Novak Djokovic, o el hambre sin fin
El n¨²mero uno, hijo de la Guerra de los Balcanes, aspira a devorar todos los r¨¦cords y divisa varios alicientes por delante. El inmediato, cazar a Federer en Wimbledon
Novak Djokovic habla y mira atr¨¢s, nost¨¢lgico, volviendo a esa extinta Yugoslavia de los noventa sobre la que llov¨ªan bombas y en la que el d¨ªa a d¨ªa eran fuegos cruzados. De ah¨ª todo, de ah¨ª ese instinto y esa forma tan volc¨¢nica de competir, a grito pelado hacia su entrenador pese a que el domingo estuviera a solo un punto de cerrar la victoria contra Casper Ruud y atrapar su vigesimotercer grande, convertido ya en ...
Novak Djokovic habla y mira atr¨¢s, nost¨¢lgico, volviendo a esa extinta Yugoslavia de los noventa sobre la que llov¨ªan bombas y en la que el d¨ªa a d¨ªa eran fuegos cruzados. De ah¨ª todo, de ah¨ª ese instinto y esa forma tan volc¨¢nica de competir, a grito pelado hacia su entrenador pese a que el domingo estuviera a solo un punto de cerrar la victoria contra Casper Ruud y atrapar su vigesimotercer grande, convertido ya en el tenista m¨¢s laureado de todos los tiempos, 23-22 ahora en la pugna con Rafael Nadal. ¡°No es un tipo f¨¢cil, digamos que no es un tipo f¨¢cil¡¡±, repite el t¨¦cnico, Goran Ivanisevic, en su d¨ªa otro de esos jugadores ardientes que explotan por un lado u otro. Departe Nole con la Copa de los Mosqueteros a su lado, cerquita por si las moscas, y regresa al pasado, acord¨¢ndose de dos personas.
¡°Mi educaci¨®n fue probablemente distinta a la de la mayor¨ªa de los jugadores de mi generaci¨®n. Cuando ten¨ªa cuatro o cinco a?os tuvimos un par de guerras y, por eso, no pude viajar a algunos torneos juveniles¡±, introduce el serbio. ¡°Hubo un mont¨®n de adversidades y mis padres ten¨ªan un presupuesto limitado, pero aun as¨ª decidieron apoyarme en mi sue?o; el 95% de la gente se re¨ªa de ellos por gastar ese dinero en un deporte tan caro, y m¨¢s en un pa¨ªs sin tradici¨®n ten¨ªstica. Mis posibilidades eran escasas, pero¡±, prosigue, ¡°tuve la suerte de conocer a gente muy importante, que me influy¨® mucho¡±.
Una de esas personas era Jelena Gencic, su madre ten¨ªstica y mentora, fallecida hace una d¨¦cada; la mujer que sent¨® las bases del Djokovic de hoy, el hombre polifac¨¦tico y espiritual que lo mismo toca el piano o practica yoga que se expresa a la perfecci¨®n en cinco idiomas ¨Cingl¨¦s, franc¨¦s, italiano y alem¨¢n, adem¨¢s del serbo-croata y facilidad con el espa?ol¨C. ¡°Iba a su casa y me pon¨ªa v¨ªdeos de los mejores, y aprend¨ª cu¨¢ndo deb¨ªa ejecutar exactamente cada tiro y con qu¨¦ superficie de la raqueta¡±, precisa. Tambi¨¦n le ense?¨® a ese peque?o Nole de siete u ocho a?os la importancia de relajarse y por eso la m¨²sica cl¨¢sica, la poes¨ªa, el canto y la lectura, el profundo ejercicio de controlar las respiraciones.
El otro influjo fue Niki Pilic, un octogenario que sigue yendo d¨ªa a d¨ªa a las pistas para entrenar en una escuela de Croacia. Su padre deportivo. ¡°Una de las personas m¨¢s persistentes que he conocido en mi vida¡±, explica a los periodistas. ¡°Tuve mucha suerte, mucha suerte, debo decir. Hay que tener suerte en la vida. Tuve mucha suerte de encontrarme con esas dos personas que realmente me han formado como persona y como jugador, junto con mis padres, por supuesto¡±, a?ade Djokovic, el tenista que todo lo quiere, sin excepci¨®n. No hay objetivo al que renuncie ni list¨®n que no encare, por mucho que la realidad diga que es dif¨ªcilmente alcanzable. Los hechos, hoy por hoy, le dan la raz¨®n en su empe?o. De r¨¦cord en r¨¦cord, en esta veteran¨ªa ¨Ccumpli¨® 36 a?os el pasado 22 de mayo¨C no pierde un ¨¢pice de apetito y tiene por delante diversos alicientes. No se rinde, pese a que la ¨²ltima camada de profesionales apriete y a que su f¨ªsico no sea tan extraordinario como antes.
