Ag¨¹ero: demasiado bueno para lo contrario
Al Kun lo vamos a recordar los cul¨¦s por muchos momentos, casi todos ajenos y alguno incluso doloroso, pero reconociendo el brillo de sus muchas joyas
Solo unos meses atr¨¢s, hacia el final del verano, el Kun Ag¨¹ero dejaba Manchester rumbo Barcelona para disfrutar de los ¨²ltimos meses de su vida deportiva en la ¨¦lite junto a su amigo Leo Messi. Y este, desprendido del gato que le provocaba Josep Maria Bartomeu, se dispon¨ªa a poner el broche final a su carrera en el m¨¢s alto nivel enfundando por pen¨²ltima vez la ¨²nica camiseta -adem¨¢s de la albiceleste- que le hac¨ªa justicia a su cara de bendito tesoro. Pero la vida siempre est¨¢ ah¨ª, agazapada, dispuesta a recordarte que de nada vale hacer planes de futuro sin contar con su consentimiento.
Al Kun, al pibe salido del Rojo rumbo a Europa casi antes de ser eso mismo, un pibe, le ha planteado el coraz¨®n una emboscada que result¨® ser la desfiguraci¨®n ¨²ltima del peor a?o que recuerda la historia reciente del Bar?a: all¨ª a d¨®nde no llega ni lo peor del mal juego, llega la mala salud. El talento argentino que ven¨ªa a pactar diabluras con su amor plat¨®nico sobre los terrenos de juego, ese Messi siempre pendiente de conformidades y afectos, se ha encontrado sin su principal raz¨®n de ser y con una arritmia traidora que, parad¨®jicamente, le ha hecho frenar en seco como casi nunca antes lo logr¨® ning¨²n defensa acreditado, ni siquiera los ingleses con su ¨ªmpetu y ma?as de f¨²tbol viejo. Justo cuando se propon¨ªa a poner punto y final a su carrera gloriosa en el club so?ado por ¨¦l y su destino, un Bar?a semi triunfante o incluso un Bar?a a medias, de repente en los huesos financieros y deportivos, el Kun lleg¨® a so?ar con un amago de para¨ªso y se encontr¨® con la confirmaci¨®n de que el s¨®tano construido por Josep Maria Bartomeu, entre sueldos e hipotecas, a¨²n le quedan a?os por delante para poder ser pagado.
Al Kun lo vamos a recordar los cul¨¦s por muchos momentos, casi todos ajenos y alguno incluso doloroso, pero reconociendo el brillo de sus muchas joyas. Pero como todos los grandes genios, tuvo uno que lo define y le merecer¨¢ un lugar de honor eterno en el olimpo de los recuerdos: ¨²ltima jornada de la Premier League, el City necesita la victoria para ser campe¨®n y su rival lo mismo, pero para salvarse. Nervios, amago de infarto, el descuento¡ Y ah¨ª aparece ¨¦l, el argentino llegado del fr¨ªo de Madrid para hervir a fuego la historia de Manchester, elegido por la pelota y dispuesto a devolverle la cortes¨ªa. Si el abuelo de su nieto pas¨® a la historia por una de las narraciones m¨¢s ic¨®nicas del deporte, Sergio reclam¨® su sitio con un largo y clamoroso recuerdo: su apellido gritado a ritmo de punk, un largo e inolvidable Ag¨¹ero.
Pero como algunas historias acaban mejor acudiendo al principio, la del Kun adquiere sentido y belleza si se habla de su paso por el Atl¨¦tico. Unas pocas veces en la vida las cosas son como empiezan. La delantera m¨ªtica que Ag¨¹ero form¨® con Diego Forl¨¢n va a ser dif¨ªcil de olvidar. Para no entrar en demasiados detalles, le dieron al club la Europa League de 2010, con un esplendoroso gol al final de la pr¨®rroga. Al a?o siguiente se fue. Lo m¨¢s hermoso y dif¨ªcil estaba hecho. Si el City de Mancini primero, y Pellegrini o Guardiola despu¨¦s no lo ganaba todo con ¨¦l a bordo era para matarlos, porque la memoria reciente lo dictaba: era demasiado bueno para lo contrario.
Unas pocas veces en la vida las cosas son como empiezan.
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