La perfecci¨®n de la centenaria Catedral
Esta pista ha logrado mantener inalterables las tradiciones iniciales del tenis en un equilibrio ideal entre la actualizaci¨®n y su personalidad
En este 2022 se han cumplido 100 a?os de trayectoria de la pista central de Wimbledon y, con tal motivo, los organizadores del Grand Slam ingl¨¦s decidieron hacer un homenaje a tan emblem¨¢tico escenario reuniendo sobre su hierba a un nutrido grupo de excampeones. Entre ellos figuraban algunos de los mejores de la historia de este deporte: Rod Laver, Bj?rn Borg, Billie Jean King, Margaret Court, John McEnroe, Chris Evert, Novak Djokovic, Rafael y, c¨®mo no, Roger Federer.
Han sido 100 a?os en los que distintas generaciones de aficionados han tenido la oportunidad de presenciar algunos de los encuentros m¨¢s trascendentales del tenis y en los que unos pocos privilegiados han tenido la suerte de disputar alg¨²n partido. Una de las aspiraciones de los tenistas noveles es poder llegar a jugar un d¨ªa all¨ª, hecho que con posterioridad ser¨¢ rememorado y contado con emoci¨®n a sus allegados. Los jugadores de segundo nivel solamente tienen la posibilidad de pisarla si les toca en suerte jugar contra uno de los primeros cabeza de serie.
Yo recuerdo perfectamente la primera vez que entr¨¦ en el m¨ªtico estadio que hab¨ªa visto tantas veces por televisi¨®n. Era 2003, Rafael disputaba su primer Wimbledon y, no recuerdo muy bien qui¨¦n, me proporcion¨® una entrada para ver un partido entre Federer y Mardy Fish. Lo que s¨ª recuerdo fue la emoci¨®n que me produjo estar sentado en las gradas de La Catedral y poder respirar ese aire elegante, tradicional e hist¨®rico. Tambi¨¦n mantengo bien presente, por supuesto, la primera vez que mi sobrino tuvo la oportunidad de jugar en ella y que le coment¨¦ a un miembro de nuestro equipo la impresi¨®n que me produc¨ªa verlo jugar donde tantos a?os atr¨¢s yo hab¨ªa admirado a Borg. Fue en la segunda ronda de 2006, contra Robert Kendrick.
Esta pista ha logrado mantener inalterables las tradiciones iniciales del tenis en un equilibrio perfecto entre las distintas reformas a las que ha sido sometida para actualizarla y el mantenimiento de su personalidad. No ha perdido, jam¨¢s, un ¨¢pice de perfecci¨®n y solera. El cuidado de cualquier detalle abarca primorosamente el m¨¢s insignificante pormenor, hasta el punto de que durante un partido de Rafael, entr¨® un supervisor para pedirme amablemente que retirara un objeto que ven¨ªa a estorbar la impoluta panor¨¢mica: las gafas de sol que yo hab¨ªa depositado descuidadamente sobre la pared de nuestro box.
Esta simbiosis perfecta entre modernidad y tradici¨®n hace de Wimbledon ese torneo ¨²nico que es el orgullo de los selectos socios de este club ingl¨¦s. En este centenario aniversario se han producido, sin embargo, dos cambios que vienen a modificar ligeramente esa impert¨¦rrita historia.
En primer lugar, se ha suprimido el Middle Sunday o domingo intermedio en el que no se jugaba ning¨²n partido. Solamente en cuatro ocasiones se celebraron encuentros en el ecuador del torneo y fue, como se pueden figurar, porque la lluvia londinense hab¨ªa producido tantos retrasos que era imposible llegar a las finales del ¨²ltimo fin de semana. La segunda modificaci¨®n ha sido otorgar la posibilidad, a unos pocos tenistas elegidos, eso s¨ª, de entrenar en la pista central antes de jugar all¨ª. Siempre se hab¨ªa reservado su uso para los enfrentamientos oficiales exclusivamente, con la intenci¨®n de no solo cuidar su hierba como si de una piedra preciosa metida en un cofre se tratara, sino tambi¨¦n con la de defender su estatus legendario.
No me cabe duda de que ambas alteraciones, sutiles para el resto de los mortales, habr¨¢n causado no pocas diatribas y debates en la junta directiva. Pareciera que el gran escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa los inspirara con la ingeniosa y famosa frase de su ¨²nica obra, Il Gattopardo (El Gatopardo): ¡°Se vogliamo che tutto rimanga com¡¯¨¨, bisogna che tutto cambi (Si queremos que todo siga como est¨¢, todo debe cambiar)¡±.
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