Nadal es grande entre los grandes
El espa?ol voltea un duelo de 5h 24m frente a Medvedev (2-6, 6-7(5), 6-4, 6-4 y 7-5) y eleva su 21? Grand Slam, situ¨¢ndose por delante de Federer y Djokovic en la historia
Inscriben el tenis y el deporte, en realidad, la fecha con un cincel de oro: 30 de enero de 2022, d¨ªa en el que Rafael Nadal vence en 5h 24m a un guerrillero de pura cepa llamado Daniil Medvedev y en el que el espa?ol asciende al altar de los altares, con el ansiado 21 ya en el registro despu¨¦s de una refriega extraordinaria: 2-6, 6-7(5), 6-4, 6-4 y 7-5. Por primera vez, quedan atr¨¢s Roger Federer y Novak Djokovic, sus intr¨¦pidos compa?eros de viaje. Eleva su segundo trofeo en Melbourne, que le volv¨ªa la espalda desde 2009 y ahora enmarca la ascensi¨®n a la cima hist¨®rica de la raqueta. Son la 1.10 hora local, las 15.10 en Espa?a, y el ruso levanta por fin la bandera blanca. Nadal lanza un pelotazo con el pie, se arrodilla emocionado y se funde en un abrazo con su equipo.
Tiene la escena algo o mucho de rom¨¢ntico, dadas las circunstancias de lo que acontece y lo esquivo del 21. No atin¨® Federer hace tres a?os, en Wimbledon, y el propio Medvedev se lo neg¨® en septiembre a Djokovic en el US Open. Era el turno de Nadal, a rebufo durante la mayor parte de la carrera hist¨®rica entre los tres gigantes y que aterriz¨® el 30 de diciembre en Melbourne cogido con alfileres, despu¨¦s de medio a?o en la enfermer¨ªa. Tambi¨¦n en el sof¨¢. Por ah¨ª pas¨® la tentaci¨®n, dijo, de rendirse ante el pie izquierdo que le martillea, pero al final decidi¨® coger ese avi¨®n y este domingo, el chico que hace 17 a?os cay¨® como un rayo sobre Roland Garros se impuso en el hostil h¨¢bitat de las Ant¨ªpodas a otro una d¨¦cada m¨¢s joven que ¨¦l.
Es un elogio a la veteran¨ªa, a la resiliencia, al resistir. Y llega, como no pod¨ªa ser de otra manera, envuelto en un episodio cargado de ¨¦pica. Congelando el tiempo. A sus 35 a?os, Nadal ¨Cel m¨¢s laureado en t¨¦rminos masculinos, solo por detr¨¢s de la australiana Margaret Court (24), de la estadounidense Serena Williams (23) y de la alemana Steffi Graf (22) en el listado global¨C es el tercer campe¨®n m¨¢s veterano del torneo despu¨¦s del australiano Ken Rosewall, que se impuso en 1972 con 37 a?os, y de Roger Federer, vencedor en 2018 con 36 y ausente en la actual edici¨®n. Cuando parec¨ªa inimaginable, se sobrepuso al golpe de estado que dise?¨® Medvedev, de 25.
Pasa y pasa el tiempo, pero el espa?ol sigue batallando como si fuera el primer d¨ªa. Nadie hab¨ªa remontado un 0-2 adverso en una final del torneo desde que lo hiciera el australiano Roy Emerson en 1965, frente a su compatriota Fred Stolle.
La propuesta de ambos en el despegue fue toda una declaraci¨®n de intenciones. Armas a la vista, desde el principio. Nadal restando pr¨¢cticamente desde el muro, buscando una devoluci¨®n alta e intentando rasear la bola a base de reveses cortados, a ver si en una de esas desestabilizaba al ruso y pod¨ªa angular a continuaci¨®n con la derecha o el rev¨¦s. Su objetivo, expandir todo lo posible la pista. Y eso, claro, pasa por una apuesta de riesgo. Inmutable, Medvedev contrarrestaba golpe a golpe, confortable desde la trinchera y construyendo el punto a base de cloroformo; peg¨¢ndole aparentemente blando a la bola pero oblig¨¢ndole al rival constantemente a recular, tirando muy largo. Maquiavelismo en estado puro.
