El Bar?a juega mal y gana
Un gol de Aubameyang resuelve un partido en que los azulgrana sufrieron de principio a fin, protegidos por Ter Stegen, ante una desafinada Real
El Bar?a dej¨® de jugar al f¨²tbol en la Liga y ha pasado a defender el marcador como si disputara una eliminatoria de Copa. No deja de mirar la clasificaci¨®n, espantado por sus dos ¨²ltimas derrotas, temeroso por quedar fuera de la Champions. El fin justifica ahora los medios despu¨¦s de presumir de estilo y ADN. La meta es sobrevivir en estadios exigentes como el de Anoeta cuando se pelea por alcanzar el pase al torneo por excelencia de Europa. La diferencia fue un gol de Aubameyang. Ocurre que la Real tiene menos encanto y es m¨¢s indulgente que nunca para suerte del Barcelona, que acab¨® dolorido y desvencijado, m¨¢s afortunado que ¨¦pico, resguardado por Ter Stegen y el 0-1.
Xavi no ha parado de repetir en la derrota que para cantar victoria es vital que su equipo se adelante en el marcador, como si el juego dependiera del resultado, convincente cuando es favorable y negado si lo tiene en contra, incapaz de sobreponerse a la adversidad como se advirti¨® ante el C¨¢diz y el Eintracht. El reto azulgrana no era nada sencillo si se recuerda que la Real no hab¨ªa encajado un gol en su estadio en partido de Liga desde diciembre y por tanto su porter¨ªa estaba cerrada en 2022. Aubemayang, sin embargo, tard¨® solo diez minutos en remachar con la cabeza una asistencia de Ferran despu¨¦s de un remate al palo de Demb¨¦l¨¦ y de una pelota ganada por la competitividad de Gavi. Alcanz¨® con el 0-1.
Nadie responde mejor a las instrucciones de su entrenador que Gavi. El interior andaluz disputa cada bal¨®n como si fuera la ¨²ltima, compite sin concesiones y se desvive por ganar, s¨ªmbolo del deseo que pide Xavi. Los azulgrana respondieron con intensidad y velocidad en las transiciones al desaf¨ªo de la Real. El equipo de Imanol ha ganado solidez y seriedad y ha perdido alegr¨ªa y pegada, mermado por las ausencias de David Silva y Oyarzabal. Nunca desfallece en cualquier caso en su presi¨®n, abocado desde el inicio en la cancha de Bar?a. La capacidad de intimidaci¨®n blanquiazul provoc¨® incluso la ira del fr¨ªo Ter Stegen despu¨¦s de una cesi¨®n de Ferran.
Coloso Piqu¨¦
Los azulgrana se exigieron ser solidarios para corregir las p¨¦rdidas de bal¨®n ante las embestidas de la Real. Hasta los futbolistas m¨¢s fiables se equivocaban con el cuero y alimentaban las expectativas de los muchachos de Imanol. Araujo y Piqu¨¦ sostuvieron entonces al equipo mientras Alves se descolgaba como interior derecho para equilibrar la inicial superioridad donostiarra por el rombo de centrocampistas dispuesto a partir de un 4-4-2. A pesar de forzar su alineaci¨®n, especialmente motivado por el contencioso generado por sus negocios con la federaci¨®n espa?ola, Piqu¨¦, como Busquets, fue un coloso en los momentos de gran apuro del Bar?a.
A los azulgrana le costaba tener el cuero y desactivar los movimientos de Sorloth, m¨¢s presente que Isak, torpe en un remate franco ante Ter Stegen, y en cambio no ten¨ªan excesivas dificultades para llegar y disparar al arco de Remiro. La Real cerraba mal, vulnerable si ced¨ªa su l¨ªnea de acoso en terreno azulgrana, y facilit¨® los chuts de Demb¨¦l¨¦, Aubameyang y Ferran. Los donostiarras eran poco compactos y los azulgrana se mostraban demasiado imperfectos, limitados por las dolencias de Araujo, Piqu¨¦ y Alba. Los zagueros cedieron en cadena a la salida del descanso, retrocedieron medios y delanteros y la Real no par¨® de rematar a la meta del omnipresente Ter Stegen.
A los delanteros blanquiazules les fall¨® la punter¨ªa, especialmente a Sorloth, cuando los azulgrana se venc¨ªan y se levantaban sin saber si estaban lesionados o mermados, pendientes de la mirada del doctor Pruna. Al Bar?a le quemaba tanto la pelota como la cancha, aculado y sometido por la Real. Nadie levantaba la cabeza ni daba cuatro pases seguidos en aquel equipo peque?o vestido de azulgrana y perdido en Anoeta.
La tormenta dur¨® un buen rato y el Barcelona aguant¨® por las buenas manos y mejores pies de Ter Stegen y el cuerpo de Piqu¨¦, que resisti¨® hasta los ¨²ltimos minutos, sustituido por Lenglet. La fiabilidad del portero permiti¨® aguantar al equipo de Xavi. Muy expuestos defensivamente, los azulgrana solo pudieron cerrar el partido en una ¨²nica llegada mal resuelta por Gavi. La Real volvi¨® a la carga y el agobio azulgrana se acab¨® despu¨¦s de los 10 minutos que a?adi¨® Del Cerro Grande.
Tal fue la angustia azulgrana en la defensa del 0-1, desfigurado y despersonalizado el equipo, que celebr¨® la victoria como si ma?ana jugara la final de Copa. Necesita el Bar?a puntos y dinero para ser alguien en Europa. Y gan¨® pese a jugar mal porque la idea y el estilo fueron cosa de la Real.
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