Dos alpinistas buscan en el Dhaulagiri la primera ascensi¨®n invernal a un ¡®ochomil¡¯ en puro estilo alpino
David Goettler y Herv¨¦ Barmasse: ¡°Queremos hacer algo que a¨²n no se ha hecho, marcar un punto y aparte en la historia de las ascensiones¡±
El campo base del Dhaulagiri es un desierto de rocas desnudas: los vientos huracanados han barrido la nieve y la tela de la tienda comedor parece batir palmas mientras los alpinistas David Goettler, Herv¨¦ Barmasse y su cocinero se miran con cara de circunstancias. El fr¨ªo y la sensaci¨®n t¨¦rmica resultan insoportables. ¡°Honestamente, nuestras posibilidades de ¨¦xito son diminutas, pero ser¨ªan nulas si nos hubi¨¦semos quedado en casa¡±, reconoce el alem¨¢n Goettler. Su material de monta?a es una declaraci¨®n de principios, el deseo de no traicionarse: importa el estilo, la ¨¦tica, la forma de abordar ...
El campo base del Dhaulagiri es un desierto de rocas desnudas: los vientos huracanados han barrido la nieve y la tela de la tienda comedor parece batir palmas mientras los alpinistas David Goettler, Herv¨¦ Barmasse y su cocinero se miran con cara de circunstancias. El fr¨ªo y la sensaci¨®n t¨¦rmica resultan insoportables. ¡°Honestamente, nuestras posibilidades de ¨¦xito son diminutas, pero ser¨ªan nulas si nos hubi¨¦semos quedado en casa¡±, reconoce el alem¨¢n Goettler. Su material de monta?a es una declaraci¨®n de principios, el deseo de no traicionarse: importa el estilo, la ¨¦tica, la forma de abordar el problema de escalar una monta?a de 8.167 metros en invierno y de acuerdo a una idea que, a su juicio, es innegociable: el estilo alpino.
¡°Queremos respetarnos y respetar la monta?a¡±, conf¨ªa Herv¨¦ Barmass¨¦, italiano criado a la sombra del Cervino. El respeto pasa por seguir una idea: afrontar las dificultades sin tratar de minimizar el compromiso, sin atajos, sin red, sin excusas¡ sin lo que podr¨ªa considerarse hacer trampas. Ser¨¢n dos hombres, ambos gu¨ªas de alta monta?a, una cuerda fina de 60 metros, dos tornillos de hielo, un pu?ado de mosquetones, crampones y piolets. Pasan por la ventana las cuerdas fijas, los campos fijos de altura, el ox¨ªgeno, la ayuda inestimable de los sherpas. ¡°Queremos hacer algo que a¨²n no se ha hecho, marcar un punto y aparte en la historia de las ascensiones invernales a ¡®ochomiles¡¯, y ahora mismo el estilo alpino es la ¨²nica manera de ser consecuentes con este deseo de diferenciarnos de lo que se ha hecho hasta ahora¡±, opina Goettler.
Dicho esto, su mirada se gira hacia la historia, hasta dar con la huella del colosal alpinista polaco Jerzy Kukuczka, uno que en su pelea con Reinhold Messner por ser el primero en escalar los 14 ochomiles escal¨® cuatro de ellos en invierno: Dhaulagiri, Cho Oyu, Kangchenjunga y Annapurna. ¡°No queremos hacerlo mejor que Kukuzcka. Tengo un inmenso respeto por lo que hicieron los escaladores de generaciones pasadas. En mi caso, se trata de hacer algo que realmente me motive y me lleve a buscar mis l¨ªmites en monta?a. Por eso hemos escogido el estilo alpino: dos personas solas, que no dejar¨¢n huella alguna a su paso porque lo llevamos todo a cuestas y regresamos con todo en la mochila. Escal¨¦ el Dhaulagiri en primavera en 2008 y fue una de las expediciones m¨¢s sencillas de mi carrera, pero ahora es otro juego. S¨¦ que es posible hacerlo, pero tambi¨¦n s¨¦ que solo vamos a tener una oportunidad, lo que limita dr¨¢sticamente nuestras posibilidades de ¨¦xito, condici¨®n que nos motiva¡±, analiza Goettler.