Another chapter is written ?@RafaelNadal defeats Daniil Medvedev 2-6 6-7(5) 6-4 6-4 7-5 to win his second #AusOpen title in an epic lasting five hours and 24 minutes.
— #AusOpen (@AustralianOpen) January 30, 2022
?
?: @wwos ? @espn ? @eurosport ? @wowowtennis #AO2022 pic.twitter.com/OlMvhlGe6r
Consigui¨® anestesiar el primer tramo y guiar el duelo hacia donde le interesaba. Todo transcurr¨ªa muy r¨¢pido, y a la vez muy lento. As¨ª de extra?o es todo con Medvedev. Un enigma el de Mosc¨². Parece no sentir ni padecer, pero ah¨ª dentro crepita un volc¨¢n. Un Leviat¨¢n de la competici¨®n. Deriv¨® a Nadal a una situaci¨®n de permanente incomodidad. Chorreaba sudor el balear cuando hab¨ªan transcurrido solo dos juegos, exigido en cada punto a un ejercicio de precisi¨®n extenuante. En lo f¨ªsico, s¨ª; mucho m¨¢s en lo mental. Una tortura para cualquiera. Aprieta y aprieta el ruso, que en tres o cuatro zancadas ya se ha comido la pista y no descubre un solo hueco.
No tiene fisura alguna Medvedev, que enseguida fue ganando terreno y abriendo puertas. Nadal puso firme la raqueta, se apoy¨® en un par de voleas defensivas y apag¨® el fuego con otra abierta. Sin embargo, despu¨¦s de atender ese incendio no pudo sofocar el siguiente. Break en blanco para el adversario, cada vez m¨¢s adue?ado del pulso e igual de categ¨®rico para producir otro y ponerle el lazo al parcial. Es mucho m¨¢s que un front¨®n el ruso. Es una m¨¢quina. Su tenis mec¨¢nico escupe llamaradas y corroe como un ej¨¦rcito de termitas programado. A cada envite recibido, uno superior por su parte. Brazos interminables y piernas para todo. No se arredra. Un jugador total.
Mientras la mayor¨ªa de sus compa?eros de generaci¨®n se deshacen en los instantes cr¨ªticos, ¨¦l da un paso al frente. Pese al desnivel, Nadal le lanz¨® un ¨®rdago en la segunda manga, pero el ruso resisti¨® a los embates ¨Croturas del espa?ol al cuarto y octavo juego¨C y contragolpe¨® como lo hacen los elegidos ¨Cr¨¦plicas al s¨¦ptimo y el noveno¨C. Cuando el mallorqu¨ªn amenazaba con levantarse y virar el duelo desde el punto de vista an¨ªmico, el que podr¨ªa haber sido un primer punto de giro decisivo, demostr¨® estar preparado. Ya lo hizo en septiembre en Nueva York, contra Djokovic, y volvi¨® a subrayar su linaje con una portentosa respuesta en el tie-break. Tras casi hora y media de toma y daca en ese segundo set, escap¨® con grandeza de la encerrona.
Reunited with Norm ?#AusOpen ? #AO2022 ? @RafaelNadal pic.twitter.com/QAh0CPWYN0
— #AusOpen (@AustralianOpen) January 30, 2022
Empez¨® a remolque el desempate (2-0, 5-3¡), pero se sostuvo con templanza y exhibi¨® agallas para abortar la embestida de Nadal. Propuso el n¨²mero cinco todo su arsenal, sin escatimar, pero floje¨® con el saque y se llev¨® un portazo tras otro. Demasiado esta vez. ?C¨®mo salir de esta? Hasta una mente tan gran¨ªtica como la suya sufri¨® para contener el revolc¨®n an¨ªmico que plantea casi siempre Medvedev. No recul¨® el moscovita, fue al abordaje y dio un golpe aparentemente capital al partido. Dos mangas por debajo, el espa?ol consult¨® el libreto de supervivencia, de revisi¨®n en revisi¨®n en busca de la f¨®rmula. Pero ni aun as¨ª. No llegaba la soluci¨®n, variante alguna que valiera.
