Dr Jekyll y Mr. Lotito: la pesadilla de la Salernitana
El club campano salva ¡®in extremis¡¯ un descenso forzoso por culpa de su presidente, que tambi¨¦n era propietario de la Lazio, y logr¨® venderlo a las 23.58 del d¨ªa 31 de diciembre
Lo mejor tuvo que ser la comida entre directivas el d¨ªa del partido. Claudio Lotito, presidente de la Lazio, llam¨® a Claudio Lotito, due?o de la Salernitana. Comentaron el encuentro, bromearon, se citaron en uno de sus restaurantes preferidos de Roma, cerca del estadio Ol¨ªmpico, y pasaron un buen rato recordando an¨¦cdotas con los caf¨¦s y una buena grappa. Luego, el Lotito de la Lazio, como anfitri¨®n del partido, sac¨® la cartera, pag¨® la cuenta y acompa?¨® al Lotito de la Salernitana hasta el palco para que viera c¨®mo su equipo perd¨ªa 3-0. Todo un win-win, como se dice ahora. Pero la ocurrencia de ser el due?o de dos equipos que juegan en la Serie A ha estado a punto de costarle a la Salernitana el descenso el 1 de enero y un entuerto morrocotudo en el campeonato. Pero, sobre todo, la en¨¦sima burla a una afici¨®n por culpa de otra torpeza en los despachos.
El equipo campano, que hab¨ªa regresado este a?o a la m¨¢xima categor¨ªa despu¨¦s de 23 a?os y es hoy ¨²ltimo clasificado de la Serie A, ha estado a solo dos minutos de perder la categor¨ªa. La Federaci¨®n Italiana de F¨²tbol advirti¨® a principio de temporada a Claudio Lotito -al de la Lazio y al de la Salernitana- de que no admitir¨ªa aquella esquizofrenia societaria en la que se hab¨ªa embarcado. No pod¨ªa ser el due?o de dos clubes que compitiesen entre s¨ª por un evidente conflicto de intereses. Especialmente visto desde los dem¨¢s equipos, que nunca estar¨ªan seguros del resultado surgido de esos cruces fratricidas.
As¨ª que Lotito, el de la Salernitana, hizo un cambalache en verano para cederle el club a una sociedad propiedad de su hijo, Enrico Lotito, y de su cu?ado, Marco Mezzaroma, que ejerce de administrador. Pero no col¨®. Y con el agua al cuello, el d¨ªa 31, a las 23.58, la Federaci¨®n acept¨® la propuesta del empresario Danilo Iervolino, fundador de una universidad a distancia, para hacerse con uno de los clubes con m¨¢s historia y una afici¨®n m¨¢s devota. Pagar¨¢ 10 millones de euros en cash y deber¨¢ inyectar otros 20 en las arcas del club. La historia no ha terminado y ha sido impugnada en los tribunales por otro de los ofertantes -un fondo que ofrec¨ªa m¨¢s dinero- y en 45 d¨ªas deber¨¢ formalizarse la compra.
Salerno, a 64 kil¨®metros al sur de N¨¢poles, es una ciudad de puerto encastrada en la escarpada Costa Amalfitana. La devoci¨®n por un equipo que ha sufrido todo tipo de vicisitudes desde su fundaci¨®n en 1919 ha superado todos los dramas del equipo, que lleg¨® a penar en el limbo de la quiebra. El Stadio Arechi (con capacidad para 38.000 espectadores) es el tercero en afluencia del actual campeonato y el club ha construido su historia en una persistente apuesta por la cantera. Pero la Salernitana, que este a?o hab¨ªa fichado a Frank Rib¨¦ry -lo intentaron tambi¨¦n con el defensa David Luiz- ha estado a punto de convertirse en una especie de recuerdo inc¨®modo a media temporada. Especialmente en la clasificaci¨®n, donde se iban a evaporar todos sus puntos (solo ha logrado ocho) y los de quienes le derrotaron (14 equipos distintos). El colmo de la chapuza se?alaba que, si descend¨ªa, quienes perdieron contra ellos iban a ser los m¨¢s beneficiados al no ver alterados sus resultados.
La paciencia de la grada a veces parece infinita. En 2012, cuando el equipo hab¨ªa desaparecido por una nueva bancarrota, apareci¨® una pancarta en el estadio: ¡°Desde que no est¨¢s, ya no existen los domingos¡±. La frase era de una canci¨®n del cantautor bolo?¨¦s Cesare Cremonini. Hablaba de un amor roto, claro. Pero tambi¨¦n de la devoci¨®n incondicional de una afici¨®n traicionada de nuevo en los despachos de alg¨²n empresario con una bufanda al cuello. De un estado de ¨¢nimo cada vez m¨¢s extendido en el f¨²tbol.
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