Inglaterra se redime en el Seis Naciones con un triunfo ante Italia

Si hay algo que un ingl¨¦s no puede contemplar es una derrota ante Italia, un escenario que ha te?ido de iron¨ªa la prensa brit¨¢nica en los ¨²ltimos d¨ªas. Porque Inglaterra hab¨ªa ganado sus 29 partidos ante la cenicienta del Seis Naciones, pero llegaba en su versi¨®n m¨¢s vulnerable y su rival ven¨ªa de dar un susto de primer orden a Francia. En...

Si hay algo que un ingl¨¦s no puede contemplar es una derrota ante Italia, un escenario que ha te?ido de iron¨ªa la prensa brit¨¢nica en los ¨²ltimos d¨ªas. Porque Inglaterra hab¨ªa ganado sus 29 partidos ante la cenicienta del Seis Naciones, pero llegaba en su versi¨®n m¨¢s vulnerable y su rival ven¨ªa de dar un susto de primer orden a Francia. En su segundo partido como seleccionador, Steve Brothwick evit¨® el apocalipsis devolviendo a sus pupilos a la zona de confort. Nada de florituras: orden y delantera para enjaular a los diablos italianos y ganar sin apuros (31-14) en Londres.

La derrota ante Escocia en la primera jornada alej¨® a Inglaterra de la pugna por el t¨ªtulo y agrand¨® su crisis. En esa tesitura, Borthwick, con el reto dantesco de crear un equipo de garant¨ªas para un Mundial que arranca en septiembre, asumi¨® un papel conservador. Owen Farrell, desplazado habitualmente al puesto de centro para acomodar a otros aperturas, volvi¨® al tim¨®n del n¨²mero 10, renunciando a la creatividad no exenta de cierto desorden de Marcus Smith. Fuera de la convocatoria qued¨® una vaca sagrada como Ben Youngs. Hay que ver caras nuevas.

Que los primeros diez minutos pasaran sin eventos rese?ables era todo un triunfo para una Italia que hab¨ªa encajado siete ensayos de media en sus dos ¨²ltimas visitas a Twickenham. Ante otro rival, la l¨®gica invitaba al XV de la Rosa a canjear una c¨®moda patada a palos y abrir el marcador, pero la Inglaterra m¨¢s herida no pod¨ªa permitir esa concesi¨®n en el primer asalto. Farrell pate¨® a la banda en busca del ensayo y el maul ingl¨¦s hizo los deberes ante una defensa que ni salt¨® a por el bal¨®n ni empuj¨® la plataforma inglesa. Ensay¨® Jack Willis, una de las caras nuevas.

Italia replic¨® con un ataque largo en el que roz¨® el ensayo, pero la sucesi¨®n de cargas de su delantera result¨® plana. El medio-mel¨¦ Stephen Varney no encontr¨® la puerta y los ingleses sofocaron el fuego. El grito de alivio del p¨²blico cuando el colegiado dio el bal¨®n a los suyos fue sintom¨¢tico del momento. Para su tranquilidad, el partido no tard¨® en allanarse porque la delantera italiana perd¨ªa fuelle con el paso de los minutos y recurri¨® a las faltas como gato panza arriba. La ¨²nica forma que encontraban de derribar las plataformas inglesas era colarse ilegalmente por el lateral.

La reiteraci¨®n de golpes de castigo termin¨® en amarilla a uno de los delanteros, Lorenzo Cannone, diez minutos de superioridad que los ingleses aprovecharon para apretar el acelerador. El siguiente maul termin¨® con el ensayo de Ollie Chessum, uno de los viejos conocidos de Borthwick, que ya le entren¨® en su club. M¨¢s descolocada, Italia concedi¨® la tercera marca en una ruptura de Max Malins que culmin¨® el medio-mel¨¦ Jack van Poortvliet. Al descanso, 19-0, un resultado reconocible para Inglaterra.

Con esos ingredientes, lo que sigui¨® no fue un paseo, otro s¨ªntoma de que las cosas han cambiado. Porque Italia ya no es solo una delantera luchadora que se vence a la hora de juego; ha desarrollado talentos de enjundia en la trasera como Ange Capuozzo, el zaguero de que ataca m¨¢s que defiende, un maestro del contragolpe. Inglaterra ten¨ªa claro la amenaza, pero sufri¨® cuando le dej¨® espacios. As¨ª llegaron los dos ensayos italianos, obra de Marco Riccioni y Alessandro Fusco, que dieron el ¨²ltimo relevo tras una superioridad orquestada.

No lleg¨® a peligrar la victoria inglesa porque su delantera era muy superior. Cuando Italia recort¨® distancias, cay¨® en la misma trampa; superada por el maul, Simone Ferrari tumb¨® la plataforma por donde no deb¨ªa y el ¨¢rbitro entendi¨® que la marca era ya inevitable, as¨ª que decret¨® ensayo de castigo, con tarjeta amarilla como guarnici¨®n. Y Henry Arundell, uno de los suplentes a prueba, cerr¨® la cuenta de ensayos del XV de la Rosa, que cumpli¨® con el guion. A la trig¨¦sima tampoco fue la vencida para Italia.

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