El misterio de los ni?os que roban la bola de Jon Rahm en el US Open
El vasco comienza con -1 su defensa del t¨ªtulo en una jornada con final rocambolesco en el que roz¨® el drama en los dos ¨²ltimos hoyos
La an¨¦cdota podr¨¢ contarla Jon Rahm a sus hijos: ¡°Una vez a pap¨¢ le robaron la bola unos ni?os jugando el US Open...¡±. ?C¨®mo? As¨ª fue...
Hoyo 18, primera jornada del Abierto americano en el que Rahm defiende el t¨ªtulo que levant¨® el a?o pasado, su primer grande, ¨²nico espa?ol que ha ganado este torneo. El vasco saca de la bolsa el driver, el palo m¨¢s potente, y su bola vuela hasta perderse de vista. Nadie ve d¨®nde ha ca¨ªdo con exactitud, hasta que aparece misteriosamen...
La an¨¦cdota podr¨¢ contarla Jon Rahm a sus hijos: ¡°Una vez a pap¨¢ le robaron la bola unos ni?os jugando el US Open...¡±. ?C¨®mo? As¨ª fue...
Hoyo 18, primera jornada del Abierto americano en el que Rahm defiende el t¨ªtulo que levant¨® el a?o pasado, su primer grande, ¨²nico espa?ol que ha ganado este torneo. El vasco saca de la bolsa el driver, el palo m¨¢s potente, y su bola vuela hasta perderse de vista. Nadie ve d¨®nde ha ca¨ªdo con exactitud, hasta que aparece misteriosamente junto a una carpa, en una zona vallada, al lado de un generador. En efecto, es la suya, marca Callaway. Alguien la ha encontrado ah¨ª siguiendo los pasos de dos ni?os que salen corriendo de la escena con cara de haber cometido una travesura: supuestamente, quedarse con la bola de Rahm y luego deshacerse de ella como si fuera el arma de un crimen. El suceso en s¨ª es confuso, y casi requiere una investigaci¨®n policial por el misterio que rodea un episodio tan rocambolesco. Ni el mismo Rahm sabe con certeza qu¨¦ pas¨®.
En la pr¨¢ctica, el escondite, en una zona artificial, supone que el campe¨®n puede dropar sin penalidad. Su segundo golpe en este par cuatro viaja a green, y con un putt largo firma el birdie y una tarjeta de -1, en los puestos de cabeza (el primer l¨ªder es el canadiense Adam Hadwin, con -4, seguido con -3 por McIlroy, Tarren, Lingmerth, Dahmen y Daffue).
Los peque?os ladrones protagonizan el final de una pel¨ªcula de suspense. Justo en el hoyo anterior, el 17, Rahm hab¨ªa rozado el drama. Sus aspiraciones de revalidar la corona estuvieron muy cerca de esfumarse. La bola de salida de Rahm visita el rough de la izquierda y desde el tee al n¨²mero dos le llevan los demonios: ¡°?Est¨¢ jodidamente fuera de l¨ªmites!¡±. Creyendo que la hab¨ªa perdido, lanza una nueva, una bola provisional, pero esta va todav¨ªa peor y se pierde entre los ¨¢rboles y una profunda vegetaci¨®n. Mientras acude a la zona de aterrizaje, un grito le despierta del mal sue?o. Es su padre, Edorta, que desde detr¨¢s de las cuerdas le dice que su primera bola est¨¢ localizada, y encima apenas hundida y con un buen ¨¢ngulo para buscar el green. Rahm incluso se da una opci¨®n de birdie que acaba en par.
En esos dos hoyos a Rahm casi le da un ataque al coraz¨®n. ¡°Parece que ha bajado Seve y ha jugado por m¨ª¡±, resopla el vasco al final de la ronda, quit¨¢ndose la gorra y toc¨¢ndose la barba. ¡°Los he jugado muy diferente a lo que me gusta a m¨ª. En el 17 sab¨ªa que el rough a la izquierda no era un problema, pero he tenido mucha, mucha suerte. La suerte del siglo. Y encima en un US Open. En el 18 creo que mi bola acab¨® en las gradas y unos chavales se la han llevado. Gracias que alguien se ha dado cuenta. Yo les vi corriendo hacia m¨ª con una sonrisa de cuidado. Han sacado la mano m¨¢gica. Me extra?¨® porque eran los ¨²nicos en esa direcci¨®n, el resto iba hacia green¡±.
La fortuna bes¨® al campe¨®n cuando el viento se hab¨ªa levantado en Brookline y las sensaciones ya no eran tan buenas como al principio. Despu¨¦s de cerrar el par cinco del ocho, Rahm sumaba -2 con tres birdies en los cuatro ¨²ltimos hoyos y era col¨ªder. Funcionaba el juego corto, desde el tee era un ca?¨®n que dejaba tirados a sus compa?eros de ronda, Morikawa y Piot, y el campo estaba perfecto, una alfombra bajo un cielo calmado.
El gui¨®n empez¨® a cambiar cuando sopl¨® con fuerza el viento y a Rahm le falt¨® algo de decisi¨®n con los hierros. En el hoyo 9 visit¨® el b¨²nker de la derecha y la escapada se le fue larga: dos putts y bogey. En el 14, el segundo par cinco del recorrido, otro examen: calle fallada y un golpe de acercamiento antes de alcanzar una plataforma elevada rumbo a green. Un hoyo laber¨ªntico. Par salvador en esa estaci¨®n y un putt desviado en el 15 para quedarse en paz con el campo. El par era bueno. Con eso se contentaba hasta que llegaron esos dos diab¨®licos ¨²ltimos hoyos, primero el temor a las bolas perdidas en el 17 y luego el misterio de los ni?os que salieron corriendo en el 18.
¡°Pod¨ªa haber hecho alg¨²n birdie m¨¢s¡±, suspir¨® Rahm, ¡°pero cada vez que se da bajo par en un US Open, bienvenido¡±.
Sergio Garc¨ªa llega a ¨²ltima hora y firma +4
Un problema personal provocó que Sergio García no pisara el campo del US Open hasta el miércoles por la tarde, apenas 20 horas antes del comienzo de su primera ronda. El castellonense disputó la semana pasada el primer torneo de la liga saudí, en Londres, y su llegada a Boston se retrasó por un imprevisto. Sin apenas entrenamiento, El Niño firmó cuatro golpes sobre el par y tiene el corte cuesta arriba. Lo mismo le sucedió a Adri Arnaus, que entregó una tarjeta de +6.
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