del f¨²tbol. Yo provengo de Argentina, por lo que no me voy a escandalizar por los excesos verbales, f¨ªsicos y hasta hormonales que provoca el fervor futbol¨ªstico. Averg¨¹enza igual, pero sorprende m¨¢s verlo en Europa, donde se supone que, tambi¨¦n en los estadios, hay barreras culturales, judiciales y hasta arquitect¨®nicas (todos sentados) para inhibir masas ardientes. Result¨® desagradable el episodio que le toc¨® vivir a Koeman, como lo es la t¨¦trica costumbre de los gritos racistas en muchos estadios, y comprobar en el Marsella-PSG que tirar un c¨®rner puede ser un deporte de alto riesgo. El negocio quiere civilizar el f¨²tbol, pero siguen mandando las emociones: cuando empieza el partido los pacientes toman el mando del manicomio.
Tornillos car¨ªsimos
La tabla de clasificaci¨®n est¨¢ entretenida, pero los partidos no tanto. Los equipos grandes no est¨¢n dejando sentada su autoridad, los entrenadores parecen alucinados por la obsesi¨®n t¨¢ctica y los grandes jugadores no lucen lo suficiente. Quiz¨¢s todo tenga relaci¨®n. Si los equipos son m¨¢quinas que fabrican triunfos como si fueran tornillos, se necesitan soldados que se apliquen a las obligaciones. La pregunta es: ?hacen falta jugadores de m¨¢s de 100 millones para eso? Porque hay que recordar que, en el Madrid, Bale y Hazard, como en el Bar?a Dembel¨¦ y Coutinho, son actores secundarios. Ninguno fue titular en el cl¨¢sico ni nadie los ech¨® de menos. En el Atl¨¦tico, Griezmann viene rebotado del Bar?a para ser el mejor tornillo de Simeone y en cuanto a Jo?o Felix, se est¨¢ a la espera de que se adapte a la m¨¢quina. Pero pagaron una fortuna por ellos para que fueran diferentes, no los mejores iguales.
Ejemplos
Vinicius s¨ª que tiene la voluntad de ser diferente. Para triunfar en el f¨²tbol, hay que tener condiciones naturales y ser muy algo. Muy valiente, muy inteligente, muy listo, muy decidido. Vinicius entra en el ¨²ltimo apartado, pocas veces se ha visto a alguien con m¨¢s decisi¨®n. No conoce la duda. Ha pasado por encima de los fallos, de las cr¨ªticas y de los memes, como pasa por encima de uno, dos y tres rivales. Encara en el Bernab¨¦u y en el Camp Nou y yo, que viv¨ª en el monstruo, no s¨¦ qu¨¦ campo es m¨¢s complicado para la confianza. Esa energ¨ªa juvenil y esa ambici¨®n sin edad, tambi¨¦n la est¨¢ mostrando Falcao a los 35 a?os y en el Rayo Vallecano. Estragado por las lesiones, juega no solo con el digno prop¨®sito de no rendirse, sino el de honrar al club, a la profesi¨®n y a su brillante trayectoria. Vinicus y Falcao, dos maneras de reconciliarnos con un f¨²tbol en el que los jugadores a¨²n tienen algo que decir.
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