

El Villarreal desquicia al Bayern
Las barricadas de Emery suponen una barrera insalvable para el campe¨®n alem¨¢n, incapaz de producir un remate peligroso. ¡°Nos podemos ir contentos con el 1-0¡å, dijo Kimmich


La versi¨®n m¨¢s conservadora del Villarreal fue una pared insalvable para el Bayern m¨¢s err¨¢tico de la ¨²ltima d¨¦cada, un equipo que ha perdido impulso, convicci¨®n, y, finalmente, organizaci¨®n. Al contragolpe, gracias a un golpe de ingenio de Gerard Moreno que descompuso a media defensa, Danjuma meti¨® el 1-0, y a ese clavo se agarr¨® todo el equipo para sacar de quicio a un rival progresivamente destemplado. El Bayern, que ven¨ªa imbatido en este torneo ¡ªsiete victorias y un empate¡ª acab¨® la noche en estado de abatimiento, incapaz de producir un solo disparo peligroso sobre la porter¨ªa de Rulli y expuesto a los zarpazos del equipo local, tan s¨®lido en su campo como deslucido en los ¨²ltimos metros, en donde sus jugadores m¨¢s determinantes parec¨ªan fr¨ªos de tanto esperar una pelota. El gol de Danjuma basta para estirar una eliminatoria que ofrece m¨¢s inc¨®gnitas que certezas camino de la resoluci¨®n de M¨²nich.


