Mbapp¨¦ se asocia con Messi para castigar a un dign¨ªsimo Lens
La revelaci¨®n de la Liga francesa paga el coste de una expulsi¨®n mediada la primera parte para ceder una derrota que decanta el t¨ªtulo hacia el PSG
El Par¨ªs Saint-Germain se dispara en la liga francesa, p¨ªrrico consuelo para un equipo construido para dominar el f¨²tbol europeo y que se encontr¨® con el viento a favor en el Parque de los Pr¨ªncipes para dejar atr¨¢s (3-1) al Lens, tan valiente como desdichado. La revelaci¨®n gala se queda ahora a nueve puntos del l¨ªder y con apenas 21 puntos por disputar. Podr¨ªa incluso caer a la tercera plaza si el Marsella supera este domingo en el V¨¦lodrome al Troyes, que tiene un pie en Segunda. El PSG se encamina...
El Par¨ªs Saint-Germain se dispara en la liga francesa, p¨ªrrico consuelo para un equipo construido para dominar el f¨²tbol europeo y que se encontr¨® con el viento a favor en el Parque de los Pr¨ªncipes para dejar atr¨¢s (3-1) al Lens, tan valiente como desdichado. La revelaci¨®n gala se queda ahora a nueve puntos del l¨ªder y con apenas 21 puntos por disputar. Podr¨ªa incluso caer a la tercera plaza si el Marsella supera este domingo en el V¨¦lodrome al Troyes, que tiene un pie en Segunda. El PSG se encamina hacia su noveno t¨ªtulo en los 11 ¨²ltimos campeonatos dom¨¦sticos. El minero Lens deber¨¢ de picar m¨¢s piedra para culminar la sorpresa y regresar a la Liga de Campeones, donde s¨®lo se dej¨® ver en 1998 y en 2002.
Una imprudencia del mediocentro Abdul Samed decant¨® el duelo por el t¨ªtulo en la liga francesa, un litigio sorprendente por la diferencia de potencial econ¨®mico de ambos clubes. Nada de eso impidi¨® que el Lens partiese atrevido, con capacidad para jugar en campo contrario y vigoroso para desarmar en la presi¨®n al PSG, que pareci¨® prisionero del estupor.
En realidad, el Lens nunca dej¨® de ser valiente. Lo lleva en su ADN. Pero todo vir¨® despu¨¦s de 20 minutos cuando, como hizo casi todo el partido, el equipo se despleg¨® para incomodar la salida de bal¨®n del rival. Abdul Samed, un correcaminos de la medular, se pas¨® de vueltas y caz¨® a Achraf en el pico del ¨¢rea del PSG con una entrada salvaje en la que, con los tacos por delante, dobl¨® el tobillo derecho del lateral hispano-marroqu¨ª. El ¨¢rbitro sac¨® la tarjeta roja y es complicado discutirlo, por m¨¢s que en el fragor de la batalla los futbolistas del Lens pidiesen clemencia. El v¨ªdeo les desdijo y recalc¨® la ausencia de templanza del novato futbolista ghan¨¦s.
El Lens enfrent¨® a partir de ah¨ª un imposible. No dej¨® de ser osado, jam¨¢s se olvid¨® de mirar hacia la meta de Donnarumma, pero encontr¨® el castigo en cuanto Mbapp¨¦ se desat¨® y demostr¨® que es much¨ªsimo m¨¢s que un futbolista que va al espacio, que est¨¢ para lo grueso y para lo fino. Mbapp¨¦ sacudi¨® el partido primero con una maniobra a velocidad sideral para encontrar un espacio en el balc¨®n del ¨¢rea. Encontr¨® el mejor socio imaginable porque todo se abri¨® en cuanto Messi acudi¨® a ejercer de enganche y aclarar la jugada con su precisi¨®n habitual. Poco despu¨¦s Vitinha marc¨® desde la frontal y Messi, otra vez a los mandos, y Mbapp¨¦ volvieron a encontrarse para hacer un ejercicio de virtuosismo y sentenciar el partido cinco minutos antes del descanso.
El PSG ten¨ªa a esa altura el partido en el bolsillo, pero nunca encontr¨® el sosiego. El Lens le exigi¨® porque, generoso en el esfuerzo, nunca ofreci¨® se?ales de rendici¨®n. La bandera de la rebeli¨®n la tom¨® el delantero Openda, un guerrillero que amarg¨® al tr¨ªo de centrales del equipo parisino. El chico, un ¡®peleas¡¯ no exento de clase, percuti¨® y percuti¨®. Su equipo fue tras ¨¦l. Un error de Fabi¨¢n, que acudi¨® a despejar un saque de esquina con el brazo izquierdo en alto y cometi¨® penalti, les anim¨® a proseguir. El polaco Frankowski descont¨® desde los once metros y el partido se abri¨®, m¨¢s en lo relativo a la pelota que al marcador. Hubo dignidad en la derrota del Lens, tambi¨¦n en un bonito gesto de Galtier, el t¨¦cnico del PSG, que acudi¨® a felicitar a Haise, el entrenador sangre y oro, antes del final del partido. A veces la derrota es un refuerzo. Al Lens, l¨®gicamente, no le llega a d¨ªa de hoy para destronar al gigante parisino y menos si juega tres cuartas partes del encuentro en inferioridad num¨¦rica. Pero nadie podr¨¢ reprocharle que no lo intentase.
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