Jonas Vingegaard: ¡°Cuando estaba en el hospital, cre¨ªa que iba a morir¡±
El ganador de los ¨²ltimos dos Tours de Francia recuerda sus 12 d¨ªas en Txagorritxu y anuncia su resurrecci¨®n: ¡°Definitivamente, puedo luchar por la victoria en este Tour¡±
Como un franciscano viejo, tan estoico, Jonas Vingegaard, calza sandalias de tiras en la fresca ma?ana de Orleans junto al Loira el d¨ªa de descanso, pero abriga los pies con unos gruesos calcetines estampados con la graciosa cabeza de un se?or con sombrero. Es la doble personalidad del ganador de los dos ¨²ltimos Tours, la seriedad con la que afronta los temas graves; la ligereza, la sonrisa ir¨®nica, con la que piensa sobre lo intrascendente, el resto de la vida, que para ¨¦l ahora es todo, o casi todo, despu¨¦s del accidente que sufri¨® el 4 de abril en la Itzulia. Incluido el Tour.
Sentado en un sill¨®n ante dos docenas de periodistas, Vingegaard no alza la voz, ni le da intensidad dram¨¢tica, ni siquiera parpadea, cuando relata los temas graves para contestar en dan¨¦s a quien le pregunta si era verdad lo que le hab¨ªan contado, que cuando estaba en el hospital en Vitoria hab¨ªa llegado a pensar en dejar el ciclismo. ¡°Est¨¢ claro que cuando lo est¨¢s pasando mal, y yo lo pas¨¦ muy mal de verdad, empiezas a darle vueltas a las cosas, a preguntarte si de verdad merece la pena correr los riesgos que corres con la bicicleta. Tan mal, tan mal me sent¨ªa que pens¨¦ que me iba a morir¡ Y cuando estaba as¨ª, y creyendo de verdad que no saldr¨ªa de esa, llegu¨¦ a decirme que si sobreviv¨ªa, dejar¨ªa la bicicleta¡±, explica sereno el ciclista dan¨¦s, de 27 a?os, que pas¨® 12 d¨ªas en abril en el hospital de Txagorritxu, con clav¨ªcula y costillas rotas, una fuerte contusi¨®n pulmonar y un neumot¨®rax. Para curar los pulmones y sacar el aire de ellos, debi¨® pasar varios d¨ªas en la UCI. ¡°Lo habl¨¦ mucho en el hospital con mi mujer, Trine, que me confes¨® luego que vi¨¦ndome en la tele, ca¨ªdo en el suelo, sin moverme mucho tiempo despu¨¦s de la ca¨ªda, tambi¨¦n pensaba que me mor¨ªa. Ha sido fundamental en el proceso. Y aqu¨ª estoy sentado ahora. As¨ª que ni una cosa ni la otra¡±.
La reflexi¨®n de un deportista claramente inclinado a la introspecci¨®n, la otra cara de la moneda de su gran rival, Tadej Pogacar, lo que da m¨¢s grandeza e inter¨¦s, dos campos muy definidos para los aficionados, contin¨²a cuando habla del inevitable cambio de mentalidad, el salto de madurez, que sigui¨® al accidente, comenzando porque ahora, quiz¨¢s por primera vez, es consciente del peligro. ¡°Hasta entonces, ni pensaba, era algo ajeno a m¨ª. Siempre se me hab¨ªa dado bien evitar las ca¨ªdas y frenar a tiempo, as¨ª que pensaba que nunca me pasar¨ªa a m¨ª, pero s¨ª que me pas¨®. As¨ª que ahora he empezado a tener m¨¢s cuidado, sabiendo que puedo ser m¨¢s prudente y aun as¨ª seguir en la carrera por la victoria¡±, dice Vingegaard, quiz¨¢s recordando que en el descenso del Galibier que Pogacar ejecut¨® acrob¨¢tica y aceleradamente, perdi¨® 30s de los 75s con que le aventaja el esloveno en la general. ¡°Me ha hecho pensar m¨¢s sobre cu¨¢ndo asumir riesgos¡±.
La etapa del domingo en los caminos blancos de Troyes, el nerviosismo de Pogacar que el esloveno llama divertimento, la facilidad con la que ¨¦l, sobre la bici de Tratnik, y su equipo, Van Aert, Laporte y Jorgenson, sobre todos, controlaron las ofensivas de Pogacar y Evenepoel, ha disparado el estado de ¨¢nimo de Vingegaard, el ¨²nico que sabe c¨®mo derrotar a Pogacar en el Tour, y dos veces lo ha hecho. Y empieza, as¨ª, a hablar con m¨¢s ligereza de lo intrascendente, del Tour, claro. ¡°Todo lo que he pasado me permite, de entrada, sentirme feliz solo por estar vivo, y gozarla por ser capaz de salir en bici todos los d¨ªas, y ser capaz de correr en las carreras, y de alguna manera, disfrutar m¨¢s a¨²n que antes¡±, dice Vingegaard. ¡°No es que antes no me divirtiera, pero ahora corro m¨¢s relajado. Le doy menos importancia al resultado. Est¨¢ claro que en eso he cambiado. Ya soy feliz solo por estar aqu¨ª, por estar en el Tour¡±.
Oye estas cosas Pogacar y desconf¨ªa, y oye tambi¨¦n que Vingegaard ha dicho que ¨¦l est¨¢ peor que el a?o pasado y Pogacar mejor. ¡°Est¨¢ fingiendo para que me conf¨ªe¡±, dice el esloveno, quien, en un comienzo de mental games, asegura que a quien de verdad teme es a Remco Evenepoel, ¡°que vuela¡±, y que Vingegaard solo piensa en ir a su rueda.
Vingegaard tiene un plan, como todo el mundo sabe. La primera y la segunda semana, se trata de sobrevivir, de no caer en las emboscadas que le tienda el esloveno ¨C¡±si me hubiera ido con ¨¦l al final, seguramente me habr¨ªa atacado y me habr¨ªa dejado tirado¡±, dice¡ªy esperar en la tercera semana, o incluso en el fin de semana pirenaico, para dar su golpe. ¡°No he llegado con la preparaci¨®n perfecta, pero creo que lo que he hecho, lo he hecho a un nivel muy alto. La primera semana ha superado todas mis expectativas¡±, asegura. Y avisa: ¡°Y estoy empezando a creer que definitivamente puedo luchar por la victoria en este Tour¡±.
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