¡®Salvem¡¯ al Bar?a
Ahora le toca a Laporta generar las mejores condiciones para el ¨¦xito de Xavi y que no se dieron con Koeman
Muy pocos clubes tienen la capacidad de autodestrucci¨®n del Bar?a. Tampoco los hay que se sepan regenerar mejor a partir de los ¨ªdolos que no siempre salieron dignamente del Camp Nou. Ya pas¨® con Cruyff y tambi¨¦n con Guardiola. Ambos no tuvieron una partida sencilla como futbolistas y, en cambio, triunfaron como entrenadores en momentos de miseria generados por las crisis presidenciales de N¨²?ez, y el mot¨ªn del Hesperia, y Gaspart, v¨ªctima de la traici¨®n de Figo. No ha ocurrido en cambio con Koeman y se espera que vuelva a funcionar con Xavi.
Ambos se han desvivido por entrenar al Bar?a. La diferencia es que la obra del holand¨¦s, cuya intervenci¨®n fue decisiva para desvincularse de la selecci¨®n de su pa¨ªs, no solo fue cuestionada profesionalmente, sino que se asoci¨® a un rescate fallido de Bartomeu, ni que fuera por el escepticismo de Laporta. Xavi tambi¨¦n ha tenido que liberarse a solas del Al Saad. El presidente ha seguido las negociaciones desde Barcelona y Vigo. Xavi, sin embargo, se presenta como punto de encuentro del barcelonismo y, por tanto, figura de consenso del Barcelona.
Ahora le toca a Laporta generar las mejores condiciones para el ¨¦xito de Xavi y que no se dieron con Koeman. La determinaci¨®n del nuevo entrenador ha contrastado hasta el momento con el escepticismo de un presidente que no ha encontrado una alternativa en su empe?o en dar con un t¨¦cnico de filosof¨ªa cruyffista y metodolog¨ªa alemana que se pudiera parecer a Guardiola. Laporta pretend¨ªa sorprender con el entrenador de la misma manera que asombr¨® con la pancarta del Bernab¨¦u. No ha tenido m¨¢s tiempo para buscar despu¨¦s de no poder aguantar hasta el invierno a Ronald Koeman.
Atado por los avalistas en la gesti¨®n de la deuda, el presidente entiende que su gobierno se explica, sobre todo, desde la parcela deportiva, tarea compleja desde que ha metabolizado al cruyffismo en ausencia de Cruyff y desde que Guardiola decidi¨® cumplir su contrato con el City. Laporta act¨²a solo y no quiere equivocarse ni mancharse como se ha visto en su distanciamiento con Qatar. El viaje no le conven¨ªa ni institucional ni comercialmente si se tienen en cuenta sus v¨ªnculos con Israel y los estatutos del club en favor de los principios de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos.
El entrenador ha evitado al presidente el apuro de tener que viajar a Qatar y salir retratado con el emir y ahora Laporta deber¨¢ hacer ver al barcelonismo que siente a Xavi como suyo despu¨¦s de dudar sobre su madurez y de su papel en la campa?a electoral cuando figuraba en el organigrama del aspirante V¨ªctor Font al igual que Jordi Cruyff. El t¨¦cnico necesita tener la confianza del presidente, saber que es su entrenador, al igual que se dio con Rijkaard y Guardiola, para ganarse a la plantilla y dar sentido al equipo desde el banquillo como lo hizo como capit¨¢n del Bar?a.
Xavi siempre fue como futbolista una extensi¨®n del entrenador en el campo, una virtud que de alguna manera le exime de tener el curr¨ªculo que se exige para entrenar al Bar?a. Aunque no ha pasado por el filial, como Guardiola y Luis Enrique, sus seis a?os en Qatar completan los 21 a?os vividos en el Camp Nou. Xavi representa, sobre todo, una idea, como dice el analista Albert Blaya. Ahora se trata de que se plasme en la cancha despu¨¦s de ser asimilada por un vestuario al que han llegado m¨¢s de una docena de futbolistas de la Masia.
El reto es acabar con el latiguillo de ¡°es lo que hay¡± y recuperar a la afici¨®n con un juego moderno y cuyo punto de partida es genuinamente azulgrana, ya contrastado desde los tiempos del Dream Team. Las esencias barcelonistas se mantienen en la cantera, especialmente en su solfeo futbol¨ªstico, y si hay un director que se supone respetuoso con los m¨²sicos y la partitura es Xavi. No es una apuesta cualquiera porque si fuera fallida supondr¨ªa dar vuelo a quienes sostienen que el estilo del Bar?a es un relato interesado y solo sostenido por la genialidad de Cruyff y Guardiola.
No tendr¨ªa m¨¢s recorrido para quienes defienden que se impone un cambio dr¨¢stico como el que se sopes¨® en 2008, cuando el club se plante¨® fichar a Mourinho antes que a Guardiola. Tambi¨¦n se cuestion¨® a Xavi como futbolista cuando solo se le ve¨ªa como medio centro y se le comparaba con el propio Guardiola hasta que Luis y Rijkaard le encontraron su puesto como 8. Aquella pelopina tan suya con la que escond¨ªa la pelota le permiti¨® entonces sobrevivir en el campo y huir como nadie del conflicto que permanentemente amenaza al Camp Nou.
Ahora no podr¨¢ evitar el contencioso y sus alineaciones ser¨¢n escrutadas en funci¨®n del trato que dispensa a excompa?eros como Piqu¨¦ o Busquets. El desaf¨ªo es tan may¨²sculo como ilusionante porque, frente a quienes advierten del riesgo, tambi¨¦n hay los que vislumbran a un equipo tan ilusionante que provocar¨¢ el regreso progresivo al club de Puyol, Iniesta, y qui¨¦n sabe si de Messi y Guardiola. Ning¨²n club percibe la derrota como el azulgrana de la misma manera que tampoco hay un estadio capaz de visualizar mejor la victoria que el Camp Nou. Se trata de salvar al Bar?a.
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