Un a?o sin Maradona
El libro ¡®Fenomenolog¨ªa de Maradona¡¯ trata de responder a qu¨¦ y cu¨¢nto signific¨® el 10 para la generaci¨®n que lo vio jugar
La muerte, como tantas otras veces, se encarg¨® de ofrecer la medida exacta del impacto en vida de la persona. En el caso de Diego Armando Maradona, esa medida era global, transcendente, emocional y social. Hinchas de todo el mundo, deportistas de numerosas disciplinas o jefes de estado despidieron con cari?o y admiraci¨®n al m¨ªtico jugador argentino. Millones de personas compartieron el recuerdo que su figura les hab¨ªa dejado grabado en la memoria.
?Qu¨¦ y cu¨¢nto signific¨® el 10 para la generaci¨®n que lo vio jugar? A esa pregunta trata de dar respuesta Fenomenolog¨ªa de Maradona (Altamarea). Un libro en el que seis autores -fil¨®sofos, investigadores o periodistas- abordan su rebeld¨ªa, la pasi¨®n que transmit¨ªa, su interesante conversi¨®n en el primer hincha-jugador de Argentina, la ilusi¨®n que generaba, su relaci¨®n con N¨¢poles o las contradicciones a las que se enfrentaban quienes atend¨ªan tambi¨¦n a su vertiente personal. Aporta una analog¨ªa entre Heidegger y Maradona y una interesante reflexi¨®n sobre la excepcionalidad del futbolista, cuya adoraci¨®n por parte de la afici¨®n llegaba al misticismo. El libro incluye, adem¨¢s, una entrevista con Al¨ª Benaceur, el ¨¢rbitro que dirigi¨® el partido de La mano de Dios, en la que confiesa que estaba disfrutando tanto de aquel partido entre Argentina e Inglaterra que dese¨® que los ingleses empataran, para disponer de 30 minutos de pr¨®rroga desde su privilegiada posici¨®n.
El periodista argentino Alejandro Duchini presenta en Mi Diego (Lince) una cr¨®nica personal y emocional que ayuda a entender la dimensi¨®n del futbolista entre sus compatriotas. Bordeando los 50 a?os, el apellido de Diego lo acompa?a desde que ten¨ªa nueve. Nunca le result¨® indiferente. A veces, lo quiso. Otras, no lo soport¨®. Pero dice que siempre estuvo ah¨ª. Que fue el tema de conversaci¨®n con su madre despu¨¦s de que la operaran por un c¨¢ncer. Que le permiti¨® fundirse en un abrazo eterno con su padre en 1986. Que le hizo llorar, hace ahora un a?o, cuando sinti¨® que todo se deten¨ªa y la vida se le agolpaba en forma de recuerdos. Hab¨ªa muerto Maradona.
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