Enredase por donde enredase, el balear se encontraba siempre con una negativa. No hab¨ªa rendija. Los intercambios cortos eran para Medvedev y los largos tambi¨¦n. Exprimi¨® los peloteos intermedios, pero iba al l¨ªmite. Sin embargo, se revolvi¨®. Se rebel¨®. Creci¨®. E invoc¨® Nadal al gran Nadal cuando estaba contra las cuerdas y sorte¨® varios abismos; anul¨® tres opciones de break con 3-2 y cuando parec¨ªa que iba romperse la cuerda, contratac¨®. Se agarr¨® al partido con ventosas. Orgullo made in Nadal. No regal¨® nada, nunca desfalleci¨®. Siempre crey¨®. Con la luz roja activada, sobre ese fin¨ªsimo alambre que genera tanto v¨¦rtigo, nadie combate como ¨¦l.
El zarpazo fue importante, rotura para 5-4 y set al bolsillo. Y despu¨¦s, de bofetada en bofetada. De crochet a crochet. Guantazos por uno y otro lado. Ya se sabe: Nadal exige jugar varios partidos dentro de un mismo partido. No hay rompecabezas m¨¢s complicado que encerrarse en una pista con ¨¦l. Se agigantaba, disminu¨ªa Medvedev. Pero resulta que el ruso tambi¨¦n es un competidor de pura raza y no desisti¨®. En el cuarto set, se procur¨® de entrada tres opciones de break que el rival evit¨® y continuaci¨®n, despu¨¦s de corresponder al empell¨®n de Nadal, contuvo hasta seis intentonas del mallorqu¨ªn. Al final, sucumbi¨® a la erosi¨®n. Con las reservas de energ¨ªa menguando de forma considerable, cedi¨®.
Melbourne, patas arriba. La grada le jaleaba al espa?ol con descaro y ensuciaba sus saques con silbidos o voces inoportunas, am¨¦n de la espont¨¢nea que salt¨® a la pista en el segundo set. ¡°?Cerebros vac¨ªos! Sus vidas deben ser muy malas... Con los idiotas, decir por favor no es suficiente. Por favor no es suficiente¡¡±, le reproch¨® al juez de silla. Y, mientras tanto, Nadal a lo suyo, remando y remando, bastante m¨¢s entonado con el servicio y lanzando ganchos al ment¨®n, uno tras otro. Su drive gobernaba y el rev¨¦s paralelo descascarillaba el ¨¢nimo de Medvedev, emocionalmente muy castigado y con los cu¨¢driceps pidiendo tregua. Pero erguido.
Sometidos ambos a un ritmo fren¨¦tico, de arre¨®n en arre¨®n, en ese territorio tan pantanoso y tan extremo el que m¨¢s empaque tuvo fue el espa?ol, especialista en la zona terminal. Ninguno se ahorr¨® una sola bala. Nadal abri¨® la resoluci¨®n con su lanza y despu¨¦s puso el escudo. Insisti¨® e insisti¨® Medvedev, tratando de tirar la puerta abajo, pero a su ¨²ltima dentellada (rotura para igualar a cinco juegos) respondi¨® Nadal en toda su expresi¨®n, con toda su m¨ªstica. Coloso del volver. Ocurra lo que ocurra y pase lo que pase, el de Manacor siempre devuelve una m¨¢s.
As¨ª hasta el 21, y qui¨¦n sabe hasta d¨®nde.
Puedes seguir a EL PA?S DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.