El Real Madrid: mito y misterio
El equipo a¨²n juega bajo el influjo m¨¢gico de la temporada pasada, al que nadie puede encontrar la f¨®rmula, tan remota y misteriosa como la de la Coca-Cola
La fuerza oculta. Un nuevo Bar?a desaf¨ªa al viejo Madrid en base a una excelente materia prima. El tiempo nos hablar¨¢ de su consistencia. Pero es del Real Madrid del que quiero hablar, ahora que las selecciones nos dan una tregua. El equipo a¨²n juega bajo el influjo m¨¢gico de la temporada pasada, espirando tal seguridad que, en ocasiones, estamos seguros de que va a ganar, incluso cuando parece estar haciendo todo lo posible para perder. Que nadie intente encontrar la f¨®rmula, tan remota y misteriosa como la de la Coca-Cola. Es como un salto al vac¨ªo. Estos jugadores del Madrid hasta caminan como ganadores. Creo haberle le¨ªdo a Alejandro Baricco que hay acontecimientos que son producto de la inteligencia colectiva, ¡°un prop¨®sito comunitario que de tanto desearlo y so?arlo, se materializa¡±. Lo ocurrido la temporada pasada en el Bernab¨¦u parec¨ªa darle fuerza a esta teor¨ªa en cada partido de Champions.
La prueba del algod¨®n. Porque la afici¨®n no es ajena al misterio. La pasada temporada ellos contribuyeron con su pasi¨®n y su fe a estirar la leyenda del Madrid hasta darnos la sensaci¨®n de que no pod¨ªa dar m¨¢s de s¨ª. Remontadas que, como producto t¨ªpico de la casa, el equipo las hizo por triplicado (PSG, Chelsea y City). Meses despu¨¦s a¨²n no acertamos a explicarlas. Pero en la gran final, el Madrid decidi¨® apostar por todo lo contrario, esperar prudentemente detr¨¢s de la l¨ªnea de la pelota hasta con siete hombres m¨¢s el gran Courtois, y acelerar con la imaginaci¨®n t¨¦cnica de Benzema y las poderosas piernas de Vinicius y Valverde. Fue la manera que eligi¨® el Madrid para decir una cosa m¨¢s: ¡°Al rev¨¦s tambi¨¦n gano¡±. Prueba definitoria. Porque no significa que el Madrid gana de cualquier manera (como suelen decir los que pretenden ofender), sino que gana de todas las maneras.
Construyendo historia. Dice Stefan Zweig que cuando a la historia se la mira de cerca es sobrecogedora. Ocurre en todos los ¨¢mbitos menos en el del f¨²tbol, al que un demencial sentido de la inmediatez no deja mirar en perspectiva y una mirada m¨¢s emocional que racional no deja analizar con justicia. Creo que no somos conscientes de que las cinco Champions levantadas por varios jugadores de la actual plantilla del Madrid, nos ponen ante algo hist¨®rico. Solo equiparable a la gesta de aquella generaci¨®n que abraz¨® a la Copa de Europa y no la solt¨® hasta haber ganado las primeras cinco ediciones. Cuando un futbolista llega a un gran club, el reto es dejarlo en un lugar mejor al que lo encontr¨®. Pero solo estar a la altura de las generaciones anteriores en el mejor club del siglo XX, ya es mucho decir.
Hoy mejor que ma?ana. El anhelo de querer m¨¢s que caracteriza al ser humano, estos jugadores lo honran. Aquellos h¨¦roes que ganaron con grandeza (en blanco y negro, s¨ª) las primeras cinco Copas con Alfredo Di St¨¦fano al mando, son los responsables de que el Madrid no tenga historia, sino mitolog¨ªa. Las nuevas generaciones trajeron el color, abrillantaron la leyenda y merecen el mismo honor. Conviene no olvidarlo cuando Courtois vuela de palo a palo; cuando el talento invisible de Kroos contribuye con cada pase exacto al bien colectivo; cuando Modric riega de sudor el campo; cuando Vinicius, como en esta ¨²ltima semana, muestra la capacidad de supervivencia f¨ªsica y ps¨ªquica de Robinson Crusoe; cuando Benzema llena de clase al f¨²tbol mismo¡ Hace dos semanas falleci¨® un escritor maravilloso y un madridista ejemplar: Javier Mar¨ªas, al que todos llenamos de justos elogios. Me hubiera gustado o¨ªrlos antes de que se fuera. Tampoco este Madrid merecer¨ªa esa injusticia.
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