Muere Federico Mart¨ªn Bahamontes, el primer espa?ol en ganar el Tour de Francia

Alejandro Federico Mart¨ªn Bahamontes (Val de Santo Domingo, 95 a?os) era un genio, o un loco. O las dos cosas a la vez. El primer gran h¨¦roe del deporte espa?ol, cuando corr¨ªan tiempos oscuros. Alejandro de bautismo; Federico porque as¨ª le empez¨® a llamar su t¨ªo, ¡°que mandaba m¨¢s que mi padre¡±. Con el apellido de su madre como bandera, ¡°que Mart¨ªn hay muchos y Bahamontes muy pocos¡±. El ?guila de Toledo, le puso un periodista de France Soir que acudi¨® a entrevistarle a la ciudad imperial. Vio el escudo en la Puerta de la Bisagra y de ah¨ª sac¨® el apodo. De una ciudad que cuando lleg¨® Federico hab¨ªa perdido gran parte de su grandeza. Hac¨ªa tiempo que no era la capital del imperio donde no se pon¨ªa el sol, sino apenas una ciudad de provincias. En Toledo casi nada iba r¨¢pido, salvo el hambre que se extend¨ªa tras la Guerra Civil. Y la bicicleta de Fede.

01:57

Bahamontes, en 2019: "Yo he hecho las tres grandes y en las tres he quedado entre los tres primeros"

Cuando estall¨® la contienda, la familia se fue andando desde Toledo hasta la Ciudad Universitaria de Madrid. Dorm¨ªan bajo una lona, hasta que una t¨ªa les recogi¨® en su casa de la calle O¡¯Donnell, donde vivieron un a?o. ¡°Siempre ten¨ªamos hambre¡±, comentaba. ¡°Nos fuimos a Villarrubia de Santiago¡±. Su padre machacaba piedras para hacer carreteras, ¡°como en las pel¨ªculas de presos¡±. Federico empez¨® a trabajar con doce a?os. Quer¨ªan volver a Toledo, se compraron un carro y una mula, y comenzaron el camino. ¡°Sin dinero, sin nada para comer¡±. En Aranjuez se puso a escarbar entre unos escombros, ¡°y fue un milagro, me encontr¨¦ unas monedas. Nos dimos un fest¨ªn¡±. Siempre el hambre presente en su vida.

Despu¨¦s Toledo, sus cuestas, y 1947, el a?o clave. Se compr¨® una bicicleta hecha a piezas, por treinta duros, para trabajar en el mercado. Bajaba a Torrijos, a por pan y harina, y a G¨¢lvez a por garbanzos. Todos los d¨ªas 60 kil¨®metros, a escondidas de la Guardia Civil. Compraban a dos pesetas y lo vend¨ªan a cinco. ¡°Yo pas¨¦ hambre, much¨ªsima hambre. Por eso me hice ciclista¡±. Pero su padre no quer¨ªa que corriera, y por eso ten¨ªa que engrasar bien su bici, para que no sonara cuando sal¨ªa con ella mientras en casa echaban la siesta. ¡°Me daba un par de vueltas por el valle, que era a lo que me daba tiempo¡±.

Tanto insistir y al final consigui¨® el permiso paterno. Y se inscribi¨® en una carrera organizada por Educaci¨®n y Descanso el 18 de julio. El promotor, Cruz Loaysa, le tuvo que prestar una camiseta y un pantal¨®n de baloncesto que le quedaban grandes. ¡°Parec¨ªa el mu?eco de Michelin¡±. Corr¨ªa con alpargatas, pero gan¨®. ¡°Dieron el banderazo y me march¨¦. Sin cambios, sin nada. El hambre te hac¨ªa correr y volar¡±. Siempre el hambre.

Empez¨® a correr para ganar dinero. Bajaba a las carreras en Andaluc¨ªa, con un mono de peto y una chaqueta de aviador que compr¨® en el Rastro. Se iba por las ferias, a donde le mandaba el jefe de estaci¨®n de Aranjuez, que ten¨ªa un hermano, Ladislao Soria, que corr¨ªa con Fede. ¡°Nos apunt¨¢bamos hasta a las carreras de sacos, all¨¢ donde se pod¨ªa ganar algo¡±. Llegaban y venc¨ªan. ¡°Aqu¨ª vienen los catetos¡±, dec¨ªan. ¡°Pero atac¨¢bamos de salida y resolv¨ªamos la carrera¡±. Se sac¨® la licencia de corredor y gan¨® la Vuelta a M¨¢laga y sus cuatro etapas, con una hora de diferencia con el segundo. Luego igual en C¨¢diz. Pero cuando se fueron al norte, pincharon. Hab¨ªa m¨¢s calidad. ¡°En Burgos quedamos s¨¦ptimo y noveno. No tuvimos ni para pagar la pensi¨®n. Nos fuimos en bicicleta hasta Toledo¡±. Ten¨ªan seis pesetas, un pan y una lata de sardinas.

