Amor y paz, pero sin gluten: la Marbella de Djokovic
El campe¨®n de 20 grandes se asienta en la Costa del Sol, donde acompa?a a su hermano Marko y ejerce su particular filosof¨ªa de vida en un entorno id¨ªlico
A un lado, el mar plateado. Al otro, la estampa vigilante, protectora y maciza de La Concha, un pico de 1.225 metros de altitud desde donde puede llegar a divisarse la costa de Marruecos si, como suele suceder, clarea y el cielo dibuja una relajante panor¨¢mica celeste. Y en medio, un oasis de oro en el que dos ni?os que participan en un torneo infantil, 12 a?os por cabeza, no m¨¢s, observan un partido de adultos, fantasean y, tambi¨¦n, lamenta uno de ellos. ¡°?No puede ser! Ten¨ªa que haber ganado, no me puedo permitir una paliza as¨ª. Soy el uno de Baleares¡¡±, se castiga el del pelo revuelto, reproduciendo el discursillo que suele escuchar a los deportistas de ¨¦lite por la tele. ¡°Al final solo eres un ni?o, David¡±, le resit¨²a oportunamente el amigo, encogido de brazos y satisfecho por haber alcanzado los cuartos.
Sucede la escena en el agradable mediod¨ªa de Puente Romano, un lujoso complejo salpicado de palmeras, pinos, cipreses y variada vegetaci¨®n, flores por todos lados; de peque?as villas de dos alturas y tejados a dos aguas, impolutamente blancas, ajardinadas y embellecidas con fuentes y varios puentes colgantes que permiten sortear el riachuelo artificial que zigzaguea entre el conglomerado, aderezado con restaurantes, m¨¢rmol griego, piscinas y un coqueto club de tenis. Un retiro on¨ªrico por el que, transmite con orgullo uno de los empleados, se han dejado caer estrellas de todos los ¨¢mbitos, ¡°desde los Beckham, la familia Zidane o Gareth Bale, hasta Tom Cruise, Julio Iglesias, Prince o Gina Lollobridigda...¡±. Tambi¨¦n Novak Djokovic.
Los p¨¢jaros canturrean, el paso de los hu¨¦spedes suele dejar un rastro de fragancia. Se escucha el ir y venir del Mediterr¨¢neo, el ronroneo del motor de los Ferraris, el rezo puntual desde la mezquita del Rey Abdelaziz, situada al otro lado de la carretera. Tambi¨¦n blanca y tambi¨¦n resplandeciente. Y un trabajador atestigua: ¡°?Pero c¨®mo no va a querer quedarse aqu¨ª? Esto es el para¨ªso¡±. Se refiere el hombre al ultradebatido tenista serbio, que desde hace tiempo se dejaba ver por la Costa del Sol y hace exactamente dos a?os, coincidiendo con el estallido de la pandemia, decidi¨® abandonar su acomodo de Montecarlo, donde hab¨ªa residido durante m¨¢s de un decenio, e instalarse lo m¨¢s cerca posible de Marko. Porque el mar y la opulencia tiran, pero el verdadero origen del traslado est¨¢ en el hermano.
Marko Djokovic es un ex tenista de 30 a?os que, sumido en una profunda depresi¨®n, encontr¨® un refugio espiritual en el mensaje de ¡°Amor y Paz¡± pregonado por otro ex jugador, el riojano Pepe Imaz, reflejado en la puerta de un peque?o almac¨¦n que hace las veces de despacho. ?l tambi¨¦n abandon¨® el deporte profesional debido a una fuerte crisis existencial y ahora ejerce de asesor interior. Novak Djokovic, de 34 a?os, siente una profunda deuda emocional con Imaz y defiende a capa y espada sus teor¨ªas, pese a que en el seno de su equipo algunos componentes interpretasen el v¨ªnculo como una intromisi¨®n innecesaria. Ambos contactaron en 2012 y desde entonces, el tenista que m¨¢s semanas ha defendido el n¨²mero uno en toda la historia (361) fue acerc¨¢ndose progresivamente a Marbella, convertida hoy en su b¨²nker familiar.
Ahora, Marko trabaja como entrenador en la escuela de Imaz, dirigida a unos 150 j¨®venes de entre 4 y 16 a?os. Y el mensaje no solo ha calado en los hermanos Djokovic. Otros tenistas de primera l¨ªnea como Santiago Giraldo, Daniela Hantuchova o Fernando Verdasco tambi¨¦n han seguido sus directrices, mientras el campe¨®n de 20 grandes ha ido asent¨¢ndose definitivamente en la zona. A diferencia de otra leyenda de la raqueta como Bj?rn Borg, la adaptaci¨®n del serbio es total. El sueco, ahora 65 a?os y retirado a los 26, despu¨¦s de conquistar 11 majors, dirigi¨® el Club de Tenis de Puente romano desde su inauguraci¨®n, en 1979, hasta 1983, fecha en la que cogi¨® el relevo su amigo Manolo Santana. Sin embargo, dec¨ªa que ¡°no se entend¨ªa con los espa?oles¡±. A Djokovic le sucede todo lo contrario.