¡°Merecimos perder¡±, dijo Julian Nagelsmann, el t¨¦cnico visitante, cabizbajo en la sala de conferencias vac¨ªa, tras un partido que exhibe una crisis de cr¨¦dito en su vestuario. ¡°No jugamos bien en ning¨²n aspecto¡±.
La contraparte del alem¨¢n, Unai Emery, hab¨ªa empe?ado toda la temporada en organizar una unidad de resistencia basada en el control y la seguridad. Los posicionamientos de este Villarreal son prudentes, los avances cautelosos y los desarrollos se ralentizan para evitar el error. Si los partidos, como los puertos de monta?a, ofrecen descensos vertiginosos, Parejo tiene la consigna de apretar el freno del manillar para que la bicicleta no vaya muy r¨¢pido. ¡°Tenemos que jugar como una familia¡±, dijo Rulli, ¡°tenemos que pensar todos igual¡±.
Esta filosof¨ªa de la inhibici¨®n en comunidad es buena para la estabilidad, pero condena a la aparici¨®n espor¨¢dica a los hombres m¨¢s l¨²cidos. Los futbolistas que, como Trigueros o Danjuma, son capaces de pensar y ejecutar cosas que los dem¨¢s ni imaginan, se ven relegados a cumplir con tareas tan condicionadas por el principio de prudencia que se convierten en actores secundarios y a veces acaban desconectados de los partidos por aburrimiento. Que el Villarreal, con una de las tres mejores plantillas de Espa?a, solo sea s¨¦ptimo de la Liga, es consecuencia de unos procedimientos que no acaban de activar el potencial existente de manera regular y que, sin embargo, han dado forma a un equipo que inyectado de la emoci¨®n de la Champions se transforma en un hueso.
Lo descubri¨® pronto el Bayern, que quiz¨¢s se present¨® en La Cer¨¢mica confundido por el entorno r¨²stico de huertas, acequias y marjales, tan alejado del imaginario de sofisticaci¨®n urbanita del primer torneo mundial del f¨²tbol de clubes. Para empezar, el equipo alem¨¢n perdi¨® el mediocampo. A Kimmich, jugador sobrevalorado donde los haya, el partido le sorprendi¨® en uno de sus d¨ªas de extrav¨ªo. Ni el agitado M¨¹ller a su derecha, ni el biso?o Musiala a su izquierda, le ayudaron a orientarse, y los espacios que se abrieron entre las l¨ªneas del Bayern descubrieron un vergel de oportunidades. Puestos a contragolpear, el pase m¨¢s simple y directo de Foyth a Lo Celso por la banda derecha encontr¨® descompensaciones en la defensa visitante. No hab¨ªan transcurrido diez minutos cuando Lo Celso conect¨® con Gerard Moreno, y el mediapunta, pegado en la raya lateral y encimado por Davies, se invent¨® un pase a la l¨ªnea de fondo que abri¨® todas las puertas del gol. El env¨ªo atr¨¢s de Lo Celso fue rematado por Parejo y desviado a la red por Danjuma. Ni Kimmich ni Upamecano los vieron venir.
Sorprendido y golpeado, el Bayern se aboc¨® a la desagradable tarea de poner de acuerdo a sus mediocampistas para elaborar a trav¨¦s de las barricadas de Emery. La suplencia de Trigueros en favor de Coquelin, la elecci¨®n de Lo Celso en detrimento de Pino, o la titularidad del obediente Foyth antes que el atrevido Aurier, conformaron un bloque espeso como el hormig¨®n. Tan denso para la circulaci¨®n como ¨²til frente a equipos sin imaginaci¨®n como la Juventus, o como este Bayern que despu¨¦s de una d¨¦cada de ¨¦xitos atraviesa un periodo de dudas. Su accidentado tr¨¢nsito por la Bundesliga es revelador.
Los ataques del Bayern se difuminaron hacia las bandas, normalmente, hacia la posici¨®n de Coman, y concluyeron con centros ciegos. Ni Lewandowski ni M¨¹ller dispusieron de balones limpios ante la sequ¨ªa general. Davies, que regres¨® de una lesi¨®n, jug¨® como si le faltara sensibilidad en los pies, y ni Gnabry ni Musiala encontraron su sitio, arrastrados por el desorden de un equipo que ni supo ser creativo ¡ªno tir¨® a puerta hasta que Davies no enganch¨® un remate desde fuera del ¨¢rea en el minuto 66¡ª ni consigui¨® presionar con eficacia.
¡°Ni estuvimos¡±
Durante una hora larga el Bayern vivi¨® expuesto los contragolpes del Villarreal. Conducidos sin demasiadas luces por Lo Celso, o repentinamente iluminados por Moreno, cada uno de los avances abri¨® canales ins¨®litos en la l¨ªnea de cobertura rival. Un gol anulado a Coquelin en la primera parte por el VAR, por fuera de juego, un remate al palo de Gerard Moreno, y dos llegadas de Danjuma salvadas en ¨²ltima instancia por la puntera de Lucas Hern¨¢ndez, pusieron a prueba los nervios del impasible Neuer y empujaron al Bayern al borde del derrumbadero.
Alarmado ante las disfunciones del mediocampo, Julian Nagelsmann quit¨® a M¨¹ller para introducir a Goretzka. Del otro lado, Emery refresc¨® las piernas de su pelot¨®n sustituyendo a Coquelin por Pedraza y formando una doble barrera de laterales en el flanco izquierdo de su defensa, en donde percut¨ªa Coman, el m¨¢s activo de los contrarios. Los alemanes no solo no alteraron el curso de los acontecimientos sino que acentuaron las tendencias. Apelmazaron m¨¢s al Villarreal y no elevaron las prestaciones del Bayern, tan plano al principio como al final, por m¨¢s que el desolado Kimmich, p¨¢lido como una vela, se presentara ante las c¨¢maras para lamentarse con matices antes de irse a la ducha.
¡°En el primer tiempo ni estuvimos¡±, dijo el capit¨¢n b¨¢varo, ¡°y en el segundo fuimos m¨¢s agresivos pero cometimos m¨¢s errores. Hay que ser sinceros: con el 1-0 nos podemos ir contentos.¡±.
La tarde, que hab¨ªa colmado de una multitud bulliciosa las calles del pueblo, acab¨® en fiesta nocturna, para regocijo de Unai Emery, que admiti¨® que se hab¨ªa emocionado camino del estadio. ¡°Mi mayor satisfacci¨®n¡±, dijo, ¡°fue que cuando ven¨ªamos en el autob¨²s vimos la ilusi¨®n de un pueblo y adquirimos una responsabilidad para hacerlos felices. Vi¨¦ndoles pens¨¦, ¡®a ver si podemos hacer que se sientan orgullosos¡¯. Me puse sentimental¡±.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
