Una Real triste vence a un Osasuna deprimido
El equipo donostiarra propone algo m¨¢s y se lleva el triunfo en Anoeta con un gol de Aritz (1-0)
La Real est¨¢ triste, ?qu¨¦ tendr¨¢ la Real?, los suspiros se escapan de la grada local. Hay que remedar la Sonatina de Rub¨¦n Dar¨ªo para preguntar por los males que le aquejan al equipo donostiarra, pero el problema del poema del pr¨ªncipe de las letras es que s¨®lo hace preguntas y apenas da respuestas. Como el equipo de Imanol, que ha pasado de la exuberancia a la tristeza como si estuviera aquejado de una intemporal astenia primaveral. No da respuestas, s¨®lo genera interrogantes. Como si no quedara casi nada de aquel equipo que en noviembre se quer¨ªa comer el mundo.
Pero si la Real Sociedad est¨¢ as¨ª, ?qu¨¦ habr¨ªa que decir de Osasuna? Inexpugnable durante meses fuera de Pamplona, ofrece a finales de febrero una imagen p¨¢lida, temerosa, de equipo con pocos recursos. La presi¨®n feroz que se le presum¨ªa hace unos meses se ha diluido partido a partido. La rasmia, que es el empuje expresado en t¨¦rminos navarros, se ha esfumado de golpe. No le da ni para el empate en Anoeta pese a la astenia local.
Porque en el choque de identidades difuminadas gan¨® el que, al menos, pretendi¨® la victoria a pesar de los infinitos y aburridos pases de aqu¨ª para all¨¢ entre los tres centrales; que si Aritz se la da a Le Normand, que si el franc¨¦s a Pacheco, que al final se la deja a Remiro, que la pisa, se lo piensa y pega un pelotazo porque los centrales se han cansado de recibir y los centrocampistas no encuentras pasillos para hacerlo.
Al menos, la Real quiso, y pudo poco, porque a pesar de la revoluci¨®n de Imanol en la alineaci¨®n, con Illarramendi como mejor noticia, el paso sigui¨® siendo cansino, pero pudo una vez y eso le bast¨®. Fue en un tumulto despu¨¦s de un centro desde la izquierda, que tras varios rebotes le cay¨® a los pies a Aritz, que la peg¨® con todas sus fuerzas para que no quedara duda.
En otra tremolina de ¨¢rea pudo hacer el segundo el equipo realista, aunque esa vez les sali¨® cruz. Ya tarde, Osasuna intent¨® a trav¨¦s de los cambios su propia revoluci¨®n, justo cuando la Real disfrutaba de algunos minutos de alegr¨ªa con su rival intentando volcarse y mucho campo abierto para Oyarzabal, que sali¨® de refresco, o Isak. Se acercaron m¨¢s a Herrera con la marea a favor y un rival sin soluciones, que s¨®lo apret¨® en los minutos finales, cuando Imanol pleg¨® velas y orden¨® resguardar el bot¨ªn. Sin demasiados argumentos hab¨ªa conseguido un gol que le daba la victoria moment¨¢nea y no quer¨ªa que las huestes de Jagoba Arrasate, hombre de la casa por otra parte, se la arrebataran.
A veces pasa, s¨ª, pero no en esta ocasi¨®n. Ni siquiera hubiera sido justo que por un cuarto de hora de desmelene, Osasuna se llevara premio. Al final no lo consigui¨®.
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