Cuando Rodrygo perdi¨® la fe en que el Madrid iba a remontar contra el Manchester City
En la cena en la que celebr¨® con su equipo el pase a la final de Par¨ªs, el brasile?o confes¨® que justo antes de su primer gol ya daba por perdida la semifinal

Rodrygo Goes, un optimista merengue casi desde la cuna, pensaba que ya estaba todo perdido. En el cron¨®metro del Santiago Bernab¨¦u se le¨ªa 89:10, y ¨¦l sent¨ªa que de ese punto, 0-1 en el marcador, a falta de dos goles para forzar la pr¨®rroga, ya no se iban a levantar: ¡°No, no¡ Est¨¢bamos muertos¡±, dec¨ªa poco despu¨¦s del partido en el reservado de un restaurante argentino no lejos del estadio, antes de sentarse a cenar con su gente cerca ya de las dos de la ma?ana.
Y eso que Rodrygo, con 13 a?os, fue de los que vio en directo el gol de Ramos que llev¨® al Madrid a la pr¨®rroga en la final de la Champions de Lisboa de 2014, porque aguant¨® sin apagar la tele por si acaso, seg¨²n cont¨® en una entrevista en EL PA?S: ¡°Si est¨¢s en el Madrid tienes que creer hasta el final. Y yo ya ten¨ªa eso desde ni?o¡±, dijo. ¡°Cuando Sergio Ramos empata el partido, ese es el mejor recuerdo que tengo de la Champions. Grit¨¦ mucho en mi casa¡±.
Aquella vez el reloj marcaba 92:48 y, mientras Modric se dispon¨ªa a sacar el c¨®rner que cabece¨® el central, los futbolistas ve¨ªan c¨®mo en el t¨²nel de vestuarios el personal del Atl¨¦tico preparaba la celebraci¨®n: camisetas y otros complementos. Pero en ese momento el Madrid solo necesitaba un gol. El mi¨¦rcoles en el Bernab¨¦u, en el 89:10, cuando Rodrygo interiormente ya se hab¨ªa dado por derrotado, le faltaban dos, y los jugadores llevaban varios minutos viendo como decenas de aficionados abandonaban el estadio.
Pero unos segundos despu¨¦s Rodrygo corri¨® hacia un espacio en el ¨¢rea peque?a donde intu¨ªa que Benzema podr¨ªa enviarle el bal¨®n, y efectivamente Benzema se lo puso all¨ª, y el brasile?o se adelant¨® a todos y anot¨® el 1-1. En ese instante, el reloj dec¨ªa 89:21, ya solo faltaba un gol. ¡°Entonces s¨ª, entonces estaba convencido de que ¨ªbamos a remontar¡±, dec¨ªa antes de la cena. Era lo que le hab¨ªa encomendado Carlo Ancelotti antes de entrar al campo por Kroos en el 68, a¨²n con 0-0: ¡°No me ha dicho muchas cosas, solo que intentara hacer algo para intentar cambiar el partido¡±, cont¨®. ¡°Yo me imagino metiendo gol en todos los partidos que juego¡±.

El equipo se hab¨ªa asomado tan cerca del precipicio esa vez, que no todos los jugadores sintieron la misma certeza que el brasile?o. Courtois, por ejemplo, necesit¨® algo m¨¢s: ¡°Hicimos el 2-1 y poco despu¨¦s del 2-1 creo que tuvimos otra ocasi¨®n del 3-1, y la verdad que ah¨ª dije: ¡®Buah, ganamos¡±, dijo en la SER.
