Djokovic contra el mundo, otra vez
El serbio, adoptado como s¨ªmbolo negacionista y orgullo patrio, a?ade con su retenci¨®n en Australia otra pol¨¦mica a una extraordinaria carrera salpicada siempre por la controversia
La vida de Novak Djokovic ha transcurrido siempre entre t¨¦rminos excesivos. Desde los bombardeos que marcaron su infancia (y en buena parte, su personalidad) hasta los ¨¦xitos deportivos, adornado su palmar¨¦s de todo tipo de r¨¦cords. Jam¨¢s quiso pasar de puntillas Nole. Sabe el serbio (Belgrado, 34 a?os) que no hay mejor llave para trascender que la de la victoria, pero nunca ha descuidado la forma. Del mismo modo que a tipos como Connors o Lendl les acompa?ar¨¢ el sello de las malas pulgas, a McEnroe o Agassi el de la transgresi¨®n, a Federer o Edberg el de la pulcritud o a Nadal el del esp¨ªritu m¨¢s irreductible, su carrera quedar¨¢ definida siempre por el ruido y los extremos, por el todo o la nada, de polo a polo. Porque as¨ª lo ha querido. Porque sencillamente, la planicie aburre a Djokovic, de nuevo en el centro del hurac¨¢n, retenido en un hotel de Melbourne a la espera de un juicio por una irregularidad en su visado al querer entrar en el pa¨ªs sin estar vacunado contra la covid.
¡°Crec¨ª en las monta?as y pas¨¦ mucho tiempo con los lobos, as¨ª que tengo esa energ¨ªa, la energ¨ªa del lobo. Ellos act¨²an de manera muy instintiva, y veo en ellos rasgos correspondientes en m¨ª. Tengo la sensaci¨®n de que, de alguna forma, son mis gu¨ªas espirituales¡±. El n¨²mero uno del tenis descuenta las horas a la espera de que este lunes se resuelva el enredo judicial que le impidi¨® el paso en la aduana australiana, y saber as¨ª si podr¨¢ pelear por su 21? grande (est¨¢ empatado a 20 con Nadal y Federer) a partir del d¨ªa 17, en Melbourne, o bien debe coger un avi¨®n de vuelta despu¨¦s de protagonizar un esc¨¢ndalo mundial.
Mientras tanto, el hombre que aspira a devorar todas las plusmarcas habidas y por haber de su deporte aguarda encerrado en un hotel, con la exenci¨®n m¨¦dica que a priori deb¨ªa permitirle jugar bajo el brazo, pero sin el visado de acceso.
Y all¨ª, desde su ventana, contempla y escucha los dos mundos de Djokovic, los dos sonidos: la tempestad y la m¨²sica celestial. ¡°Stay strong, Novak¡±, reza una de las pancartas sostenidas por sus fieles, invit¨¢ndole a que resista y sea ¡°fuerte¡± mientras dure la tormenta y hasta que el tribunal decida, ondeando la bandera serbia. ¡°Djokovic can fuck off, free the refugees¡±, pide otra en la direcci¨®n contraria, exhibida por aquellos que entienden que puede irse a un lugar muy maloliente y que el numerito debe terminar, y que los verdaderamente importantes son los refugiados de signo pol¨ªtico, y no un deportista multimillonario de primera l¨ªnea que desaf¨ªa a la normativa que debe acatar cualquier ciudadano del mundo. Se llame como se llame.
De cabo a rabo del mundo, voces y m¨¢s voces. Memes y m¨¢s memes. Partidarios y detractores. ¡°?Por qu¨¦ no se le quiere tanto como a Nadal y Federer? Es la pregunta del mill¨®n de d¨®lares¡¡±, responde desde Belgrado el periodista Sa?a Ozmo, que sigue las huellas de Nole desde hace siete a?os y conoce como pocos los entresijos del campe¨®n.
Se refiere a la eterna controversia que rodea al rey actual del circuito. Ya se sabe, pol¨¦micas de todos los colores: desde aquellas imitaciones burlonas de los compa?eros cuando era un veintea?ero hasta sus tretas para enmara?ar algunos partidos, pasando por los raquetazos contra el asfalto, los enfrentamientos con la grada, el pelotazo neoyorquino a una juez de l¨ªnea que dio la vuelta al globo hace dos a?os o la gira balc¨¢nica que mont¨® al poco de estallar la pandemia y que se liquid¨® con una buena cifra de infectados, incluido ¨¦l.
¡°Decir que no se le quiere a Novak es una exageraci¨®n, porque tiene millones de seguidores en todo el mundo. Quiz¨¢ Nadal y Federer son m¨¢s queridos en la parte oeste, pero en Asia, Sudam¨¦rica y el Este de Europa, ¨¦l es tan querido como ellos¡±, precisa Ozmo.
¡°Nole no teme hablar¡±
¡°Quiz¨¢ en la zona intermedia de su carrera era un poco m¨¢s diplom¨¢tico, pero tanto en sus primeros pasos como ahora, no teme hablar de muchas cosas¡±, contin¨²a el informador, que describe a dos de las tres patas fundamentales del campe¨®n: padre y equipo, esposa e hijos aparte. El padre, altavoz en mano estos d¨ªas y frente al Parlamento serbio, define a Djokovic como ¡°un Espartaco del mundo libre¡± y le compara con Jesucristo, ¡°al que como a Novak, le hicieron de todo¡±. Y respecto a su c¨ªrculo, Nole siempre ha hablado de ¡°una familia¡±, en toda su expresi¨®n.
