El rebote de Mercedes
La marca de la estrella afronta el arranque del Mundial a la defensiva, condicionada por los brincos que da su coche
Incluso los m¨¢s grandes tienen momentos de debilidad en los que les atacan las dudas y proyectan una imagen de fragilidad muy poco habitual en ellos. Cuando eso le pasa a Lewis Hamilton es muy interesante y entretenido. Sobre todo, cuando ese tembleque le sobreviene en el transcurso de una carrera. ?l, poseedor de todos los r¨¦cords habidos y por haber y que esta temporada intentar¨¢ superar la plusmarca de siete t¨ªtulos que comparte con Michael Schumacher, es capaz de met...
Incluso los m¨¢s grandes tienen momentos de debilidad en los que les atacan las dudas y proyectan una imagen de fragilidad muy poco habitual en ellos. Cuando eso le pasa a Lewis Hamilton es muy interesante y entretenido. Sobre todo, cuando ese tembleque le sobreviene en el transcurso de una carrera. ?l, poseedor de todos los r¨¦cords habidos y por haber y que esta temporada intentar¨¢ superar la plusmarca de siete t¨ªtulos que comparte con Michael Schumacher, es capaz de meterse cualquier domingo en un agujero del que Peter Bonnington, su ingeniero de pista, trata de rescatarle a trav¨¦s de la radio, normalmente sin demasiado ¨¦xito. La mayor¨ªa de esas veces, Hamilton termina en el podio o incluso gana la prueba, y eso es algo que, l¨®gicamente, irrita a sus rivales, que le ven como el t¨ªpico compa?ero de clase que busca consuelo tras un examen, y que despu¨¦s saca mejor nota que la mayor¨ªa de ellos. Precisamente por eso, nadie le ha dado al corredor de Stevenage ning¨²n tipo de credibilidad este invierno cuando se ha hartado de subrayar la falta de competitividad del nuevo Mercedes. A pesar de todo lo anterior, esta vez puede tener raz¨®n.
Nadie, ni siquiera la escuder¨ªa que ha dominado la ¨²ltima d¨¦cada, con siete t¨ªtulos de ocho posibles, puede enmascarar tan bien la pegada de un monoplaza durante la pretemporada. El a?o pasado, el constructor alem¨¢n tambi¨¦n se present¨® en la primera parada del calendario como un lobo con piel de cordero. Y Hamilton sum¨® su primera victoria. Ahora, sin embargo, ese objetivo no parece realista si tenemos en cuenta que los t¨¦cnicos de las Flechas de Plata siguen centrados en resolver las complicaciones que provoca en su monoplaza el efecto de la revoluci¨®n que se ha aplicado al reglamento t¨¦cnico. ¡°Primero debemos estabilizarlo y luego buscar su l¨ªmite¡±, explica a EL PA?S un t¨¦cnico del fabricante alem¨¢n.
El problema m¨¢s visible es el que, en argot, se conoce como porpoising, y que es consecuencia del efecto suelo que este a?o se ha rescatado parcialmente, despu¨¦s de estar prohibido durante m¨¢s de 30 a?os (desde 1983). Los elevados niveles de carga aerodin¨¢mica que genera el redise?o de la barriga de los monoplazas, con canalizaciones por donde circula el flujo de aire, los coches se pegan al asfalto hasta el extremo de generar un vac¨ªo, que se rompe al perder agarre o pasar por alg¨²n bache del asfalto. Eso relanza el b¨®lido hacia arriba y provoca que entre en una secuencia sincopada de rebotes, arriba y abajo, que llega a descolocar al piloto y, sobre todo, le hace imposible buscar el l¨ªmite. ¡°En Montmel¨®, George [Russell, el nuevo compa?ero de Hamilton], ni siquiera pod¨ªa mantener el acelerador pisado a fondo a lo largo de toda la recta principal, por las sacudidas que recib¨ªa¡±, a?ade esta voz autorizada.
Hamilton afirma que Mercedes sufre el porpoising m¨¢s que la mayor¨ªa de la competencia, pero ese contratiempo que nadie hab¨ªa previsto ¨C¡±creo que todos subestimamos un poco su aparici¨®n y efectos¡±, se?ala Mattia Binotto, director de Ferrari¨C no es el ¨²nico que trae de cabeza al departamento de carreras del gigante de Stuttgart. Las suspensiones tambi¨¦n se han simplificado mucho por normativa, y eso tambi¨¦n le ha jugado una mala pasada a la tropa de Brackley (Gran Breta?a). ¡°Nos est¨¢ costando controlar la altura del coche y eso es vital para poder avanzar¡±, concede esta fuente que sale del taller de Mercedes, que, eso s¨ª, tambi¨¦n asegura que la magnitud de la tragedia no tiene unas dimensiones incorregibles: ¡°En los ¨²ltimos test nos guardamos algo de velocidad, pero tambi¨¦n lo hicieron los dem¨¢s. Este s¨¢bado ¨Cen la cronometrada¨C, veremos qui¨¦n minti¨® m¨¢s¡±.
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