Guardiola y el cappuccino descafeinado
Aquellas reticencias, fr¨ªvolas e innecesarias, acerca de si el catal¨¢n sabr¨ªa o no sabr¨ªa sacar el m¨¢ximo rendimiento a un nueve tan espec¨ªfico como Haaland han quedado reducidas a la nada
Ocurri¨® pasados unos d¨ªas de la inflamante derrota en el Bernab¨¦u, de aquella remontada imposible que todav¨ªa nadie ha podido explicar sin recurrir a los t¨®picos y al esoterismo. Un grupo de espa?oles se acercaron a M¨¢nchester para conocer la ciudad, disfrutar en directo de un partido de la Premier y, cosas que ocurren, al final se encontraron con la posibilidad de saludar y departir unos minutos con Pep Guardiola. El milagro, cuentan, lo hab¨ªa obrado Manel Estiarte, quien an...
Ocurri¨® pasados unos d¨ªas de la inflamante derrota en el Bernab¨¦u, de aquella remontada imposible que todav¨ªa nadie ha podido explicar sin recurrir a los t¨®picos y al esoterismo. Un grupo de espa?oles se acercaron a M¨¢nchester para conocer la ciudad, disfrutar en directo de un partido de la Premier y, cosas que ocurren, al final se encontraron con la posibilidad de saludar y departir unos minutos con Pep Guardiola. El milagro, cuentan, lo hab¨ªa obrado Manel Estiarte, quien antes de aparecer su jefe y amigo solo pidi¨® una cosa a los visitantes: ¡°Por favor, no le habl¨¦is del partido del martes¡±. Los otros asintieron: c¨®mo no, faltar¨ªa m¨¢s. Y entonces apareci¨® el t¨¦cnico catal¨¢n con sus galas de local por la bocana de vestuarios, salud¨® a todos los presentes cari?osamente y, sin mediar pregunta ni comentario de ning¨²n tipo comenz¨® a explicarles todo lo que, en su opini¨®n, se podr¨ªa haber hecho mejor en el partido de entresemana.
Alguna vez ha dicho Enrique Ballester -y con raz¨®n- que el f¨²tbol es unos de los pocos ¨¢mbitos de la vida donde a cualquiera se le puede insultar tach¨¢ndolo de fil¨®sofo. Esto le ocurri¨® a Pep Guardiola cuando tuvo que lidiar con Zlatan Ibrahimovic. Y con su entorno, claro, que parec¨ªa sacado de una comedia americana de los a?os sesenta. La ocurrencia del sueco caus¨® furor entre quienes acostumbran a sospechar de la inteligencia como Ibra sospechaba de la autoridad. Tambi¨¦n supimos que Zlatan adoraba a Messi por encima de todas las cosas. Y que se sent¨ªa min¨²sculo frente ¨¦l, pero tan responsabilizado de sus ventajas f¨ªsicas que adopt¨® el papel de hermano mayor. Y fue ante esa imposibilidad de enfadarse con el peque?o cuando opt¨® por tomarla con un t¨¦cnico que siempre lo hab¨ªa tratado como una persona adulta, incluso a sabiendas de que dentro de cada futbolista habita un ni?o de entre ocho y quince a?os: con unos hay m¨¢s suerte que con otros.
Todo es aprendizaje en Guardiola, al menos hasta donde ¨¦l y los suyos nos dejan mirar. Sus experiencias con Eto¡¯o e Ibrahimovic, incluso con M¨¹ller o Lewandowski, le habr¨¢n servido para descifrar a Haaland de un modo tan preciso. Lo mismo fuera que dentro del campo, pero especialmente ah¨ª, sobre la hierba, que es donde se despejan las dudas y se aniquilan rumores. Aquellas reticencias como de cappuccino descafeinado, fr¨ªvolas e innecesarias, acerca de si el catal¨¢n sabr¨ªa o no sabr¨ªa sacar el m¨¢ximo rendimiento a un nueve tan espec¨ªfico han quedado reducidas a la nada, que es todo lo que queda cuando al f¨²tbol moderno se le resta un Guardiola. En Estambul, si el mundo sigue girando, volveremos a ver a Erling Haaland perfectamente involucrado en esa filosof¨ªa de ¨¦xito que tan bien explica Guardiola, pues algo de raz¨®n llevaba Zlatan: no hay camino m¨¢s corto hacia la gloria individual que entregarse en cuerpo y alma al colectivo.
Es muy conocida la an¨¦cdota de Guardiola, Sterling y el v¨ªdeo de Messi. Al ingl¨¦s lo han comparado con el argentino demasiadas veces a lo largo de su carrera, con todo el desbarajuste t¨¦cnico, t¨¢ctico y hasta psicol¨®gico que esto puede suponer para un mortal. ¡°?Ves c¨®mo presiona la salida de los rivales? ?Ves c¨®mo trabaja y se entrega por el equipo? Pues esto s¨ª puedes hacerlo¡±, le dijo. Lo cuenta el propio Sterling, que terminar¨ªa por caerse de este equipo de leyenda que nada tiene que demostrar el s¨¢bado que viene y, aun as¨ª, tratar¨¢ de demostrarlo: esa es su filosof¨ªa.
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