¡°Srdjan [el progenitor] le ha influido much¨ªsimo, pero no solo en la pista, sino tambi¨¦n fuera de ella¡±, introduce Ozmo, que trabaja para Sport Klub. ¡°No le ha hecho ning¨²n favor con sus declaraciones de los ¨²ltimos a?os, pero es una figura clave para Djokovic y sin ¨¦l, probablemente Novak no ser¨ªa hoy quien es. A diferencia de otros padres que se inmiscuyen en la tarea del entrenador, ¨¦l les ha dejado guiar la parte puramente ten¨ªstica¡±, contin¨²a.
¡°Son una pi?a y Novak agradece profundamente su lealtad. Aprecia los consejos de Goran [Ivanisevic, asesor] y ah¨ª est¨¢ Uly [Badio, el fisio], que ha sido el ¨²ltimo en llegar y fue clave en su rehabilitaci¨®n [tras la operaci¨®n en el codo derecho de 2017]; y luego est¨¢ Marian [Vajda, su t¨¦cnico de toda la vida], que es como el vecino con el que te vas a tomar una cerveza¡ Ellos se llevan bien tanto dentro como fuera de la pista y Novak, a estas alturas, valora incluso m¨¢s ese buen trato fuera de la pista¡±.
En Serbia, el asunto se ha convertido en una cuesti¨®n de estado. Djokovic ¨Ccristiano ortodoxo, casado con Jelena Ristic desde 2014 y padre de Stefan (7 a?os) y Tara (4)¨C siempre ha proclamado a los cuatro vientos el amor por su pa¨ªs y no ha escatimado esfuerzos para competir con su equipo nacional pese a que la carga extra de partidos saturase su agenda. Es su camarilla, un segundo hogar. Ahora es un s¨ªmbolo del nacionalismo patrio y desde Espa?a recibe loas desde las filas de Vox por ¡°no tener miedo a desmarcarse del reba?o¡± y por defender ¡°la libertad frente a la dictadura sanitaria¡±, entre otras dedicatorias.
¡°Somos una naci¨®n orgullosa de su deporte y ¨¦l es uno de nuestros atletas m¨¢s importantes de todos los tiempos. Tenemos grandes deportistas en baloncesto, voleibol, waterpolo¡ Pero globalmente, Djokovic es el m¨¢s reconocido. Aparte de eso, aqu¨ª se le valora mucho por su labor humanitaria y por la manera que trata a la gente por las calles. Por supuesto, no todo el mundo le apoya; no es un amor universal, pero dir¨ªa que la mayor¨ªa de la gente s¨ª¡±, comenta Ozmo, que incide en la faceta humana de Nole y cuenta c¨®mo este se inspir¨® en la autobiograf¨ªa Open, de Andre Agassi, para absorber todo el conocimiento que flota a su alrededor.
¡°Como todo deportista de ¨¦lite, Novak no ha tenido una educaci¨®n convencional, pero escucha a todo el que est¨¢ a su alrededor y aprende. Ha viajado mucho, ha conocido muchas culturas y habla ingl¨¦s, franc¨¦s, italiano, alem¨¢n y un poco de espa?ol. Es como un elefante¡±, subraya el periodista. Tambi¨¦n menciona el yoga y la meditaci¨®n, ese ¡°camino alternativo¡± que eligi¨® Djokovic desde hace una d¨¦cada.
¡°Novak ha cometido errores, por supuesto, pero tambi¨¦n ha hecho muchas cosas importantes off the record: donaciones, labor humanitaria¡ Sin embargo, rara vez ves que se destaque c¨®mo se comporta con el rival o en las conferencias de prensa cuando ha perdido, o c¨®mo es su relaci¨®n con los medios o c¨®mo admite que una bola dudosa del rival ha tocado la l¨ªnea. Creo que el venir de un pa¨ªs tan peque?o como Serbia, del bloque del Este¡ El tenis ha sido siempre un deporte conservador y elitista, y para algunas personas es dif¨ªcil aceptar que ¨¦l sea tan bueno¡±, prosigue Ozmo.
Desde hace tiempo, Djokovic se erigi¨® en una especie de Robin Hood que vela por los derechos y la econom¨ªa de los tenistas m¨¢s modestos, aquellos que luchan para sobrevivir a duras penas en el exigente escenario profesional.
Primero ejerci¨® como presidente del Consejo de Jugadores de la ATP (el circuito masculino), de 2016 a 2020, pero hace dos a?os anunci¨® por sorpresa el nacimiento de la PTPA (Asociaci¨®n de Jugadores de Tenis Profesionales), en lo que fue interpretado como una maniobra subversiva para defender en paralelo a los jugadores, al margen de las directrices del patronazgo principal. ¡°Una estructura de autogobierno¡±. As¨ª se gan¨® el apoyo de un significativo grupo de profesionales, especialmente de aquellos que subsisten en las catacumbas de la ¨¦lite, mientras que los otros dos grandes referentes, Nadal y Federer, apelaban a ¡°la uni¨®n¡±.
El pulso reforz¨® su imagen de rebelde y le puso de nuevo en el disparadero, y el presente vuelve a someterle a juicio. El ruido sigue. ¡°No creo que esto pueda tener consecuencias negativas a largo plazo. Para alguien que ha superado bombardeos y dormido en camas de metal, tres noches en un hotel de refugiados de Melbourne no son algo demasiado da?ino¡±, resuelve Ozmo; ¡°no creo que sea as¨ª, porque Novak es capaz de motivarse incluso m¨¢s ante este tipo de cosas, pero est¨¢ claro que tal y como est¨¢ funcionando el mundo hoy d¨ªa, con todas las restricciones, va a encontrarse con duros obst¨¢culos¡±.
Puedes seguir a EL PA?S DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.