Modric se reserva un horizonte muy lejano
A punto de cumplirse 10 a?os de su fichaje por el Real Madrid, la figura del croata se agiganta cada temporada
El tiempo discurre de manera diferente para Modric, que no ofrece la menor se?al crepuscular en su juego. Con 36 a?os, una edad m¨¢s que respetable para un futbolista de alto rango, y milagrosa entre los centrocampistas de gran despliegue, Modric sigue decidido a volcar todo su magisterio en el campo, sin reservarse una gota de sudor. Su actuaci¨®n en el derbi record¨® por en¨¦sima vez su capital importancia en el equipo. El ubicuo croata brind¨® una lecci¨®n de compromiso profesional, decisiones inteligentes, ardor defensivo y brillantez creativa.
A punto de cumplirse 10 a?os de su fichaje por el Real Madrid, su figura se agiganta cada temporada. Lleg¨® como un gran actor secundario en un equipo trufado de estrellas. Tard¨® unos pocos meses en consolidarse como titular, hasta que su derechazo en Old Trafford, en un partido en el que el Madrid estaba contra las cuerdas, gir¨® su destino en el equipo. Modric no fue titular en aquel encuentro contra el Manchester United, pero su impacto fue de tal calibre que su titularidad qued¨® asegurada para siempre.
Atr¨¢s qued¨® su aire de Pr¨ªncipe Valiente. En su rostro enjuto, chupado hasta el hueso, se aprecia el paso del tiempo tanto como los trallazos f¨ªsicos y emocionales de un futbolista indesmayable. No cambia, sin embargo, su disposici¨®n al liderazgo, la variedad de sus recursos t¨¦cnicos, la facilidad para aplicar las medidas correctas en las situaciones m¨¢s peliagudas y la empat¨ªa que transmite en el equipo y en la hinchada del Bernab¨¦u.
En una ¨¦poca de culto a la estrella, Modric representa el modelo contrario, por fortuna para el f¨²tbol. Es el jugador que cualquier aficionado desear¨ªa ser: creativo y laborioso, febril y deportivo, fiable y atrevido, ejemplar en su liderazgo, pero de ego controlado. Jugador, en fin, que siempre ha antepuesto el ¨¦xito colectivo a la espuma individual. Cuando concluya su carrera en el Real Madrid, fecha que nadie sospecha a la vista de su rendimiento, Modric se habr¨¢ garantizado un lugar de privilegio en el pante¨®n m¨ªtico del madridismo.
Modric ha definido en los ¨²ltimos a?os la nueva condici¨®n del ocho, antigua bestia de carga en el campo, aguador de defensas, mediocentros y del rey supremo: el portador del n¨²mero 10. El ocho sol¨ªa adoptar un perfil bajo para desarrollar su trabajo de ida y vuelta, necesario para el equipo, pero innecesario para los focos medi¨¢ticos.
Xavi cambi¨® esa percepci¨®n en el Bar?a. Modric ha definido la trascendental importancia del ocho en el f¨²tbol de ahora: al enorme despliegue a?ade la sensibilidad de un 10, el criterio del mediocentro, la disposici¨®n al combate de un defensa y la eficacia en el suministro a los delanteros. Modric re¨²ne todas estas cualidades y mantiene algunas de su vieja cosecha, las que le llevaron del Dinamo de Zagreb al Tottenham Hotspur. Era un seductor en el campo, el jugador por el que merec¨ªa pagar una entrada al partido.
Modric seduce como en sus mejores tiempos, pero cada a?o agrega m¨¢s notas a su ampl¨ªsimo repertorio. No hay manera de verle como un veterano declinante. La realidad abunda en lo contrario. Por extra?o que parezca, con este Modric de 36 a?os ocurre un milagro: cada vez juega mejor.
Su actuaci¨®n en el derbi resume sus cualidades y su importancia: intuy¨® y cort¨® el pase que precedi¨® a la exquisita jugada en el primer gol del Real Madrid, consigui¨® que el partido se jugara a su conveniente ritmo, abasteci¨® a la delantera con sabidur¨ªa y colabor¨® defensivamente con una dedicaci¨®n emocionante. Fue una noche fascinante de Luka Modric. No ser¨¢ la ¨²ltima. Su horizonte sigue igual de lejano.
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