El horror de la violencia en M¨¦xico se ha colado tambi¨¦n en los estadios de f¨²tbol. Las sangrientas y brutales im¨¢genes que ha dejado la batalla campal del s¨¢bado en Quer¨¦taro, entre seguidores locales y del Atlas en un partido de liga, trascienden la posible rivalidad entre dos hinchadas en un espect¨¢culo deportivo. Es el reflejo de un pa¨ªs en el que la violencia lo impregna todo: la de las masacres diarias, la de los desaparecidos, la que mata siete periodistas en lo que va de a?o. Un pa¨ªs en el que las preguntas se acumulan, las respuestas son insuficientes y las dudas se ciernen sobre cada suceso. Un pa¨ªs, este M¨¦xico, en el que cada vez cuesta m¨¢s describir el nivel de degradaci¨®n al que se llega. O c¨®mo se puede si no explicar que por llevar una camiseta contraria a la de uno acabe desnudo, pateado y humillado, entre la vida y la muerte.

Cuesta tambi¨¦n ponerle adjetivos o sustantivos a lo que ocurre. Batalla campal, pelea, incidentes¡­ Todo resulta escaso para definir esta nueva tragedia, palabra que, por otro lado, ya resulta casi inocua en M¨¦xico. Los sucesos del s¨¢bado han dejado 26 personas heridas, tres de ellas de gravedad, seg¨²n la primera versi¨®n de las autoridades mexicanas. Cabe recalcar esto ¨²ltimo, pues es algo que en M¨¦xico se pone en entredicho. Como de los muertos, tampoco hab¨ªa constancia de ning¨²n detenido. Horas despu¨¦s, pese a las im¨¢genes que circularon por todo el mundo, pese a los rostros de los que golpeaban hasta la extenuaci¨®n a otros, no se hab¨ªa producido un arresto. Nada raro, por otro lado, en un pa¨ªs en el que m¨¢s del 90% de los cr¨ªmenes queda sin resolver. Las autoridades, eso s¨ª, se esforzaron como siempre en asegurar que ¡°nada quedar¨¢ impune¡±, como dijo el gobernador de Quer¨¦taro, Mauricio Kuri, y que la Fiscal¨ªa ya hab¨ªa abierto carpetas de investigaci¨®n por el delito de homicidio en grado de tentativa. Contra qui¨¦n era, sin embargo, un enigma.

Se hab¨ªan jugado poco m¨¢s de 60 minutos del partido entre el Quer¨¦taro y el Atlas cuando las agresiones entre los hinchas empezaron a robar la atenci¨®n de lo que ocurr¨ªa en el campo. Alarmados por la virulencia de las peleas, centenares de aficionados bajaron a la desesperada al c¨¦sped para resguardarse de las palizas que se suced¨ªan en las gradas y que luego se extendieron por el terreno de juego y los aleda?os del estadio. Los jugadores de ambos equipos buscaron refugio en los vestuarios. Qu¨¦ desat¨® la batalla campal no est¨¢ claro. La rivalidad entre Quer¨¦taro y Atlas no significaba una alarma en M¨¦xico al ser dos equipos de media tabla. Sin embargo, las pol¨¦micas entre ambos equipos se remontan a 2007, cuando La Resistencia Albiazul se enfrent¨® con La 51, del Atlas, despu¨¦s de que una victoria rojinegra llevase al Quer¨¦taro a la Segunda Divisi¨®n. Los episodios violentos se sucedieron a?os despu¨¦s, pero nunca hasta los extremos de lo que ocurri¨® el s¨¢bado, con 0-1 en el marcador.

Las primeras responsabilidades sobre los fallos de seguridades apuntan a la empresa privada encargada del operativo en el estadio. Las autoridades de Quer¨¦taro, en la primera rueda de prensa tras la tragedia, aseguraron que no despleg¨® a todos los elementos a los que se hab¨ªa comprometido en las reuniones previas sobre el operativo que regir¨ªa en el estadio. Sobre la ausencia de polic¨ªas estatales en los aleda?os no aportaron mayor informaci¨®n.

La reacci¨®n de la Liga mexicana fue tambi¨¦n muy criticada. Los partidos del s¨¢bado se siguieron jugando pese a las im¨¢genes que llegaban de Quer¨¦taro, y no fue hasta que la presi¨®n social, sobre todo a trav¨¦s de las redes, creci¨® que el presidente de la Liga, Mikel Arriola, un antiguo pol¨ªtico del PRI, decidi¨® suspender la jornada de este domingo. No obstante, son muchas las voces en M¨¦xico que piden que, como escarmiento y a modo de reflexi¨®n, se suspenda toda lo que queda de Liga. Algo que, por otra parte, se antoja quim¨¦rico porque supone un duro rev¨¦s econ¨®mico y que da?ar¨ªa a¨²n m¨¢s la imagen de un pa¨ªs que ser¨¢ sede, junto a Estados Unidos y Canad¨¢, del Mundial de 2026. S¨ª se anunci¨® que a partir de ahora las hinchadas visitantes no podr¨¢n acudir a los estadios de M¨¦xico.

En tiempo real

Lo que ocurri¨® en el estadio Corregidora pasa a engrosar uno de los cap¨ªtulos m¨¢s infames de la historia del futbol. Solo la tragedia de Puerto Said, en Egipto, hace ahora 10 a?os, en la que murieron m¨¢s de 70 personas y 1.000 resultaron heridas, se puede considerar de una magnitud mayor a la del enfrentamiento entre las hinchadas del Quer¨¦taro y el Atlas. El episodio de M¨¦xico recuerda a los peores que se pudieron vivir entre los hooligans ingleses hace d¨¦cadas y mama de las barras bravas argentinas. Con una diferencia muy clara: entonces apenas hubo registro gr¨¢fico de los incidentes en s¨ª, mientras que este s¨¢bado los v¨ªdeos sobre la brutalidad de los supuestos aficionados circulaban en tiempo real y desde distintos ¨¢ngulos.

Las im¨¢genes han puesto en entredicho la versi¨®n oficial de que no haya fallecidos tras la reyerta, cuando se han visto cuerpos tirados en el suelo inm¨®viles despu¨¦s de ser golpeados hasta la extenuaci¨®n. Las autoridades, no obstante, aseguran que algunas de esas personas fueron identificadas posteriormente en el hospital. ¡°Usaremos toda la tecnolog¨ªa para dar con cada uno de los responsables y que no vuelvan a poner un pie en el estadio¡±, asegur¨® el gobernador Mauricio Kuri. Unas declaraciones tambi¨¦n que se antojan vagas pues la tragedia de este pa¨ªs no es ya que vuelvan a pisar un campo de f¨²tbol, sino que puedan ser sometidos siquiera a un proceso judicial.

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