Ancelotti estaba m¨¢s cerca del brasile?o: ¡°Cuando todo el mundo pensaba que el partido estaba acabado, ha sido suficiente un peque?o detalle una buena combinaci¨®n, el gol de Rodrygo¡¡±. Entre los que, como Rodrygo, pensaban que la Champions de las remontadas locas ya no daba para m¨¢s, se encontraban los aficionados huidos del Bernab¨¦u, que oyeron desde la calle el rugido del 1-1. Muchos trataron de regresar, pero ni pudieron alcanzar de nuevo la puerta: 89 segundos m¨¢s tarde les cay¨® encima el delirio colectivo del 2-1. No les permitieron volver a entrar para la pr¨®rroga, en la que el brasile?o a¨²n tuvo tiempo para dar un pase al ¨¢rea a Benzema, al que derrib¨® Walker. El franc¨¦s le ofreci¨® tirar el penalti para que completara el triplete, pero el brasile?o declin¨® y Benzema anot¨® el 3-1, y empez¨® el viaje a la final de Par¨ªs del 28 de mayo.
¡°Fue incre¨ªble. Incre¨ªble¡±, recordaba Rodrygo en el reservado del restaurante De Mar¨ªa en el que se ha acostumbrado a celebrar sus grandes noches. All¨ª estaba su familia (el padre, Eric; la madre, Denise; la hermana, Ana Julia; y su novia, Luana Atik, con sus padres), y el cogollo de su equipo: su agente, Nick Arcuri; su preparador f¨ªsico; Marcel Duarte, y hasta el pastor de la iglesia a la que el futbolista acude habitualmente.
Este restaurante y la Champions de Rodrygo mantienen una relaci¨®n estrecha desde que en su estreno europeo en el Bernab¨¦u, anot¨® un hat trick al Galatasaray y lo celebr¨® all¨ª con su gente. Desde entonces, el brasile?o es un cliente muy querido en el local, donde el mi¨¦rcoles los comensales lo recibieron con aplausos. Eran las dos menos veinte, llegaba m¨¢s tarde de lo esperado despu¨¦s de pasar el control antidopaje, y antes de subir al reservado salud¨® brevemente a Nacho, que cenaba con un grupo de amigos en el comedor, de espaldas a la entrada.
La velada de Nacho transcurri¨® de manera bastante pac¨ªfica, pese a que el restaurante se encontraba repleto de clientes con camisetas y bufandas del Madrid, reci¨¦n salidos de la locura del Bernab¨¦u. Hubo un momento en que en la otra ala del local se arrancaron con un ¡°Al¨¦, Real Madrid, al¨¦, al¨¦¡¡±. El central, que hab¨ªa realizado un partido soberbio, apenas se vio interrumpido hasta que las mesas fueron terminando y se acercaba el momento del sorbete de lim¨®n al cava en la de Nacho. Entonces s¨ª, mientras enfilaban la salida se iban deteniendo detr¨¢s de la mampara que proteg¨ªa al jugador, que agarraba m¨®viles y tiraba selfies con la destreza de un famoso amable. ¡°Hemos venido de Ruman¨ªa para el partido, Nacho¡±, comenz¨® una de las peticiones. Hasta que tambi¨¦n se levant¨® la mesa del central, que se alej¨® del lugar al volante de un Mini.
Unos minutos m¨¢s tarde, casi a las tres de la ma?ana, se abri¨® la puerta del reservado, y salieron Rodrygo, su novia y un par de amigos. El resto del equipo se qued¨® celebrando. Mientras el futbolista posaba para los ¨²ltimos selfies en el tramo de acera que separa la puerta del restaurante del asfalto, los dem¨¢s se fueron subiendo a un Mercedes blanco que hab¨ªa tra¨ªdo un aparcacoches. Cuando arrancaron hacia su casa en La Moraleja, acababan de dar las tres de la ma?ana.
A las cuatro menos diez, Rodrygo escribi¨® en su cuenta de Twitter: ¡°C¨®mo voy a dormir despu¨¦s de una noche como esta¡±. Y sigui¨® leyendo y contestando mensajes, a¨²n con la adrenalina de haber llevado al Madrid a la final de la Champions con 21 a?os.
C¨®mo voy a dormir despu¨¦s de una noche como esta? ? https://t.co/mtreWcZj9m
— Rodrygo Goes (@RodrygoGoes) May 5, 2022
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