Rafa Nadal como escuela

Cada vez que Rafa Nadal se ha encontrado ante una situaci¨®n deportiva complicada ¨Cde esas en las que el espectador pensaba que, esta vez s¨ª, era realmente imposible que la sacara adelante¨C entraban en juego gran cantidad de detalles. Algunos inherentes al juego. Otros, a priori, podr¨ªan parecer ajenos. Ni mucho menos. Porque cada vez que alguien pone al l¨ªmite al tenista de Manacor aparecen las reminiscencias de tres d¨¦cadas y media de preparaci¨®n f¨ªsica, mental y, en el sentido m¨¢s amplio de la palabra, personal. En esos momentos brota la figura del abuelo Rafael ¨Cpianista y compositor¨C que ejerci¨® de patriarca reuniendo a la familia en un mismo edificio. Resurgen los tres valores con los que su t¨ªo y entrenador Toni Nadal comenz¨® a cincelar al deportista: esfuerzo, educaci¨®n y sacrificio. Regresan tantas y tantas horas de entrenamiento en las que no hubo ni una mala cara ni una queja. Tantos segundos y minutos de escuchar. Y, tambi¨¦n la lecci¨®n de que, aun haci¨¦ndolo todo bien, puede ser que las cosas terminen saliendo mal.

Todos esos componentes, llegados desde muy atr¨¢s en el tiempo, impregnados ya en la esencia del deportista, convergen en las situaciones l¨ªmite y le dan a Nadal la posibilidad de levantar, una vez m¨¢s, un partido que parec¨ªa perdido. Una f¨®rmula ancestral y ¨²nica que pone en pie a miles y miles de personas que siguen sus partidos con una peque?a reserva para la esperanza de que el milagro volver¨¢ a suceder.

?Vamos, Rafa! (Conecta) es el t¨ªtulo del libro en el que el periodista Alejandro Ciriza ¨Cdesde 2015 al frente de la informaci¨®n sobre tenis en EL PA?S¨C retrata la trayectoria de Nadal. Con pr¨®logo de Toni Nadal y ep¨ªlogo de Juan Carlos Unzu¨¦, Ciriza ofrece al lector una visi¨®n que va mucho m¨¢s all¨¢ de lo deportivo. Es un manual de gesti¨®n para manejar el talento extraordinario y hacerlo desde una perspectiva pegada a la tierra. Un elogio del t¨¦rmino medio, de la educaci¨®n, del respeto, de la contenci¨®n, de enfrentarse a uno mismo, de gestionar las dudas y la autoexigencia, de confiar cuando todos los indicadores predicen el desastre, de entenderse con la soledad cuando se est¨¢ ah¨ª abajo en la pista. Nadal como escuela de deporte y de vida. Con los ¨¦xitos y la fragilidad siempre presentes. Con las man¨ªas como una forma de ordenarse. Con la alegr¨ªa de saberse inspiraci¨®n para los retos cotidianos de mucha gente.

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