Nadal tira de pico y pala ante Berankis
El espa?ol despacha a un rival pegajoso en una tarde muy laboriosa (6-4, 6-4, 4-6 y 6-3, tras 3h 02m), salva otra ronda y se las ver¨¢ el s¨¢bado con el italiano Sonego
Rafael Nadal coge aire, carga los carrillos y resopla con fuerza mientras el sudor le recorre las sienes y se dirige hacia el rinc¨®n. Ah¨ª, viejo zorro, se gira y aprovecha la pausa para secarse e intercambiar un par de impresiones con su banquillo, donde su equipo frunce el ce?o al un¨ªsono e intenta transmitirle paciencia porque enfrente hay un tenista revoltoso, bajito ¨C1,75 son pocos cent¨ªmetros en esto del tenis¨C, lituano y treinta?ero (32) que le exige ganarse todos y cada unos de los puntos que se dirimen este jueves en la central de Londres. Al final, el campe¨®n de 22 grandes vuelve a resoplar, pero esta vez de alivio: 6-4, 6-4, 4-6 y 6-3, despu¨¦s de 3h 02m. Ahora bien, despu¨¦s de la sufrida victoria en el estreno contra Francisco Cer¨²ndolo, se ha vuelto a topar con un hueso. Ricardas Berankis no ven¨ªa de paseo.
Esto es Wimbledon, y cada desfile por la pista supone una entrada en el laberinto. No hay tregua ni pausa, sino mucha velocidad y mucho v¨¦rtigo, as¨ª que Nadal ¨Ccitado el s¨¢bado con Lorenzo Sonego (54?) en un pulso in¨¦dito¨C no termina de encontrar alivio y tampoco puede escatimar lo m¨¢s m¨ªnimo para descerrajar un duelo pegajoso, exigente, inc¨®modo de inicio a fin. Son las primeras rondas y falta tono, pero ya lo advert¨ªa el martes, despu¨¦s de rendir al argentino: esto va de sobrevivir. Un d¨ªa m¨¢s, una estaci¨®n menos. Lo hace el mallorqu¨ªn, obligado a masticar como un rumiante los intercambios, y cruza el tercer umbral del torneo en una l¨ªnea progresiva, aunque todav¨ªa lejos de ese punto dulce que alcanz¨® en las tres ¨²ltimas ediciones. Su plan, en cualquier caso, sigue los par¨¢metros deseados.
A falta a¨²n de brillos, se aferra Nadal a cada entrenamiento y a cada raquetazo. No baja la guardia. No debe. En otras circunstancias y otro territorio, Berankis (32 a?os, 106? del mundo) no deber¨ªa representar nada m¨¢s que una china en el zapato, pero sobre el verde todo es diferente y el sensor de la memoria no le permite relajarse. Mira al frente, divisa al lituano y activa todos los sentidos porque ah¨ª est¨¢n esos dos peligrosos precedentes; cuando le derrib¨® en la primera ronda de 2013, el belga Steve Darcis era el 144?, y cuando lo consigui¨® el australiano Nick Kyrgios un a?o m¨¢s tarde era el 144?. Es decir, ninguna broma. Nadal afila la mirada, se pone el mono blanco y se encomienda al esp¨ªritu del jornalero, palada va, palada viene. No hay alternativa.
¡°Do you have bananas?¡±, le solicita su rival al ¨¢rbitro por eso de ingerir potasio y calor¨ªas para seguir con la presi¨®n, erre que erre. Punto de gravedad bajo y buena mu?eca, Berankis es un incordio. No cede ni a tiros. Ocurre que el espa?ol no quiere enredos e intenta imponer una situaci¨®n de control, un guion plano que consigue plasmar en el primer parcial y mantener en el segundo, no as¨ª en el tercero. El estr¨¦s no se acaba nunca. En el cuarto, ahora bien, desborda con el cambio de marcha. A la hora de la verdad, Nadal da el aceler¨®n y resuelve, pero ha sido una tarde ¨¢spera y muy trabajada, traducido el desasosiego en esa bola que patea y esa otra a la que sacude con rabia porque intenta dar con los automatismos, pero estos se resisten. Trata de afinar con la derecha y el rev¨¦s, hacer m¨¢s da?o con el saque, y en unas cuantas ocasiones duda en la selecci¨®n del tiro.