Adora la cultura, la gastronom¨ªa, el clima y la armon¨ªa que encuentra en Marbella. ¡°?Que por qu¨¦ le gusta tanto este sitio? Muy sencillo: porque aqu¨ª no le molesta nadie. Porque aqu¨ª es uno m¨¢s. Por aqu¨ª puede moverse con toda tranquilidad¡±, explica uno de los pisteros encargados de que est¨¦ todo a punto. Describe a Djokovic como un hombre ¡°muy llano, muy correcto, sencillo y educado¡±. Y a?ade: ¡°Es un tipo de lo m¨¢s normal. A ver, es un tenista, y ya sabes que cuando est¨¢n a lo suyo, los tenistas est¨¢n en su mundo. Cuando viene a entrenarse va concentrado, pendiente de sus rutinas, pero cuando simplemente est¨¢ d¨¢ndose un paseo por aqu¨ª se comporta como un miembro m¨¢s del club. Suele venir con sus hijos [tiene dos, Stefan (6 a?os) y Tara (3), fruto de su larga relaci¨®n con Jelena Ristic] para jugar al p¨¢del¡±.
El bizcocho de pl¨¢tano
El hombre habla con desconfianza, en la l¨ªnea trazada por la direcci¨®n del club. ¡°No aportamos informaci¨®n de nuestros clientes¡±, transmiten en Puente Romano. El celo se ha multiplicado despu¨¦s de todo lo ocurrido en este principio de a?o, en el que el tenista, el ¨²nico de entre los 100 mejores del circuito de la ATP que no se ha vacunado contra el coronavirus, fue detenido y deportado de Australia por suponer ¡°una amenaza para la salud p¨²blica¡±, seg¨²n determinaron las autoridades de Inmigraci¨®n. ¡°Con todo el tema de lo de las vacunas, la gente se le ha echado encima. No lo entiendo, la verdad. Creo que se debe respetar la libertad de todo el mundo¡±, expresa otro trabajador quien, dice, ha tenido ¡°el honor¡± de servirle al deportista en alguna ocasi¨®n. ¡°Ensalada¡±, matiza. ¡°Y tiene muchas amistades por aqu¨ª, aunque sobre todo est¨¢ mucho con Marko¡±, apostilla el camarero.
Al revisar el men¨² de la cafeter¨ªa, abundan los productos verdes, la frutas y las semillas: espinacas, pitahaya, ch¨ªa, aguacate, granola casera, jarabe de arce, a?ai, jengibre, leche de almendra, de coco... Muy healthy y muy detox todo. La oferta no es casual. Djokovic concibe su cuerpo como su templo, en toda su expresi¨®n. Cerca de all¨ª se localiza un establecimiento frecuentado por el serbio en el que se sirve comida vegana, sin gluten ni az¨²cares procesados. Djokovic conoci¨® hace a?os a su propietario, un madrile?o al que regal¨® un colorido retrato de s¨ª mismo que luce sobre un armario. ¡°Lo que m¨¢s le gusta es el bizcocho de pl¨¢tano¡±, precisa uno de los empleados, que dice ser aficionado de Roger Federer ¨C¡±aunque Novak es el mejor de todos¡±¨C y no ve a Nole desde hace un tiempo; ¡°a veces viene, saluda y se va con Santi y otros amigos a jugar un poco a las pistas¡±.
La 4 y la 5, de cemento, son las preferidas del balc¨¢nico. ¡°Muy, muy buena gente¡±, subraya otro hombre que supervisa las instalaciones. Al hablar mira de reojo, tira varias evasivas y finalmente reh¨²ye la charla tras concretar con tono seco: ¡°Novak lleva varios a?os viniendo por aqu¨ª¡±.
En 2020, la presencia de Djokovic en Marbella cobr¨® fuerza durante todo el confinamiento. Alquil¨® la casa que habita hoy d¨ªa, a raz¨®n de 10.000 euros semanales, y fue captado peloteando sobre la tierra batida de Puente Romano con Carlos G¨®mez Herrera, uno de esos jugadores de perfil modesto y escasos recursos que se diluyen en los bajos fondos del ranking (443?) y a los que Nole, aseguran numerosos compa?eros del circuito, trata de ayudar impulsando iniciativas desde su posici¨®n de privilegio. Cuando el de Belgrado organiz¨® una gira ben¨¦fica (Adri¨¢ Tour) con el objetivo de recaudar dinero, destinarlo a diversas causas caritativas y echar una mano a los tenistas rasos, el marbell¨ª le acompa?¨® en toda la ruta por los Balcanes, que deriv¨® en una oleada de contagios y muchas cr¨ªticas.
