La Volta al Terme de Fondeguilla, la madre de las carreras por monta?a
Un peque?o pueblo de Castell¨®n acoge la prueba m¨¢s antigua de Espa?a, que este a?o cumple 40 ediciones e ilustra c¨®mo una aventura de orientaci¨®n ha desembocado en un deporte en ebullici¨®n
El amanecer a¨²n no se intuye en el horizonte cuando el speaker calienta los ¨¢nimos de los 400 corredores ¨Calgunos con frontal, muchos con mochila, todos nerviosos¨C en la salida de la Volta al Terme. La madre de las carreras por monta?a naci¨® en Fondeguilla, un pueblo de Castell¨®n que no llega al millar de habitantes para un recorrido de unos 34 kil¨®metros y unos 2.400 metros de desnivel positivo que no ha cambiado ni un metro en sus 40 ediciones. Es la decana en Espa?a ...
El amanecer a¨²n no se intuye en el horizonte cuando el speaker calienta los ¨¢nimos de los 400 corredores ¨Calgunos con frontal, muchos con mochila, todos nerviosos¨C en la salida de la Volta al Terme. La madre de las carreras por monta?a naci¨® en Fondeguilla, un pueblo de Castell¨®n que no llega al millar de habitantes para un recorrido de unos 34 kil¨®metros y unos 2.400 metros de desnivel positivo que no ha cambiado ni un metro en sus 40 ediciones. Es la decana en Espa?a de un deporte en ebullici¨®n.
El embri¨®n de carreras por monta?a empez¨® en los inicios del siglo XX con la Copa del Pagasarri, organizada en Bilbao en 1912 con equipos de corredores atados por los brazos. La Copa de San Lloren? en Catalunya o la Copa de Hierro de la RSEA Pe?alara en Madrid exploraron un fen¨®meno que no germin¨®. Hubo intentos previos a la Volta al Terme, como La Pujada a Peu als ?ngels, en Girona (1964), as¨ª como otras posteriores en los 80 y 90 que combinaron las carreras con las marchas; algunas superan hoy las 30 ediciones como la Cursa del Alba (Igualada) o las cl¨¢sicas madrile?as: Cuerda Larga, La Pedriza o Las Dehesas.
Todo empez¨® en 1982 porque al due?o de un bar del pueblo se le ocurri¨® recorrer el per¨ªmetro municipal. ¡°Porque s¨ª, fue una locura. En aquella ¨¦poca iban a la monta?a los agricultores y poco m¨¢s. No iba a pasear ni Dios¡±, lo explica ?ngel Font, el actual organizador. Un s¨¢bado, seis andariegos ¨Cnadie practicaba atletismo¨C buscando las se?ales del coto de caza en un terreno sin sendas.
Nadie lleg¨® a meta en la primera Volta al Terme. ¡°Terminamos rendidos al kil¨®metro 20 en el paso de la carretera¡±. Sirvi¨® de acicate para la segunda edici¨®n, que s¨ª complet¨® el recorrido. La historia de los a?os 80 fue supervivencia: sin ropa de monta?a y con unas deportivas normales. Y como aquello recorre un crester¨ªo, nada de fuentes. ¡°Cada uno se llevaba lo que cre¨ªa que iba a consumir. Y si se terminaba el agua, b¨²scatela¡±. Por eso lleg¨® el primer avituallamiento, cerca del kil¨®metro 25. Tampoco hab¨ªa cintas que se?alizaran el corrido, una m¨¢xima en las carreras actuales. ¡°Si te pierdes, a la izquierda hasta el pueblo¡±.
Pasaron muchos a?os hasta que eso de ir a la monta?a a correr dej¨® de ser algo impensable. Los primeros que fueron ¡°a correr en serio¡±, con sus pantalones cortos, eran vistos como locos. ¡°Ibas campo a trav¨¦s entre zarzas o espinas, no es vegetaci¨®n agradable¡±. Su insistencia tuvo premio y la senda, entre tanto tr¨¢nsito, se abri¨® paso. Los corredores empezaron a sacar la cabeza ¨Cunos 100 a finales de los 90¨C y se crearon clubes de monta?a. Primero, Castro d¡¯Fondeguilla, que gestion¨® la carrera hasta 2007; despu¨¦s, Amics de la Volta al Terme, que la organiza desde entonces.
L¨ªmite de participantes por normativa ambiental
El crecimiento fue exponencial y los organizadores tiene hoy un l¨ªmite de 400 participantes por normativa ambiental. Hay ocho avituallamientos intermedios lleno de animaci¨®n y servicios impensables en los inicios como fot¨®grafos o masajistas. El recorrido no se toca, tampoco la hora de salida, a las 6:00, para proteger a los corredores de un calor extremo que hizo estragos en otras ediciones.
Y la demanda por ponerse un dorsal se expandi¨®. ¡°Antes de la pandemia no hab¨ªa pueblo de la provincia de Castell¨®n que no tuviese su carrera por monta?a. Y hay 135¡å. El suyo tiene tres. ¡°La gente se quejaba de que esto es una locura y tenemos al lado maratones con 600 corredores que agotan los dorsales en 24 horas. Te preguntas por qu¨¦. ?La gente est¨¢ tan mal de la cabeza para inscribirse como locos en una carrera tan dura?¡±
A falta de diagn¨®stico, no faltan clientes para la terapia. La primera subida es tan lenta, por su pendiente (1,3 kil¨®metros al 26%) y la humedad de la piedra, que genera un apelotonamiento hasta que la luz diurna se apodera de la escena. A falta de altitud, la Serra d¡¯Espad¨¤ ofrece una sobredosis de subidas y bajas abruptas. Por la inclinaci¨®n ¨Cuna tiene hasta tres tramos con escaleras de madera¨C y por la complejidad de descender en un perfil de piedra rota que, adem¨¢s, desliza. Lo saben los fot¨®grafos, apostados en esos lugares que invitan a despe?arse.
Pese a tantas minas, se profesionaliz¨® el trail y bajaron los cronos. ¡°En el a?o 2000 bajar de las cinco horas era un sue?o, imposible¡±. Un umbral que pasaron los primeros profesionales de Valencia y que este a?o han superado 85 corredores. Ganaron Adil Moussaoui (3h25m57s) y Rianna Nelson (4h18m40s). Aunque el r¨¦cord sobrevive desde 2008 con Ra¨²l Garc¨ªa Cast¨¢n (3h22m21), uno de los primeros campeones de Europa.
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