Supercrisis por una Supercopa
Aunque ardan las redes sociales, la derrota del Real Madrid ante el Barcelona en Arabia no es una tendencia, ni siquiera un s¨ªntoma
Implosi¨®n. En el Real Madrid perder nunca fue f¨¢cil, pero hemos llegado a un absurdo anal¨ªtico que consiste en creer que ganar la Champions es normal y perder la Supercopa de Espa?a, una aberraci¨®n intolerable. Todos somos culpables. Desde los propios aficionados que, como dice Rela?o en su nuevo y excelente libro (El ¨²ltimo minuto), nos creemos ¡°el pueblo elegido¡± despu¨¦s de cada gesta como las vividas la ¨²ltima temporada, pasando por algunos jugadores que, despu¨¦s del partido de la ...
Implosi¨®n. En el Real Madrid perder nunca fue f¨¢cil, pero hemos llegado a un absurdo anal¨ªtico que consiste en creer que ganar la Champions es normal y perder la Supercopa de Espa?a, una aberraci¨®n intolerable. Todos somos culpables. Desde los propios aficionados que, como dice Rela?o en su nuevo y excelente libro (El ¨²ltimo minuto), nos creemos ¡°el pueblo elegido¡± despu¨¦s de cada gesta como las vividas la ¨²ltima temporada, pasando por algunos jugadores que, despu¨¦s del partido de la Supercopa, se acusaron a s¨ª mismos de falta de actitud, llegando hasta el mismo club, incapaz de atajar las cr¨ªticas por lo que parece inferirse del silencio con que respondi¨® a esta repentina crisis. Las palabras no reemplazan a las pruebas y lo cierto es que el Madrid fue superado claramente por el Barcelona. Pero, aunque ardan las redes sociales, una final de Supercopa no es una tendencia, ni siquiera un s¨ªntoma.
El jarr¨®n en enero. La teor¨ªa que se abri¨® paso entre los que sobreanalizan es que algo llevaba roto desde hace alg¨²n tiempo, pero se sosten¨ªa como esos jarrones resquebrajados que a¨²n mantienen su aristocr¨¢tico aspecto, hasta que un peque?o golpe lo rompe en mil pedazos. Hasta Casemiro volvi¨® a las conversaciones como ¡°el caballo de carga de nuestros grandes asuntos¡± (cito a Shakespeare para no quedarme corto), como si el club lo hubiera regalado dejando un irresponsable agujero. En realidad, es casi tradici¨®n que el Madrid afloje en enero. En esta ocasi¨®n, la colosal interferencia f¨ªsica y an¨ªmica del Mundial parece haber exagerado las se?ales. Como hasta los ¡°pueblos elegidos¡± pierden confianza despu¨¦s de un fallo, todos parec¨ªan esperar que la eliminatoria de Copa frente al Villarreal fuera una r¨¦plica del se¨ªsmo sufrido en Arabia. Pero, como es norma de la casa y de esta generaci¨®n de jugadores, donde no alcanza la energ¨ªa y el juego llega el orgullo competitivo.
Abuelos y nietos. Las edades de los jugadores entran a debate siempre que hay una crisis. Unos porque tienen demasiados a?os y otros porque son demasiado j¨®venes. Modric fue, para muchos medios, el tercer mejor jugador del Mundial de Qatar, solo por detr¨¢s de Messi y Mbapp¨¦. Es improbable que haya envejecido en el ¨²ltimo mes. Benzema es el ¨²ltimo Bal¨®n de oro porque la edad le aport¨® aplomo y decisi¨®n goleadora. Los a?os, como se ve, lejos de quitarle, le aportaron variedad a su calidad de siempre. En cuanto a Kroos, renunci¨® voluntariamente a su selecci¨®n y su aporte sigue siendo el del crack de siempre, con un peso t¨¦cnico que le permite adue?arse de los partidos. En cuanto a los j¨®venes, ya dieron pruebas suficientes de idoneidad. No es necesario matar a los abuelos para que crezcan los nietos, solo hace falta dejar que el tiempo, que es el m¨¢s sabio, haga su trabajo.
Ahora empieza el baile. Nada de lo dicho desmerece el gran partido del Bar?a, que en Arabia aline¨® por fin su juego al discurso de Xavi. Con un gran talento comercial, festejaron la Supercopa como si se tratara de una Champions. Estaba justificado porque hab¨ªa hambre atrasada y dos necesidades: una futbol¨ªstica que apremiaba a Xavi y otra econ¨®mica que agobia a Laporta. Una Supercopa no paga las deudas, pero ayuda a olvidarlas. El Bar?a toc¨® techo ante el Madrid, lo que significa que tiene un potencial prometedor. Pero lo que hasta ahora le cost¨® es darle continuidad a su comportamiento futbol¨ªstico, quiz¨¢s porque le faltaba el subid¨®n de confianza que dan los t¨ªtulos. Esa duda tambi¨¦n la resolver¨¢ el tiempo, que tiene muchas preguntas que contestar de aqu¨ª al final de temporada. Porque certezas, lo que se dice certezas, ninguno de los dos parece tenerlas.
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