¡°Patear¨¦ el culo a los j¨®venes¡±
¡°Mi cuerpo reacciona de una forma distinta¡±, matiza, ¡°as¨ª que ahora tengo que lidiar con m¨¢s problemas. Quiz¨¢ hace cinco o diez a?os me recuperaba mejor, y no sent¨ªa tanto el dolor¡±. En cualquier caso, en noviembre del curso pasado lanz¨® un contundente mensaje a todos los advenedizos que brillan y pretenden derrocarle a ¨¦l y a las viejas glorias: ¡°Creo que es bueno que haya nuevas caras, pero no voy a rendirme. Me asegurar¨¦ de patearles el culo todo el tiempo que sea posible. Tal vez me lo pateen a m¨ª de vez en cuando, pero ser¨¢ menos de lo que yo lo har¨¦ con el de ellos¡±, comentaba medio en broma, medio en serio. Se inclina la balanza hacia esto ¨²ltimo, con el doblete (Open de Australia y Roland Garros) que ha firmado de momento esta temporada.
Es un dos de dos, pero Djokovic mira con m¨¢xima determinaci¨®n a Wimbledon. Tendr¨¢ all¨ª en breve (a partir del 3 de julio) un reto mayor, el de igualar la plusmarca del mism¨ªsimo Roger Federer, que posee un t¨ªtulo m¨¢s que ¨¦l (8-7). ¡°Para ser honesto, echo en falta divertirme. Hemos sido demasiado serios durante demasiado tiempo, as¨ª que toca relajarse y pasar tiempo de calidad con la familia, aunque la gira de hierba est¨¢ a la vuelta de la esquina. Solo jugar¨¦ all¨¢ [en el All England Tennis Club], as¨ª que viajar¨¦ a Londres pronto para prepararme para otro Grand Slam¡±, anticipa el balc¨¢nico, en cuyo expediente relucen ya 23 grandes, cifra tan simb¨®lica y tan m¨ªstica en esto del deporte; Michael Jordan, el dios de los dioses del baloncesto.
Para hacerse una idea de la magnitud de su obra, basta con la comparaci¨®n. Esos 23 vienen a ser uno m¨¢s de los que reunieron juntos titanes como Bj?rn Borg (11) y Rod Laver (11), o m¨¢s adelante Andre Agassi (8) y Pete Sampras (14), y siete m¨¢s de los que coleccionaron Ivan Lendl (8) y Jimmy Connors (8). Desea Djokovic dejar la huella m¨¢s profunda posible en su deporte, acercarse a esa perfecci¨®n a la que aspira. Mens sana in corpore sano, el mensaje hol¨ªstico que predica. No hay detalle que deje al azar en su preparaci¨®n o fleco que se le escape; tampoco charco que no pise. Pol¨¦mico y a contracorriente muchas veces -criticado por su negativa a vacunarse contra el coronavirus-, en su discurso no han faltado los trazos pol¨ªticos, reclamando la soberan¨ªa de Serbia sobre Kosovo y poniendo el broche a su celebraci¨®n jaleando a su pa¨ªs.
El mejor, ?el m¨¢s grande?
En todo caso, hoy d¨ªa es noticia por sus m¨¦ritos y por su fastuosa trayectoria. En t¨¦rminos num¨¦ricos, irreprochable. ¡°Prosper¨® ante la adversidad a la que se enfrent¨® toda la vida, pero la vida no es un concurso de popularidad; lo entendi¨® y lo acept¨®¡±, se?ala el sueco Mats Wilander, especialista de Eurosport y enamorado del juego del n¨²mero uno. Perdida la batalla afectiva respecto a Nadal y Federer, ¨¦l se consuela y se reivindica a base de cifras. ¡°Claramente es el mejor. ?El m¨¢s grande?¡±, se pregunta el n¨®rdico. ¡°Eso no lo puedo afirmar porque ese debate se alimenta de diversos aspectos; ah¨ª entran m¨¢s cosas adem¨¢s de lo deportivo. Novak ha sido el m¨¢s consistente en los 15 ¨²ltimos a?os y ahora es el que sostiene la bandera del Big Three [los tres grandes]¡±, completa.
Nole es el tenista que m¨¢s majors posee, el que m¨¢s semanas (388) ha defendido el trono y el que m¨¢s Masters 1000 ¨Ctorneos de segunda categor¨ªa, tras los Grand Slams¨C ha ganado. En el particular, domina a Nadal (30-29) y Federer (27-23), y su ristra de r¨¦cords es extensa. No obstante, quiere m¨¢s.
Adem¨¢s de intentar asaltar el jard¨ªn londinense del suizo, tiene entre ceja superar los 24 grandes de la australiana Margaret Court ¨Cla jugadora (hombre o mujer) m¨¢s exitosa¨C; tratar de capturar el oro ol¨ªmpico que tanto se le ha negado ¨Csu tope es el bronce de Pek¨ªn 2008¨C; rebasar los 109 t¨ªtulos en la ¨¦lite del estadounidense Jimmy Connors ¨Ces cuarto en el listado, con 94¨C; reeditar el Grand Slam ¨Clos cuatro grandes en un mismo a?o¨C que consiguieron Laver (1962 y 1969), Court (1970) y Steffi Graf (1988); y, por qu¨¦ no, intentar convertirse en el campe¨®n m¨¢s veterano en un gran escenario, honor defendido hasta ahora por el australiano Ken Rosewall (37 a?os y dos meses en el Open de Australia de 1972).
¡°Este trofeo¡±, dice se?alando a este ¨²ltimo logrado en Par¨ªs, ¡°simboliza una gran batalla que he tenido conmigo mismo durante muchos a?os¡±. El esfuerzo y la inversi¨®n, a juzgar por los resultados, le han merecido la pena a Djokovic.
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