Acci¨®n, suspense y terror, el ¡®thriller¡¯ de Roglic

Una montonera de corredores del Jumbo se arremolinan alrededor de Roglic, sentado sobre el suelo y apoyado sobre la valla, respiraci¨®n entrecortada y resignaci¨®n, tambi¨¦n incertidumbre por lo que pueda pasar. El esloveno se mira el brazo, con una quemadura morrocotuda que emana abundante sangre, con el hombro lastimado y la rodilla raspada, tambi¨¦n salpicada de regueros de plasma rojo. Todos se preguntan c¨®mo est¨¢, qu¨¦ factura le pasar¨¢ la ca¨ªda que ha sufrido a pocos metros de meta. Tambi¨¦n se acerca con preocupaci¨®n ...

Una montonera de corredores del Jumbo se arremolinan alrededor de Roglic, sentado sobre el suelo y apoyado sobre la valla, respiraci¨®n entrecortada y resignaci¨®n, tambi¨¦n incertidumbre por lo que pueda pasar. El esloveno se mira el brazo, con una quemadura morrocotuda que emana abundante sangre, con el hombro lastimado y la rodilla raspada, tambi¨¦n salpicada de regueros de plasma rojo. Todos se preguntan c¨®mo est¨¢, qu¨¦ factura le pasar¨¢ la ca¨ªda que ha sufrido a pocos metros de meta. Tambi¨¦n se acerca con preocupaci¨®n el maillot rojo Evenepoel, su rival pero tambi¨¦n su compa?ero. ¡°Le vi da?ado, seguramente tendr¨¢ que ir al hospital, pero espero que se recupere¡±, se?al¨® el belga, deportivo.

Sucede que Roglic no perdona una desde que perdiera la contrarreloj, decidido a atacar y atacar, a probar la fortaleza del belga, a encontrar sus debilidades. Y lo logr¨® en las dos ¨²ltimas ascensiones como tambi¨¦n lo hizo en Tomares, pues a falta de 2,8 kil¨®metros arranc¨® con una fiereza desbocada, baile sobre la bicicleta de pedaladas inhumanas, suficiente para romper al pelot¨®n, para abrir brecha y jugarse el esprint con los pocos que aguantaron su embestida, con Ackerman (UAE), con Wright (Bahrain), con Van Poppel (Bora) y Mads Pedersen (Trek), el dan¨¦s que desde que se march¨® Sam Bennett impone su ley, de nuevo vencedor tras coronarse en Montilla.

Aunque unos metros antes, en las ¨²ltimas pedaladas, con la adrenalina a tope, Roglic se trastabilla ¡ªno se sabe si con la rueda de Wright o con un pegote de plastilina que hab¨ªa porque no hay imagen clara¡ª y se pega un tortazo inhumano, gritos ahogados y miedos visibles. Un topetazo, tambi¨¦n, cruel porque no solo pierde posibles segundos de bonificaci¨®n de la etapa (10 para el primero; seis el segundo; y cuatro el tercero) sino que se le queda el cuerpo maltrecho, maldita suerte la suya. Fue el thriller de la Vuelta en 2,8 kil¨®metros, en unos pocos segundos. De acci¨®n a suspense y de ah¨ª a terror.

Aunque hubo m¨¢s. Resulta que casi en el mismo momento en el que Roglic se abalanz¨® a por la etapa, Evenepoel sufri¨® un pinchazo y se desconect¨® del pelot¨®n. Bendito azar el suyo porque la normativa establece que todos los que sufran un percance en final llano ¡ªno as¨ª en monta?a¡ª y una vez entrados en los ¨²ltimos tres kil¨®metros (sea ca¨ªda, pinchazo...) no pierden tiempo con respecto al grupo en el que estaban en ese momento. Se salv¨® por muy poco, menos de un kil¨®metro. ¡°No s¨¦ a cu¨¢nto estaba de meta, aunque el d¨ªa anterior hice un reconocimiento de los ¨²ltimos 15 kil¨®metros. Estaba un poco preocupado, la verdad¡±, resolvi¨® Remco. Aunque fue pr¨¢ctico: ¡°Es bueno pinchar a tres kil¨®metros y no a cinco viendo c¨®mo ha sido el final de la etapa...¡±. La suerte del campe¨®n contra el infortunio del aspirante, que, obviamente, no lo es tanto porque suyas han sido las tres ¨²ltimas coronas. Le queda el consuelo al esloveno, eso s¨ª, de que le recort¨® ocho segundos al l¨ªder, aplicada la misma norma de los postreros tres kil¨®metros.

Queda por ver c¨®mo se recupera Roglic, un gladiador que gan¨® la batalla, pero que podr¨ªa perder la guerra antes de tiempo. Seg¨²n inform¨® Jumbo por la noche, el equipo junto al m¨¦dico decidir¨¢ este mi¨¦rcoles por la ma?ana si el ciclista esloveno tomar¨¢ la salida.

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