¡°No sab¨ªa que nos met¨ªamos en la boca del lobo¡±
El jugador de balonmano Carlos Molina, del equipo ucranio de Champions HC Motor, aterriz¨® en Kiev cuando empezaron los bombardeos y ahora busca c¨®mo salir desde Zaporiyia, a 200 kil¨®metros del Donb¨¢s
Al avi¨®n que trasladaba al equipo ucranio de balonmano HC Motor, con el jugador espa?ol Carlos Molina dentro, le quedaban apenas cinco minutos para aterrizar en plena madrugada en su ciudad, Zaporiyia. Ven¨ªan de disputar un partido de Champions en Polonia. Y a tan poco tiempo de tomar tierra, con las luces de la localidad d¨¢ndoles la bienvenida, el comandante recibi¨® el aviso de que deb¨ªa retroceder y dirigirse a Kiev. Cuando lo hizo y todos pusieron el pie en la capital, el ataque militar ruso ya hab¨ªa comenzado...
Al avi¨®n que trasladaba al equipo ucranio de balonmano HC Motor, con el jugador espa?ol Carlos Molina dentro, le quedaban apenas cinco minutos para aterrizar en plena madrugada en su ciudad, Zaporiyia. Ven¨ªan de disputar un partido de Champions en Polonia. Y a tan poco tiempo de tomar tierra, con las luces de la localidad d¨¢ndoles la bienvenida, el comandante recibi¨® el aviso de que deb¨ªa retroceder y dirigirse a Kiev. Cuando lo hizo y todos pusieron el pie en la capital, el ataque militar ruso ya hab¨ªa comenzado. Acababa de empezar. ¡°Los bombardeos se escuchaban perfectamente. Era todav¨ªa de noche y estaba muy nublado. Llegar all¨ª, o¨ªr esos estruendos, los aviones sobrevolar la zona¡ Daba mucho miedo. A m¨ª me entr¨® la risa nerviosa de no saber qu¨¦ hacer¡±, relata este cordob¨¦s de 30 a?os, que cumple su segunda temporada en el club.
Habla con voz tranquila al otro lado del tel¨¦fono desde el autob¨²s que lleva a toda la expedici¨®n a Zaporiyia, un viaje de unos 550 kil¨®metros y nueve horas completado sin grandes incidencias. ¡°Se me nota m¨¢s animado, pero no te voy a enga?ar, es porque he llorado y me he vaciado¡±, confiesa. Su objetivo es salir del pa¨ªs cuanto antes y reunirse en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja) con su mujer y su hijo de dos a?os, aunque no tiene ¡°la menor idea¡± de c¨®mo ni cu¨¢ndo lo podr¨¢ hacer.
¡°En principio, los jugadores extranjeros ¨ªbamos a coger este viernes por la ma?ana un tren a la frontera polaca, pero los planes cambiaron. Nos avisaron de que Kiev ser¨ªa de nuevo bombardeada [como as¨ª fue] y nos marchamos a Zaporiyia. Mis compa?eros, el 80% ucranios, quer¨ªan estar con sus familias y nos dijeron que es una de las regiones m¨¢s tranquilas del pa¨ªs, sin movimiento militar y con los supermercados abastecidos¡±, apuntaba antes de llegar. La ciudad, de unos 700.000 habitantes, se encuentra, eso s¨ª, a unos 200 kil¨®metros del Donb¨¢s, la zona prorrusa en conflicto b¨¦lico desde hace unos ocho a?os.
¡°Nos han dicho que no cojamos el coche porque est¨¢ permitido llevar armas y el ¨ªndice de criminalidad puede ascender. Y no me atrevo a salir en avi¨®n¡±
Por un lado, le tranquiliza tener la cercan¨ªa de su club, dirigido por empresarios de la regi¨®n que conocen bien el pa¨ªs. Por el otro, el viaje de Kiev a Zaporiyia le ha alejado de Polonia, la salida de miles y miles de personas. Por carretera ser¨ªan m¨¢s de mil kil¨®metros. ¡°Nos han dicho que no cojamos el coche porque, al declararse el estado de alarma, est¨¢ permitido llevar armas y el ¨ªndice de criminalidad puede ascender. Y tampoco me atrever¨ªa a salir a ahora por el espacio a¨¦reo. La situaci¨®n es delicada¡±, admite durante el camino a Zaporiyia por unas carreteras despejadas una vez fuera de la periferia de Kiev. De momento y como primera medida, su plan es marcharse a vivir con su compa?ero Aidenas Malasinskas, un lituano que jug¨® cinco a?os en la Asobal y que habla perfectamente el espa?ol. ¡°Si hay que tomar una decisi¨®n r¨¢pida, es lo mejor¡±, asegura.
Que viene el lobo
¡°No nos esper¨¢bamos todo esto, en absoluto. Estos d¨ªas se escuchaban muchas noticias de que el ataque era inminente, pero no pasaba nada. Que viene el lobo, que viene el lobo¡ Pens¨¢bamos que se estaba exagerando, y al final ocurri¨®¡±, lamenta Carlos Molina. No obstante, el mi¨¦rcoles, ante un clima cada vez m¨¢s tenso, ¨¦l y otros compa?eros pidieron quedarse en Polonia despu¨¦s del partido de Liga de Campeones contra el Kielce, el conjunto de los Dujshebaev (Talant es el entrenador y sus hijos ?lex y Dani, jugadores) y el internacional Miguel S¨¢nchez-Migall¨®n. ¡°Los directivos nos dijeron que hab¨ªa que estar tranquilos, que la situaci¨®n era dif¨ªcil pero no cr¨ªtica. No sab¨ªamos que nos met¨ªamos en la boca del lobo¡±, se?ala.
¡°Del aeropuerto de Kiev al hotel tardamos tres horas, dos de ellas a pie con el equipaje y el saco de balones¡±
Al tomar tierra, tras ser desviados en su ruta, les cay¨® encima todo el ataque ruso. ¡°Nos cost¨® tres horas llegar al hotel en Kiev desde el aeropuerto. El club cogi¨® uno alejado de los puntos estrat¨¦gicos. Tuvimos que andar m¨¢s de dos horas al amanecer [de este jueves] cargando los equipajes y el saco de balones. Luego un autob¨²s y despu¨¦s un tren. Con nosotros iba gente de la directiva, personas de 70 a?os. En la ciudad se ve¨ªa una cadena muy larga de camiones¡±, recuerda. Y horas m¨¢s tarde, para salir del hotel, un autob¨²s les llev¨® hasta una gasolinera en la periferia de la capital ucraniana, donde les esperaba el autocar del equipo que hab¨ªa hecho el viaje desde Zaporiyia para recoger a todo el equipo, incluido al comandante del vuelo.
Carlos Molina, lateral izquierdo con pasado en el Barcelona, en el extinto Balonmano Arag¨®n, el Huesca, el Logro?o, el potente Magdeburgo alem¨¢n, el Benfica y con ocho internacionalidades en su curr¨ªculum hace ya un lustro, aterriz¨® en 2020 en el HC Motor, sexto clasificado en el grupo B de la Champions. No le iba nada mal hasta ahora, acababa de firmar otra temporada. La semana que viene jugaban contra el PSG y el Bar?a en una ciudad neutral, en Eslovaquia, pero eso a qui¨¦n le importa ya. ¡°Imagino que romper¨¦ el contrato y buscar¨¦ cosas nuevas. Lo que quiero es estar con mi familia y que no suceda una cat¨¢strofe con mis compa?eros, que pueden ser llamados a filas¡±, desea con pesar.
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