Rafael y la mirada del compromiso
Esta gesta trasciende el m¨¦rito deportivo. Es una buena prueba de lo que verdaderamente da sentido a la carrera de mi sobrino
La final del domingo fue uno de los partidos m¨¢s importantes de la carrera deportiva de Rafael. Si no el que m¨¢s. En ese encuentro dobleg¨® a su favor, hasta que Roger Federer o Novak Djokovic digan lo contrario, el desempate por el liderazgo en la historia del tenis. Como ya le ocurriera al serbio en el ¨²ltimo US Open, creo que los nervios propios de un duelo tan crucial tensaron en exceso a mi sobrino en los primeros compases contra Medvedev. Durante la primera manga y hasta bien entrado el segundo set, sus golpes estuvieron atenazados y le fue imposible desplegar el buen juego que hab¨ªa venido haciendo en sus rondas previas.
Durante todo ese tiempo tuvo un porcentaje muy bajo de primeros saques, su golpe de derecha no hac¨ªa da?o y el rev¨¦s, que la ronda anterior hab¨ªa funcionado a la perfecci¨®n, no era suficientemente ofensivo. Su porcentaje de errores tambi¨¦n estuvo muy por encima de lo que es costumbre en ¨¦l. Y de ah¨ª la clara victoria en este parcial del jugador moscovita, que se mostr¨® muy superior a Rafael. A pesar de conseguir nivelar el juego en el segundo set y de tener muchas opciones de ganarlo, acab¨® por cederlo en el tie break y por meterse en muy serios problemas.
En toda la ¨²ltima semana mantuve muchas esperanzas de que Rafael consiguiera el t¨ªtulo, y as¨ª se lo hab¨ªa dicho en varias ocasiones a mis hijos, que me apremian siempre con la misma pregunta, pero en ese momento sent¨ª que pr¨¢cticamente se hab¨ªan esfumado nuestras opciones. Teniendo en mente todo lo que ha ocurrido este ¨²ltimo medio a?o, y que ya se ha mencionado suficientemente, uno de mis mayores temores era que el encuentro se alargara m¨¢s de lo deseado. Y ah¨ª fue cuando mi sobrino me volvi¨® a sorprender por un n¨²mero de veces del que ya he perdido la cuenta. Cuanto m¨¢s alejados est¨¢bamos de la victoria, con dos sets a cero y 3-2, 0-40 en el tercero, de nuevo me admir¨® su autocontrol, su fe inquebrantable en la victoria, su capacidad de lucha y su tenacidad.
Nunca me ha gustado hablar p¨²blicamente y m¨¢s de la cuenta de un familiar, y mucho menos ensalzarlo. Sin embargo, hoy me cuesta no hacerlo. Pocas veces he visto una lucha tan tit¨¢nica y un partido tan ¨¦pico. Siendo el hecho de ganar el mayor n¨²mero de Grand Slam de la historia un acontecimiento por s¨ª solo altamente rese?able, lo que m¨¢s destacar¨ªa son las condiciones tan adversas que ha logrado superar para conseguirlo.
He visto en Instagram un v¨ªdeo conmemorativo del ATP Tour de esos 21 t¨ªtulos en el que, curiosamente, la primera imagen era la de Rafael ni?o en un partido que, adem¨¢s, recuerdo perfectamente. Jug¨® contra un rival bastante mayor que ¨¦l y, por tanto, muy superior. Cay¨® claramente derrotado y, sin embargo, he visto en ese v¨ªdeo la misma mirada luchadora y apasionada que fue recuperando en los momentos m¨¢s adversos de la final. Esa lucha no te garantiza la victoria, de hecho no siempre ha sido as¨ª, pero te asegura la satisfacci¨®n personal y la tranquilidad de saber que cumpliste con tu compromiso.
En cierta ocasi¨®n, un extenista me coment¨® que se arrepent¨ªa de no haber peleado cada partido de su carrera al cien por cien y se lament¨® de que se diera cuenta de eso demasiado tarde. Cuando se lo cont¨¦ a Rafael, intentando que ¨¦l aprendiera la lecci¨®n, me contest¨®: ¡°No te preocupes, que eso no me va a ocurrir. Cuando me retire, me ir¨¦ con la tranquilidad de haber hecho todo lo que estaba en mi mano¡±. Y lo que ocurri¨® en la Rod Laver Arena fue una demostraci¨®n m¨¢s de ello. Esa gesta creo que trasciende el m¨¦rito deportivo. Es, m¨¢s bien, una buena prueba de lo que da sentido y m¨¦rito a la carrera de Rafael.
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