Los Celtics se miden con su historia en la final de la NBA
Los de Boston se enfrentan en casa en el sexto partido a los Warriors, que parten con ventaja en la eliminatoria (3-2). La ciudad, de gran tradici¨®n, acaricia el sue?o de sumar su 18? campeonato y desempatar en la gloria con los Lakers, eternos rivales
Los Celtics tienen una cita con su historia este jueves en Boston. La cosa pinta regular, pero el guardi¨¢n de esa memoria, Richard Jackson, est¨¢ ¡°tranquilo y esperanzado¡±. Jackson es el conservador desde hace 40 a?os del Museo del Deporte de la ciudad, cuya sede est¨¢ en el TD Garden, estadio en el que su equipo de toda la vida se medir¨¢ en el sexto partido de la final de la NBA con su glorioso pasado y con los Golden State Warriors. ...
Los Celtics tienen una cita con su historia este jueves en Boston. La cosa pinta regular, pero el guardi¨¢n de esa memoria, Richard Jackson, est¨¢ ¡°tranquilo y esperanzado¡±. Jackson es el conservador desde hace 40 a?os del Museo del Deporte de la ciudad, cuya sede est¨¢ en el TD Garden, estadio en el que su equipo de toda la vida se medir¨¢ en el sexto partido de la final de la NBA con su glorioso pasado y con los Golden State Warriors. Los de San Francisco lideran (3-2) la eliminatoria, despu¨¦s de ganar el lunes en casa y, sobre todo, despu¨¦s de llevarse el cuarto partido, gracias a otra espectacular actuaci¨®n de su estrella, Stephen Curry, en cancha contraria, cuando el marcador iba 2-1 a favor de los Celtics, y estos pudieron despegarse qui¨¦n sabe si definitivamente. ¡°Se nos escap¨® entre los dedos aquella noche¡±, dice Jackson, que conf¨ªa ¡°en la resiliencia de este grupo¡±. ¡°Lo bueno de esto¡±, se consuela, ¡°es que el guion nunca est¨¢ escrito. Llevo viendo jugar a este equipo desde principios de los a?os sesenta, y cr¨¦ame: todo es posible cuando Boston empuja¡±.
Jackson, hombre de contagiosa erudici¨®n, es la prueba viviente de que el baloncesto es una cosa seria en este distinguido rinc¨®n de la Costa Este. La ciudad lleva en vilo un par de semanas, porque ha transcurrido demasiado tiempo desde que alcanzaron a disputar una final: 12 a?os ya sin sentir el cosquilleo colectivo, ese toma y daca de grandes veladas deportivas de una costa a otra. Esta es, adem¨¢s, la temporada del 75? aniversario de la NBA.
La ¨²ltima vez que los Celtics se llevaron un anillo, el 17?, que los convirti¨® en equipo m¨¢s laureado de la liga, en un encarnizado empate con Los Angeles Lakers, fue en 2008, contra, precisamente, los Lakers de Pau Gasol. Entonces Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen hicieron posible el renacimiento de la fe local en el baloncesto, que, como cuenta Michael Holley en su libro The Big Three, andaba algo marchita desde la pen¨²ltima vez, cuando la quinta de Larry Bird y Kevin McHale (ganadores tambi¨¦n en 1981 y 1984) conquistaron la gloria. Esos fueron los a?os de la mayor rivalidad con los Lakers, y los a?os tambi¨¦n de la pelea entre Larry Bird y Magic Johnson (el Este contra el Oeste, la vieja escuela contra el nuevo espect¨¢culo), antes del gran advenimiento de un tal Michael Jordan.
En Boston, los aficionados se saben de memoria las edades de oro de los Celtics, como los historiadores del arte los periodos pict¨®ricos de Picasso. Antes de aquellas dos etapas, est¨¢n los dos anillos de los setenta (1974 y 1976) y la ¨¦poca en la que ganaron nueve campeonatos en 11 a?os y se forj¨® el mito fundacional del baloncesto en la ciudad, cuando el entrenador era Red Auerbach y su mayor estandarte, Bill Russell, y jugaban Frank Ramsey, Bill Sharman, Bob Cousy o Tom Heinsohn.
