La 14 de las diosas y el pueblo
En Cibeles empez¨® la fiesta del Real Madrid, especialmente cuando Hazard agarr¨® el micr¨®fono para prometer guerra: ¡°El pr¨®ximo a?o lo voy a dar todo por vosotros¡±. A cuatro kil¨®metros de distancia, el Bernab¨¦u rug¨ªa
Cuando en invierno de 2014 escuch¨¦ por primera vez la m¨²sica que RedOne hab¨ªa compuesto para el Real Madrid, y a la que yo deb¨ªa poner letra, el productor marroqu¨ª dijo que esa canci¨®n, la ¡°canci¨®n de la D¨¦cima¡±, sonar¨ªa bien en cualquier parte, pero nunca tan bien como cuando se celebrasen los t¨ªtulos de Champions. Yo pens¨¦: ¡°pero qu¨¦ D¨¦cima, qu¨¦ t¨ªtulos de Champions¡± porque llev¨¢bamos doce a?os sin finales y nos quedaba entonces a¨²n un muro por saltar para llegar a la de Lisboa. Lo pens¨¦, de hecho, hasta el minuto 92 de aquel partido, cinco minutos antes de que Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez, el director general del Real Madrid, nos escribiese al marcar Ramos: ¡°Si ganamos, la estrena cantando Ancelotti ma?ana en el Bernab¨¦u¡±. Han pasado ocho a?os, cinco finales y cinco t¨ªtulos, y se ha cantado de todas las formas y colores (tambi¨¦n, por fin, a capella por los aficionados). Y este s¨¢bado en Saint Denis, y este domingo en Madrid, pude comprobar c¨®mo la profec¨ªa de RedOne se cumpl¨ªa: nunca suena mejor como en las finales, nunca se escucha mejor a la afici¨®n cantando el Y nada m¨¢s c¨®mo en las rondas asesinas de Champions y en la celebraci¨®n de su victoria. Como si, al componer esa m¨²sica, Red supiese exactamente para qu¨¦ estaba siendo destinada.
Entre el estribillo de esa canci¨®n, entre los c¨¢nticos populares que han hecho suyos los aficionados (¡°c¨®mo no te voy a querer¡±) y, sobre todo, bajo la marcha del himno del Madrid de Jos¨¦ de Aguilar, los jugadores blancos emprendieron este domingo una odisea particularmente cansada: demasiadas paradas (la Almudena, la Comunidad, el Ayuntamiento) para poder reunirse con los verdaderos protagonistas de las celebraciones: los aficionados que reventaban las calles de los alrededores de Cibeles, cortada desde primera hora. Se entiende que en las instituciones est¨¦n los representantes del pueblo, pero teniendo al pueblo directamente a mano: ?no ser¨ªa l¨®gico saltarse su representaci¨®n? Pasadas las nueve de la noche, por fin, se pudieron dirigir a la fuente de la diosa a desmelenarse un poco tras aguantar bendiciones y discursos con la corbata tiesa. All¨ª empezaron la verdadera fiesta, especialmente Hazard, que agarr¨® el micr¨®fono para prometer guerra: ¡°El pr¨®ximo a?o lo voy a dar todo por vosotros¡±, grit¨® poniendo Cibeles boca abajo. Quedaba a¨²n la fiesta grande en casa, el Santiago Bernab¨¦u, que rug¨ªa como en las mejores noches a la espera de los ¨ªdolos.
