La primera visita de Suecia a Espa?a fue un mal rollo
En 1953, la selecci¨®n espa?ola no pas¨® de un 2-2 en San Mam¨¦s ante un rival amateur
¡°Tres bomberos, tres camareros, dos maleteros, un ingeniero, un administrativo y un panadero son los once titulares suecos¡±. As¨ª presentaba Marca el domingo 8 de noviembre de 1953 a la selecci¨®n sueca, que por primera vez visitaba nuestro pa¨ªs. El de all¨ª era un f¨²tbol amateur, en el que los jugadores que despuntaban (los Nordhal, Liedholm, Gren, Sokglund¡) se iban a Italia, Francia y hasta en alg¨²n caso (Carlsson) a Espa?a para ganar fama y dinero. Por la selecci¨®n no volv¨ªan, salvo fase final de la Copa del Mundo.
As¨ª que no parec¨ªa gran cosa el rival, pero se respiraba un ambiente inc¨®modo. Espa?a estrenaba seleccionador, Manuel Iribarren, para m¨¢s se?as dentista de profesi¨®n. Bien es cierto que hab¨ªa jugado en el Real Uni¨®n en la ¨¦poca amateur, pero llevaba 30 a?os fuera del f¨²tbol. Era el dentista del presidente de la Federaci¨®n, Sancho D¨¢vila, un camisa vieja, como se autodenominaban los falangistas de primera para diferenciarse de los arribistas sobrevenidos al final de la Guerra. Sancho D¨¢vila era un jerezano taurino. El mundo del f¨²tbol le hizo de menos como intruso que era y su ¨²nico referente fue Iribarren, que entre extracci¨®n y extracci¨®n le contaba batallitas. Marca hizo una encuesta para elegir entre Ricardo Zamora y Ram¨®n Encinas, pero ¨¦l se inclin¨® por su hombre de confianza. Por delante estaba la misi¨®n de meter a Espa?a en el Mundial 54. Ven¨ªamos de ser cuartos en 1950, en R¨ªo.
Las v¨ªsperas llegaron te?idas de pol¨¦micas. Una sonada singular se produjo entre Antonio Valencia, de Marca, y Monch¨ªn, de El Correo. Valencia critic¨® que se designara San Mam¨¦s en noviembre para recibir a Suecia, se?alando que hubiera sido m¨¢s aconsejable un clima m¨¢s seco y templado, lo que provoc¨® la reacci¨®n de Monch¨ªn. La pol¨¦mica dur¨® d¨ªas. Tambi¨¦n se critic¨® que Iribarren no diera la alineaci¨®n hasta la v¨ªspera. Entonces era frecuente darla en cuanto aparec¨ªa la lista, y el retraso le hizo ser tachado de irresoluto. Luego se ver¨ªa que las dudas estaban en la defensa, donde se esperaba a Navarro (reci¨¦n regresado, con Kubala, de un partido de la selecci¨®n FIFA), Campanal y Lesmes II.
Pero elegir¨ªa a Or¨²e, Biosca y Garay. Biosca estaba en baja forma, Or¨²e era debutante, Garay no era lateral, sino central o medio. Se supuso que Biosca sali¨® por jerarqu¨ªa o presi¨®n de Ramallets y Kubala, y los otros dos por locales y para compensar que el madridista Molowny, y no el bilba¨ªno Panizo, hiciera ala con Ga¨ªnza. Adem¨¢s, los dos medios, Mu?oz y Bosch, eran de ataque, lo que desproteg¨ªa a¨²n m¨¢s la defensa experimental. Otra mala sorpresa fue que anunciara a Kubala de interior y a Venancio de delantero centro, lo contrario de lo que hac¨ªan en sus clubes. Se atribuy¨® a comodidad de Kubala, que jugaba su tercer partido con la selecci¨®n y era visto como un semidios.
Era nuestro cuarto partido con Suecia. El primero fue en 1920, en Amberes, con gozoso triunfo gracias al celeb¨¦rrimo gol de Belauste. En 1950 nos ganaron 3-1 la final de consolaci¨®n de R¨ªo. Y en 1951 hab¨ªamos empatado all¨ª 0-0 en un amistoso. Ellos llegaron el s¨¢bado en lugar del viernes, tras una noche en Par¨ªs forzada por niebla en Sondica, lo que explotar¨ªa Antonio Valencia en su pol¨¦mica. Todos muy altos y muy rubios salvo el seleccionador, George Raynor, un ingl¨¦s bajo y moreno.
El partido empieza bien, con un gol en el 11¡ä a jugad¨®n de Molowny, que quiebra a varios, llega hasta los fot¨®grafos y cede a Venancio, que marca. 1-0. Pero en el 16¡ä, Biosca retrasa un bal¨®n a Ramallets sin advertir que por ah¨ª andaba el ariete Eriksson, que aprovecha el regalo. 1-1. En el 22¡ä, fallo en cadena de Or¨²e y Biosca y gol de Johanson. 1-2. Y en el 62¡ä Molowny hace el 2-2 con un tiro por alto, h¨¢bil y colocado, a la escuadra m¨¢s lejana.
Conclusi¨®n, la defensa fue un desastre que no salv¨® ni un gran Ramallets, que estuvo enorme. La media se perdi¨®. Arriba se atac¨® poco y mal, lo mejor lo hizo Miguel, muy aislado porque Kubala se corri¨® hacia la izquierda. Nos salvaron dos chispazos de clase de Molowny, que poco m¨¢s hizo. Iribarren trat¨® de justificar sus decisiones, pero no col¨®.
Un aviso ante la clasificaci¨®n con Turqu¨ªa, que nos jugar¨ªamos en Madrid, Estambul y desempate Roma. Nos elimin¨® Turqu¨ªa, por sorteo, tras empatar el desempate. El dentista, que en cuatro partidos utiliz¨® 24 jugadores diferentes (s¨®lo Venancio jug¨® los cuatro) se fue con viento fresco y su valedor volvi¨® al mundo del toro, donde le comprend¨ªan m¨¢s.
Aquella primera visita de Suecia fue un mal presagio.
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