Messias, el hombre que hundi¨® al Atl¨¦tico
El brasile?o de 30 a?os, autor del 0-1 definitivo del Milan en el Wanda, lleg¨® a Italia sin papeles, trabaj¨® como repartidor de electrodom¨¦sticos y cumple apenas su tercer curso como profesional
Cuando ten¨ªa 20 a?os se ganaba la vida repartiendo electrodom¨¦sticos en el submundo de la econom¨ªa negra al que van a parar la multitud de inmigrantes que se establecen en Italia sin papeles. La burocracia fren¨® su trayectoria en el f¨²tbol amateur y solo pudo alcanzar la Serie B cumplidos los 28. Su fichaje por el Milan, a la edad de 30, caus¨® hilaridad este verano. Nadie esperaba a Junior Messias en el Wanda, cuando este mi¨¦rcoles, al cabo de sus primeros 20 minutos de experiencia en la Champions, abri¨® la jugada a la banda y desliz¨® su figura chepuda entre Lodi, Gim¨¦nez y Kondogbia antes de cabecear el 0-1 definitivo. El gol que permiti¨® al Milan la conquista de su primera victoria en ocho temporadas en la m¨¢xima competici¨®n continental. El gol que sit¨²a al Atl¨¦tico en el ¨²ltimo puesto del grupo B, a falta de una jornada para la conclusi¨®n de la fase de grupos.
¡°Vi el bal¨®n y no me lo pens¨¦ dos veces¡±, dijo, al acabar el partido. ¡°Es el mayor ¨¦xito de mi carrera¡±.
Paquet¨¢, que cost¨® 35 millones de euros, fue el ¨²ltimo gran fichaje brasile?o del Milan. Pero a diferencia de Paquet¨¢, cuyo triunfo juvenil, impulsado desde la cantera del Flamengo, le vali¨® el amparo de la industria y del marketing, a Messias la academia lo expuls¨®. La escuela del Cruzeiro le baj¨® la barrera en el umbral del profesionalismo y acuciado por la pobreza que le amenazaba en su tierra natal de Minas Gerais, en 2011 emigr¨® con su mujer y su hijo a Tur¨ªn, donde viv¨ªa su hermano. All¨ª lo acogi¨® ?scar Vargas, propietario de origen peruano de una peque?a tienda de electrodom¨¦sticos y presidente de un club aficionado, el Sport Warique, que militaba en una liguilla de barrios. De la mano de Vargas el reci¨¦n llegado comenz¨® a ganar su sustento como transportista al tiempo que mataba el vicio del f¨²tbol en el Sport Warique, donde pronto destac¨® por su clase y su buen sentido administrativo de la pelota, que reparti¨® con generosidad entre sus compa?eros, la mayor¨ªa trabajadores sin papeles como ¨¦l, de origen andino o africano.
¡°Jugaba para divertirme¡±, cont¨® Messias. Tanto se divert¨ªa que llam¨® la atenci¨®n de Ezio Rossi, exjugador y entrenador del Torino, que por entonces dirig¨ªa al equipo de una ONG. ¡°Intent¨¦ llevarlo al Fossano, pero me dijo que el sueldo que le propusieron era demasiado bajo y prefiri¨® seguir siendo repartidor para ayudar a la familia¡±, cont¨® Rossi. La realidad es que, como no ten¨ªa la documentaci¨®n en regla, las posibilidades de que lo repatriaran por la fuerza se multiplicar¨ªan si su situaci¨®n legal emerg¨ªa intentando fichar por un club que har¨ªa p¨²blica su n¨®mina.
Messias no regulariz¨® su residencia hasta 2015, cuatro a?os despu¨¦s de aterrizar en Italia. Justo a tiempo de que Rossi se lo llevara al Casale. Le pagaron 1.500 euros al mes y comenz¨® dejar el trabajo de repartidor. Meti¨® 20 goles, siempre como volante llegador, gan¨® el campeonato de la Quinta Divisi¨®n y le llam¨® el Chieri, de la Serie D. En 2019 lo fich¨® el Crotone, de la Serie B, y en 2020 ascendi¨® a la Serie A.
¡°Un gesto instintivo¡±
El Milan le contrat¨® por algo m¨¢s de tres millones de euros. Sus primeros pasos resultaron poco premonitorios. Mermado por la baja forma f¨ªsica primero, y por una lesi¨®n despu¨¦s, esta temporada solo hab¨ªa disputado 33 minutos contra la Fiorentina y 16 contra el Atalanta en el campeonato local. El partido en el Wanda parec¨ªa encaminado hacia el 0-0 cuando Pioli le sustituy¨® por Krunic en el minuto 65.
Tirado a la derecha como interior con funciones de enganche, por detr¨¢s de Ibrahimovic, llam¨® la atenci¨®n por su constante disponibilidad. All¨ª donde sus compa?eros necesitaban un apoyo, ¨¦l se ofrec¨ªa. El marco desgarbado de su cuerpo y la mirada triste escond¨ªan un zurdo de zancada potente, abnegado y sobrio, listo para comprender cu¨¢ndo, c¨®mo y d¨®nde. Sin cometer ning¨²n exceso, en la sucesi¨®n de actos precisos y constantes, enseguida comenz¨® a inquietar a los pivotes y a los defensas del Atl¨¦tico, que no consiguieron cubrirle sin hacerle falta. El gol era su destino.
¡°Fue un gesto instintivo¡±, dijo, sobre la jugada que le llev¨® a convertir el 0-1 despu¨¦s de una prolongada dominaci¨®n del Milan, que acorral¨® al Atl¨¦tico en la ¨²ltima media hora. ¡°Cuando est¨¢s tranquilo las cosas te salen bien¡±, reflexion¨®.
El juego a¨¦reo jam¨¢s se le dio especialmente bien. En el Wanda meti¨® el cuarto gol de cabeza de toda su carrera tras castigar sucesivamente al Caratese, al Bustese y al Arzachena en las profundidades de la Serie D.
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