Vintage @RafaelNadal ?
— Wimbledon (@Wimbledon) June 30, 2022
Just when you think you've got him on the ropes...#Wimbledon | #CentreCourt100 pic.twitter.com/eMX2W2eYox
Londres, la hierba y los tiempos: la clave. Cada golpe es un dilema y debe resolverse en mil¨¦simas de segundo. Cada maniobra es un acertijo. Para colmo, a ¨²ltima hora interviene la lluvia y detiene el partido durante 50 minutos, cuando ya hab¨ªa dado el arre¨®n y hab¨ªa abierto brecha (3-0). Wimbledon no olvida las tradiciones: aguacero, paraguas y lonas. Se rompe el ritmo. Carreras alrededor de la central y estampida en la colina de Aorangi Park, donde termina el picnic y todo el mundo se apresura a buscar refugio. No lo encuentra el bueno de Berankis, que despu¨¦s de un loable ejercicio de resistencia y de intenci¨®n, acaba abriendo paso. Lo reclama Nadal y tacha otra fecha del calendario, luego est¨¢ a cinco pasos de hacer otra cumbre.
La victoria (307 en los Grand Slams) le permite desmarcarse en el hist¨®rico de Martina Navratilova (306) y mantener la aspiraci¨®n de igualar al hombre de hielo, Bj?rn Borg, aquel alien¨ªgena de cabellera rubia que enlaz¨® cinco triunfos consecutivos en Londres y, he aqu¨ª el objetivo del balear, logr¨® en tres ocasiones (1978, 1979 y 1980) el doblete Roland Garros-Wimbledon en una misma temporada. ¡°Cada d¨ªa es un desaf¨ªo¡±, recalca ¨¦l despu¨¦s de tres horas sin respiro. ¡°Necesito mejorar¡±, precisa cuando se le plantea qu¨¦ ha hecho bien. ¡°Tengo que aceptar que las cosas no van a ser perfectas y seguir trabajando¡±, concluye en direcci¨®n al cruce con el italiano Sonego, consciente de que son d¨ªas de pico y pala. Te llames como te llames.
¡°?EL COVID? NO ES PARANOIA, ES REALIDAD¡±
Autocrítico, Nadal aseguró en la sala de conferencias que no había estado fino en los dos primeros parciales y que considera que ha ganado tiempo para seguir poniendo a punto su juego.
“No tuve el mejor comienzo, honestamente, y probablemente sí el mejor final. Tengo margen para mejorar”, afirmó. “Los dos primeros sets han sido malos, y yo no soy de los que me engaño. He jugado mal porque he jugado mal, no hay ninguna excusa. Después, es cierto que he jugado mucho mejor en todos los sentidos y que he ido encontrando cosas durante el partido”, continuó.
Restó importancia al parón prolongado –“es parte del tenis, no me quejo en absoluto y creo que el procedimiento fue correcto”– e invitó a los presentes a hablar más sobre tenis que sobre físico cuando se le preguntó por las cintas protectoras que lució en la zona abdominal: “Me sentía cansado del otro día, tenía agujetas porque son muchos años sin jugar en hierba. Las sensaciones no eran las mejores”.
No obstante, subrayó esa capacidad que tienen él, Federer y Djokovic para sortear los días difíciles –“somos los que más hemos ganado jugando mal”– y que “hay días en los que toca remar”. Este jueves, además, comenzó con sobresalto. Roberto Bautista tuvo que abandonar el torneo después de contagiarse por covid, tercer caso tras los del croata Marin Cilic y el italiano Matteo Berrettini.
“No es paranoia, es una realidad”, expuso en inglés; “un buen amigo se ha tenido que ir fuera y este tipo de cosas ocurren. No estoy haciendo muchas cosas, estoy aquí [en el club] y en casa; no salgo. Esto es parte de este mundo desafiante de estos dos últimos años. No creo que no se estén haciendo las cosas bien, porque necesitamos tener libertad y ahora el covid es menos peligroso en términos de salud, pero cuando abres, este tipo de cosas pasan. Eso es todo”.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.