Este es el Madrid y esta es la Champions
El Santiago Bernab¨¦u vivi¨® unos minutos que definen la historia de un club y de su relaci¨®n con los aficionados
Yo no s¨¦ c¨®mo explicar, ni quiero, lo que pas¨® en el Bernab¨¦u, y en los lugares en los que se estaba viendo televisado el Bernab¨¦u, cuando el Real Madrid marc¨® en el descuento (su territorio natural) el segundo gol contra el City. Solo s¨¦ que nunca el Madrid fue m¨¢s Madrid que en ese gol, y en los minutos que siguieron, y que todo lo que pas¨® en el Bernab¨¦u despu¨¦s, y en los lugares en los que se estaba viendo el Bernab¨¦u, lo recordaremos los madridistas mientras vivamos y quiz¨¢, como tambi¨¦n hace el Madrid, despu¨¦s de muertos.
Porque no hay modo de olvidarlo aunque se quiera, y qui¨¦n va a querer olvidar algo as¨ª. Qui¨¦n quiere explicaciones racionales cuando se le entregan emociones as¨ª: qui¨¦n quiere saber por qu¨¦ salta gritando de alegr¨ªa si ya est¨¢ saltando de alegr¨ªa; es mejor que nadie te explique nada, ya nos explicamos esto nosotros solos. Este es el Madrid y esta es la Champions, y estos son no los partidos, sino los minutos que definen la historia de un club y su relaci¨®n con los aficionados. Esta es la leyenda haci¨¦ndose en directo delante de nuestros ojos. Estas son las cosas de las que se hablar¨¢ dentro de cien a?os. Y nosotros las hemos visto.
Lo que queda al final de todo, cuando ya nadie cree en nada, es este poco de felicidad, que es la felicidad que no se acabar¨¢ nunca. La de recordar lo bien que lo pasamos en el minuto en que todo pas¨® de nuevo, lo locos que nos volvimos una vez, dos veces, tres veces contra los mejores equipos del mundo, cuando el Madrid marc¨® en el momento en que nadie se lo esperaba y volvi¨® a marcar dos veces m¨¢s, y llegamos a pensar que nadie nos creer¨ªa. ?Cu¨¢ndo se acaba esto? Acab¨® para los dem¨¢s cuando empezamos a tumbarlos nadie sabe c¨®mo, pero met¨®dicamente: cuando nos creyeron fuera.
Comenz¨® la segunda parte con la gracia que los dioses m¨¢s distra¨ªdos conceden a los ¨¢ngeles descarriados como Vinicius, delanteros manirrotos que merodean la gloria como carn¨ªvoros a los que a¨²n les est¨¢n creciendo los colmillos: muerden, pero a¨²n no matan del todo cuando muerden. Su fogonazo con la zurda delante de la porter¨ªa se fue contra la valla, como dicen que hac¨ªa Juanito al sacar de centro para que la grada se volviese loca.
El fallo espabil¨® al Bernab¨¦u. El estadio del Madrid es un estadio tan acostumbrado a la proeza que a veces parece que est¨¢ deseando los goles del contrario o los fallos propios para enchufarse a los partidos. La ocasi¨®n perdida fue una bengala en alta mar cuando el Madrid empezaba de nuevo a mirar a su naufragio a la cara. El club de Europa m¨¢s ensimismado con su muerte: ha probado todas las cajas del mundo, y ninguna le queda bien. El City se encarg¨® de hac¨¦rselo creer. Toda la historia de la Champions del Madrid este a?o ha consistido en hacerle creer algo que no era, a veces hasta la temeridad; se fing¨ªa nadador cuando era tibur¨®n. Ha llegado a tener la mitad del cuerpo dentro del rival antes de ense?ar las fauces.
Se calentaron en la segunda parte las gradas sobreexcitadas y se revolucion¨® el ataque del Madrid, que mor¨ªa en el principio del ¨¢rea, donde los monstruos blancos deciden los partidos. No decidieron nada. Lo aprovech¨® el City marcando un gol que congel¨® la ciudad. Todo el Madrid estaba rendido en el 89. ?Todo? Aqu¨ª nunca es todo.
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