Eso s¨ª, estas citas solemnes en iglesias y ayuntamientos siempre dejan grandes im¨¢genes. La de Marcelo y Benzema sacando la Champions de la Catedral como si acabasen de bautizarla, arrastr¨¢ndola casi a la fuerza; la de Rodrygo con la camiseta de la celebraci¨®n y con corbata haci¨¦ndole el mismo caso al protocolo que a la defensa del City; la plantilla, de negro estricto, reuni¨¦ndose a las puertas de la Catedral en estampa propia del t¨ªpico funeral de pel¨ªcula en el que empiezan a pasar cosas raras. Courtois mascaba chicle; Marcelo le dec¨ªa a Movistar que una celebraci¨®n en un lugar como aquel le daba ¡°v¨¦rtigo¡± y ¡°un poco de verg¨¹enza¡±. ¡°?Queda Marcelo para rato?¡±, le pregunt¨® la periodista al capit¨¢n, que se va del Madrid como jugador m¨¢s laureado de su historia. ¡°Yo creo que soy muy bueno todav¨ªa¡±, dijo el lateral, frase que pudieron firmar los pentacampeones de Europa que empezaron su cosecha en 2014 y no han parado casi una d¨¦cada despu¨¦s, con varios asom¨¢ndose a la jubilaci¨®n: que son muy buenos todav¨ªa.
Dos horas antes, en la calle Ibiza de la capital de Espa?a, varios escritores descansaban antes de una nueva sesi¨®n de firmas en el parque del Retiro, donde se celebra la Feria del Libro. Pasan coches repletos de gente con la camiseta del Madrid en direcci¨®n al centro. ¡°Se equivoca quien infravalore el poder del f¨²tbol¡±, dice el novelista barcelon¨¦s, y cul¨¦, Carlos Zan¨®n. ¡°Hace a?os en Catalu?a hubo un momento en que el Barcelona jugaba de tal forma y ganaba de tal manera que much¨ªsima gente pens¨® que, si se pod¨ªa conquistar cualquier t¨ªtulo con el f¨²tbol, se pod¨ªa conquistar cualquier cosa con la pol¨ªtica¡±, refrendando con su peculiar humor una tesis desarrollada por algunos colegas suyos medio en serio, medio en broma: el proc¨¨s fue culpa de Messi. La temporada del Madrid en Champions, saltando de un m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa a otro, tambi¨¦n ha generado una reacci¨®n que va m¨¢s all¨¢ de lo deportivo, aunque no se desplace a lo pol¨ªtico: se trata de un tema recurrente de conversaci¨®n seas futbolero o no, un asunto emocional que implica a mucha gente por lo que tiene de extraordinario, casi de milagroso. Que se nota en la cantidad de mensajes de felicitaci¨®n alucinada de muchos antimadridistas; no perdonan los peores deseos, pero reconocen el m¨¦rito. Algo que tiene que ver con la plantilla (unos tipos a los que no es f¨¢cil odiar, como explicaba Xavier Aldekoa este domingo en La Vanguardia) y por la empat¨ªa que termina generando que te den por desahuciado tantas veces, y sigas levant¨¢ndote entre la histeria de tu afici¨®n sea el minuto que sea.
En un momento de la sobremesa, Zan¨®n me pregunta por los art¨ªculos escritos esta temporada que no pudieron publicarse por cambio urgente en el marcador. ¡°Algunos¡±, respondo. Le cuento la teor¨ªa de David Trueba, que dice que el f¨²tbol es un deporte ins¨®lito del que no se puede hacer cr¨®nica de lo que ocurre sino de lo que diga el resultado. Por eso lo que todo estaba mal antes del 90, de repente es maravilloso en el 91 porque un bal¨®n peg¨® en el palo y, en lugar de salir, entr¨®. ¡°Pero eso tambi¨¦n hace que el f¨²tbol se parezca como ninguno a la vida¡±, dice Zan¨®n. ¡°Eres una persona buena, sana, generosa, amable y cari?osa, y a los 30 a?os te pilla una enfermedad y te lleva por delante. Y tu vida se explica a partir de tu muerte¡±.
De lejos llegaba ya el rugido sordo de la calle Alcal¨¢, donde paraban los aficionados por no poder seguir hasta Cibeles. Dos de ellos, Marta y El¨ªas, estudiantes, se empezaron a abrir entre empujones y codazos para tratar de llegar a la fuente. Sin saberlo, resum¨ªan la mejor Champions de la historia del Madrid: remontando hasta despu¨¦s de los partidos.
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