Jackson echa de menos aquellos tiempos como uno echa de menos ser joven, pero tambi¨¦n por otros motivos ¡°En los sesenta la NBA era una liga mucho m¨¢s peque?a, con m¨¢s rivalidad directa entre los equipos. Era una casa modesta, no la gran mansi¨®n que es hoy en d¨ªa, con esos sueldos estratosf¨¦ricos, y los equipos anotaban 40 puntos en un cuarto, sin el beneficio de los triples. Los tiros de tres han tomado un protagonismo excesivo. Antes se jugaba de fuera adentro y ahora es al rev¨¦s. Ll¨¢meme tradicionalista, pero a m¨ª me entretiene menos ver un partido construido a partir de una serie de tiros fallidos, con los equipos peleando por atrapar los rebotes ofensivos¡±, explica, antes de recordar, echando de nuevo a su disco duro de gran capacidad, que el primer triple de la historia lo marc¨® uno de los suyos: ¡°Chris Ford, en 1979¡å.
Mucho se teme Jackson que ese nuevo orden del juego, en el que la leyenda de sus a
?orados Celtics suena a los viejos tiempos, beneficia a los Warriors, que cuentan entre sus filas con Curry, el mejor tirador desde la distancia de la historia. La clave este jueves para los locales ser¨¢, y no es precisamente ning¨²n secreto t¨¢ctico, neutralizarlo, tarea a la que han estado dedicados desde el comienzo de la final. Pero eso tambi¨¦n podr¨ªa no ser suficiente: la historia de la tercera victoria de los Warriors en el quinto partido fue la de la ausencia del brillo habitual del base (que solo meti¨® 16 puntos) y el paso adelante de la pareja formada por Andrew Wiggins y Klay Thompson.
La otra clave es que funcionen los Big Three de los Celtics de este a?o: Jayson Tatum, una estrella cuyo brillo ensucian estad¨ªsticas como la de haberse convertido en el jugador que m¨¢s balones ha perdido en la postemporada, Jaylen Brown y Al Holford, el primer dominicano (tierra que nutre a las ligas estadounidenses de grandes jugadores del b¨¦isbol) que juega una final en la historia de la NBA. Un tipo de 36 a?os en un equipo predominantemente joven con futuro por delante que ha servido de pegamento de sus compa?eros durante los playoffs.
¡°El de este jueves es el partido m¨¢s importante de la carrera de estos jugadores y para los j¨®venes de Boston que no han visto a su equipo pelear por nada¡±, opina Javier Lim¨®n, que adem¨¢s de ser uno de los productores musicales espa?oles m¨¢s exitosos (Paco de Luc¨ªa, Bebo y El Cigala o, recientemente, Alejandro Sanz), es profesor en el prestigioso Berklee College of Music y lleva 12 a?os viviendo en la ciudad. ¡°Este a?o he visto c¨®mo Boston se volcaba con el baloncesto, tras un tiempo en que todo era el f¨²tbol americano, por los Patriots de Tom Brady. La emoci¨®n ha ido in crescendo; nadie habr¨ªa dicho al principio de la temporada que iban a llegar tan lejos. As¨ª que conf¨ªo en que sepan levantarse de la lona¡±.
Desde la zona de prensa, las cosas no se ven tan bien. Dan Shaughnessy, columnista deportivo del Boston Globe y autor de un reciente libro sobre los a?os de Larry Bird, cuyo t¨ªtulo Wish It Lasted Forever (Desear¨ªa que hubiera durado para siempre, Scribner, 2021) tal vez explique su fama local de cascarrabias, public¨® esta semana un art¨ªculo tras el quinto partido, ¡°A¨²n no se acab¨® para los Celtics, pero esa sensaci¨®n queda tras esta oportunidad perdida¡±, en el que aconsejaba a Tatum, que d¨¦ ¡°un paso adelante¡± y empiece a comportarse como ¡°un jugador de la NBA de primera clase¡±.
En una comparecencia ante los medios, Tatum recurri¨® este mi¨¦rcoles no tanto a la historia contra la que se enfrentar¨¢n los suyos ma?ana como al pasado reciente. Habl¨® sobre las opciones de los Celtics de deshacer ese 3-2 y llevarse el t¨ªtulo el domingo en San Francisco: ¡°Haberlo demostrado antes deber¨ªa darnos a¨²n m¨¢s la confianza de que podremos lograrlo¡±. Y en eso tiene raz¨®n: este equipo ha flirteado con el desastre y con ¨¦xito durante toda la temporada, a lomos de la honestidad brutal de su entrenador, Ime Udoka. Solo restan uno (o dos) partidos para saber si ese camino dif¨ªcil era el que conduc¨ªa (o no) a un final feliz.
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