Fede Bahamontes ya empezaba a destacar en la monta?a. Fue en 1954 cuando su nombre empez¨® a sonar con fuerza en Francia. Fue su primer Tour. Se hab¨ªa ido a correr la Vuelta a Asturias, desde Madrid en bicicleta. Al llegar le dijeron que los equipos deb¨ªan tener cinco corredores como m¨ªnimo, y ¨¦l iba solo, pero apareci¨® un tal Moreno, de Albacete, al que le hab¨ªa comprado la bicicleta un amigo al que le toc¨® la loter¨ªa. ¡°?Corres conmigo?¡±, dijo que s¨ª; luego, la organizaci¨®n le busc¨® otros tres ciclistas de Mieres, que era de donde sal¨ªa la carrera, y ya ten¨ªa equipo. Gan¨® la primera etapa con seis minutos de ventaja. Bernardo Ruiz dec¨ªa: ¡°este guaje se ha tenido que agarrar a un coche¡±, pero no. El seleccionador espa?ol era Juli¨¢n Berrendero, le vio y le reclut¨® para el Tour. No ten¨ªa ni ropa, ni maleta. Llam¨® a su madre: ¡°Pero hijo, ?c¨®mo vas a ir si no sabes franc¨¦s? T¨² sabr¨¢s lo que haces¡±. Le dieron una maleta, una bicicleta nueva Splendid, que ten¨ªa que devolver al acabar, y le tranquilizaron cuando le recordaron que iba con los gastos pagados, que a Asturias se hab¨ªa llevado solo cien pesetas.

Y en el Tour llegaron las monta?as, su territorio, y comenz¨® a subirlas en cabeza, y a sumar puntos, y francos para el bolsillo. En la etapa que finalizaba en Millau, no entr¨® en la escapada inicial, pero coron¨® el primer puerto, la Fontasse, en cabeza del pelot¨®n. Se anim¨®, march¨® a por los fugados, los alcanz¨® y pas¨® el segundo puerto, la Bassine, primero, tras alcanzar a Lazarides y Close. Berrendero segu¨ªa a Federico en el coche. En Tierge otra vez fue el mejor; para cuando lleg¨® el ¨²ltimo puerto, Montjaux, con un fuerte viento de cara, ya iba solo. Coron¨® con minuto y medio de ventaja sobre el pelot¨®n. ?nicamente quedaban veinte kil¨®metros de descenso hasta Millau, pero se dej¨® cazar. Acab¨® la etapa en el puesto 22.?. Lo suyo no eran las etapas, sino las monta?as. Tres d¨ªas despu¨¦s, Bahamontes se comi¨® un helado en la cima de la Romeyere, despu¨¦s de una aver¨ªa, y rubric¨® su reinado de la monta?a en su debut en el Tour.

En 1956 regres¨® a Francia. Para entonces ya estaba ennoviado con Fermina. La conoci¨® cogiendo peras en el mercado. Iba a verla desde Canillejas para que le diera chocolate que cog¨ªa en la casa donde estaba sirviendo. Fermina tambi¨¦n fue un s¨ªmbolo para la Espa?a franquista, la mujer abnegada que espera en casa al guerrero.

En 1959 fue Fausto Coppi el que le cambi¨® la mentalidad. Fich¨® por su equipo, el Tricofilina, patrocinado por una marca de brillantina para el pelo. Se fueron a cazar juntos a los montes de Toledo y Coppi le convenci¨® de que pod¨ªa ganar el Tour. Entonces Espa?a estaba dividida entre los partidarios de Bahamontes y los de Loro?o, que hab¨ªa ganado la Vuelta a Espa?a de 1957. El seleccionador, Langarica, era paisano del vasco, pero Fede se plant¨®: ¡°O ¨¦l o yo¡±. El director tom¨® partido, se llev¨® a Bahamontes y en Bilbao le rompieron las lunas de su comercio de bicicletas. Pero acert¨®. Super¨® a escaladores como Gaul; aprovech¨® la guerra interna de la selecci¨®n francesa y en la cronoescalada al Puy de D?me se coloc¨® segundo en la general. En Grenoble se visti¨® de amarillo, y un 18 de julio, como el d¨ªa de su primera victoria y la fecha emblem¨¢tica para el R¨¦gimen franquista, entr¨® de amarillo en el vel¨®dromo del Parque de los Principes de Par¨ªs. Era el primer espa?ol que ganaba el Tour, el primer gran h¨¦roe internacional del deporte en Espa?a. Recogi¨® el ramo y se lo entreg¨® a Fermina, ataviada con un discreto vestido rojo y blanco.

Fue la culminaci¨®n de su carrera, en la que consigui¨® 74 victorias, ninguna como aquella. Se retir¨® en 1965, el a?o en el que corri¨® su d¨¦cimo y ¨²ltimo Tour, en el que gan¨® seis veces la monta?a, y del que se despidi¨® a su manera, fug¨¢ndose del pelot¨®n y escondi¨¦ndose en unos arbustos mientras le persegu¨ªan. Despu¨¦s se dedic¨® a su tienda en Toledo, a construir un equipo profesional y a organizar durante 50 a?os la Vuelta a Toledo.

Despu¨¦s de unos meses en los que su salud fue mermando por culpa de una osteoporosis, falleci¨® en Posada Real de Villanueva, en Valladolid, donde se hab¨ªa trasladado durante la pandemia a vivir con su hija Victoria. Toledo le llora y su alcalde decret¨® dos d¨ªas de luto oficial.

Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.