Lunin o el ejercicio de resiliencia del tercer portero
En mitad del desierto de no jugar ni un minuto, el guardameta suplente aprende una cosa muy valiosa: esforzarse solo para s¨ª mismo, no esperar nada a cambio
La conversaci¨®n era una conversaci¨®n de fe. ¡°Recuerda: penitencia, unci¨®n de enfermos y matrimonio¡±, dice uno. ¡°Y al acabar: por el padre, el hijo y el esp¨ªritu santo. Yo creo que lo tenemos, ?no?¡±, responde el otro. La pareja, dos adolescentes de no m¨¢s de 15 a?os, repasa sentada en el autob¨²s 55 con direcci¨®n a Atocha la lecci¨®n que tendr¨¢ que replicar por la tarde en la iglesia. Uniformados, con un ch¨¢ndal azul y las mochilas de un equipo de f¨²tbol amateur, ambos cambian radicalmente de tercio una vez dan por sabido a Dios. ¡°Y el partido, ?c¨®mo lo ves?¡±, comenta el m¨¢s alto. ¡°Ya sabes, soy el tercer portero. No juego¡±, dice el peque?o. ¡°T¨² no creas eso, aunque te lo digan¡±, le aconseja su compa?ero poco antes de bajarse del bus.
El inmovilismo en la porter¨ªa no es solo cosa de los equipos profesionales. En categor¨ªas inferiores, incluso en aquellas del m¨¢s bajo nivel competitivo, los entrenadores eligen su portero titular, su segundo y su tercer portero a principio de temporada. Una decisi¨®n que se mantiene en muchos casos hasta el final si los resultados le son favorables. No hay ninguna normativa que obligue a que todos los ni?os deban jugar un m¨ªnimo de partidos. El que lo haya vivido sabr¨¢ que llega un momento en el cual el tercer portero debe creerse sus propias mentiras y fabricarse una ilusi¨®n casi divina de que las cosas cambien, que la meritocracia se imponga tarde o temprano y las oportunidades lleguen. No puede decirlo muy alto ni reivindicarse a s¨ª mismo ante nadie, ya que a fin de cuentas qui¨¦n es ¨¦l sino el tercer portero.
En mitad del desierto de no jugar ni un minuto, el tercer portero aprende una cosa muy valiosa: esforzarse solo para s¨ª mismo. No esperar nada a cambio y aun as¨ª hacerlo. Qu¨¦ m¨¢s le queda. Se trata de imaginar un final ficticio y feliz para poder empezar a remar hacia la utop¨ªa de que su suerte acabe siendo otra. Mientras le carcome la frustraci¨®n.
Educados bajo la premisa ¡°causa-efecto¡±, es dif¨ªcil entender que por bien que lo hagas, puede que no te acerques al futuro que esperas. M¨¢s complicado todav¨ªa ser¨¢ tener la autoestima suficiente para no venirse abajo. Esa es la verdad del tercer portero: la realidad se muestra con crudeza y el mundo se revela tal y como ser¨¢ despu¨¦s, ya de adulto: una selva donde sacrificio, m¨¦rito y triunfo no tienen por qu¨¦ ir de la mano. Solamente hace falta levantar por un momento la vista para comprobar que estamos rodeados de terceros porteros a los que quiz¨¢ nunca les llegue su oportunidad.
En la temporada 2023-2024, de los 20 equipos de la Liga, tan solo cinco (Betis, Almer¨ªa, Mallorca, Granada y Real Madrid) han utilizado a sus supuestos terceros porteros. Fran Vieites (cuatro partidos), Marc Mart¨ªnez (3 partidos), Cu¨¦llar (dos), Diego Mari?o (uno), o Andriy Lunin (31 partidos) han sido los afortunados. El caso del guardameta del Madrid es el m¨¢s llamativo. Comenz¨® como segundo de Courtois, este se lesion¨® y el Madrid fich¨® a Kepa, del que inmediatamente fue suplente tambi¨¦n. Cuando todos estuvieran en plenitud, Lunin ser¨ªa a todas luces el ¨²ltimo de la fila.
Algunos art¨ªculos recordaban recientemente c¨®mo el ucranio pidi¨® durante el confinamiento de 2020 c¨¦sped artificial para su casa de cuarenta metros cuadrados y as¨ª poder entrenar hasta que se reanudara la temporada: jugar¨ªa cedido en el Oviedo de segunda divisi¨®n, donde recay¨® tras pasar una temporada en blanco como tercer guardameta en el Real Madrid y dos m¨¢s sin pena ni gloria en Legan¨¦s y Valladolid. El muchacho estaba en el alambre. Me gusta imaginarle en ese peque?o piso junto a su novia, sudando como un pollo y pegando pelotazos contra la pared. Persistiendo en la fe de que si hoy lo hace bien, ma?ana tambi¨¦n, y as¨ª al otro y al otro, volver¨ªa al Madrid, donde por fin triunfar¨ªa. Me pregunto cu¨¢ntos cre¨ªan en las cuentas de la lechera de Andriy. Probablemente solo ¨¦l.
Lunin aterriz¨® en Londres el s¨¢bado a mediod¨ªa para ser campe¨®n de Europa. Lleg¨® al hotel ¡°The Grove¡± y fue saludando uno a uno a sus compa?eros mientras estos almorzaban antes de disputar la final de la Champions League que muchos dicen que merec¨ªa jugar el ucraniano. Andryi no pudo culminar la haza?a y regres¨® al banquillo, esta vez como segundo. Sin embargo, a punto estuvo de volver a la casilla de salida cuando una Gripe B a mitad de semana casi le deja en su casa, viendo el partido desde el sof¨¢ como abanderado de todos los terceros porteros del mundo despu¨¦s de haber llegado m¨¢s lejos que ning¨²n otro. ¡°No os cre¨¢is eso aunque os lo digan¡±, nos dir¨ªa si pudiera.
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