¡°Hemos ganado el suficiente dinero para vivir de una manera confortable, pero el 95% de los jugadores y de la gente en general est¨¢n luchando¡±, afirm¨® Djokovic entonces, cuando todav¨ªa presid¨ªa el Consejo de Jugadores de la ATP. ¡°Me considero responsable de la situaci¨®n y no s¨®lo por mi cargo, sino por la cantidad de dinero que he ganado¡±, agreg¨®. En concreto, hasta ahora ha ingresado 141 millones de euros solo por sus m¨¦ritos deportivos, de los cuales, al menos 10 (seg¨²n varios portales especializados) ha decidido invertir en la compra de la villa ubicada en Sierra Blanca. Se trata de una exclusiva urbanizaci¨®n situada en las faldas de La Concha, a 10 minutos en coche de Puente Romano. El tenista la ha reformado en las ¨²ltimas fechas de arriba abajo y disfruta junto a los suyos de los 1.000 m2 construidos, sobre una parcela aproximada de 3.500m2. Adem¨¢s de pasar muchas horas junto a Marko, recibe las visitas de su hermano menor, Djordje (26), y de sus padres, Srdjan (61) y Dijana (58).
Puente Romano y el club de Santana
Cuentan que no es raro verle en las playas, nadando o remando en canoa, o bien paseando o corriendo por el paseo mar¨ªtimo. Tambi¨¦n se le ha visto en alguna taberna de tapas y en el restaurante italiano que unos amigos serbios regentaban en Puerto Ban¨²s, y de vez en cuando se desplaza para ejercitarse en Sotogrande, C¨¢diz, a tres cuartos de hora en coche desde Marbella. Cuando viene y va de los torneos, emplea una terminal privada del aeropuerto Pablo Picasso, en M¨¢laga.
¡°Est¨¢ enamorado de Marbella, quiere jubilarse aqu¨ª¡±, indica una voz que conoce bien los entresijos del ambiente marbell¨ª. Se suma, adem¨¢s, a otras que anticipan que el deseo del ex n¨²mero uno es adquirir alg¨²n d¨ªa el Club de Tenis de Puente Romano y gestionarlo directamente. Por otro lado, tambi¨¦n se sospecha que estar¨ªa barajando la compra del Racquets Club, fundado por Manolo Santana en 1997. El legendario jugador espa?ol falleci¨® el pasado 11 de diciembre y compart¨ªa una estrecha amistad con el serbio. ¡°Gracias, querido Manolo, por allanar el camino¡±, le dedic¨® al conocer su muerte.
En la ciudad, los lugare?os y las autoridades coinciden en que el asentamiento de Djokovic supone un extra promocional, puesto que en un sentido u otro, la presencia de una estrella de primera fila del ¨¢mbito deportivo supone un a?adido publicitario a una localidad que de por s¨ª ya es conocida internacionalmente. Sin ir m¨¢s lejos, mientras intercambiaba unas bolas con G¨®mez-Herrera durante la primera ola de la pandemia, el balc¨¢nico fue sorprendido en Puente Romano por la alcaldesa, ?ngeles Mu?oz, que lleva m¨¢s de 20 a?os al frente del Partido Popular de Marbella y suma 13 en el Ayuntamiento.
¡°Estamos agradecidos por su fidelidad hacia nuestra ciudad. El hecho de que se decante por Marbella refleja que somos un destino de excelencia, no solo para disfrutar de nuestra complet¨ªsima oferta, sino tambi¨¦n para la pr¨¢ctica deportiva de ¨¦lite¡±, expuso ese d¨ªa la pol¨ªtica. No obstante, Djokovic, cada d¨ªa mejor desenvuelto con el idioma espa?ol, todav¨ªa no consta oficialmente como residente.
¡°Estamos muy felices. Creo que terminar¨¦ viviendo aqu¨ª con mi mujer y mis hijos¡±, deslizaba hace un par de a?os, despu¨¦s de que su compatriota Bodizar Maljkovic, hist¨®rico t¨¦cnico del baloncesto europeo, le recomendase la mudanza a la Costa del Sol. ¡°Vino a mi despacho y le dije que yo pensaba en comprarme una casa en Montecarlo, Niza o Cannes, pero all¨ª el invierno es lluvia y viento, lluvia y viento¡ ¡®Vete a Marbella¡¯, le dije. Y ya ha dicho p¨²blicamente que piensa ir all¨¢. Novak siempre toma buenas decisiones¡±, cont¨® en Radio Marca el entrenador, que dirigi¨® al Unicaja de M¨¢laga de 1999 a 2003.
Y acept¨® el consejo Nole, mimetizado y encantado con la filosof¨ªa y el entorno marbell¨ª, donde hoy purga las penas despu¨¦s de m¨¢s de dos meses en el disparadero, de turbulencia en turbulencia. Lo hace a base de sol, fraternidad y paz. Pero sin gluten, eso s¨ª.
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