Lo m¨¢s curioso es que los analistas de las ascensiones invernales no se ponen de acuerdo a la hora de decidir cu¨¢ndo es invierno: unos se fijan en el invierno meteorol¨®gico y dan por v¨¢lidas las fechas del 1 de diciembre al 28 de febrero. Otros, en cambio, escogen el invierno astron¨®mico, entre el 21 de diciembre y el 21 de marzo. Con esto, la genial escalada del Dhaulagiri en estilo alpino de Erhard Loretan, Jean Troillet y Pierra-Alain Steiner el 6 de diciembre de 1985 queda en un limbo, puesto que para una parte de la comunidad himalayista no se dio estrictamente en invierno.
El alpinismo crece cuando sus actores deciden asumir el reto de mejorar lo que otros hicieron. El alpinismo toma sus referencias en el pasado, una palanca desde la que es posible so?ar nuevos caminos, desaf¨ªos, aventuras. La aventura no es tal si uno minimiza las consecuencias de sus gestos: hacer historia sigue siendo un reto al alcance de unos pocos elegidos. Los alpinistas modernos juegan las cartas de un mejor entrenamiento, de un material m¨¢s eficaz y ligero, del conocimiento que revelaron antes otros que osaron dar un paso m¨¢s all¨¢ en la b¨²squeda de desaf¨ªos. La recompensa est¨¢ a la altura de lo que uno puede perder al apostar fuerte.
Frente a esta manera de afrontar los retos, queda la reciente expedici¨®n invernal liderada por Alex Txikon con cima en el Manaslu, cuerdas fijas y seis sherpas con ox¨ªgeno embotellado en la faena. ¡°Personalmente, yo no hubiera deseado escalar el Manaslu en invierno de esa manera, pero eso no significa que sea una mala ascensi¨®n o un estilo inadecuado. La pasada primavera escal¨¦ sin ox¨ªgeno artificial el Everest, pero us¨¦ las cuerdas fijas, por ejemplo. No quiero juzgar c¨®mo hacen otros las cosas. Lo bonito del alpinismo es que no existen reglas y cada cual puede escalar como lo desee. La ¨²nica responsabilidad que acarrea dicha libertad es la obligaci¨®n de comunicar lo hecho de forma veraz y honesta, explicar c¨®mo se ha escalado la monta?a. Solo de esta manera podemos preservar nuestra credibilidad respecto a la comunidad alpin¨ªstica y a la opini¨®n p¨²blica¡±, se?ala Goettler.
En el invierno de 1984-85, Kukuzcka dibuj¨® un doblete magistral: el 21 de enero alcanz¨® la cima del Dhaulagiri y el 15 de febrero pis¨® la cima del Cho Oyu, sin usar ox¨ªgeno artificial. Pero su aproximaci¨®n a ambas monta?as fue contemplada por ambas expediciones polacas como la del delantero estrella que espera en punta (sin implicarse en la defensa o la creaci¨®n del juego) un bal¨®n para rematar, marcar y ganar el partido. Al Dhaulagiri, Kukuzcka lleg¨® cuando sus compatriotas llevaban un mes trabajando, instalando cuerdas fijas y campos de altura¡ am¨¦n de esquivar avalanchas monstruosas que barrieron su campo base. ¡°Fue el peor invierno de los ¨²ltimos 27 a?os, con apenas un pu?ado de d¨ªas sin nevadas, tormentas o vientos exagerados que nos sacudieron durante siete semanas¡±, explicar¨ªa Adam Blelczewski en 1985.
El arrojo y empuje de Kukuzcka concedieron una marcha m¨¢s para alcanzar la cima y soportar un viaje de regreso ¨¦pico desde el punto m¨¢s elevado. ?l y su compa?ero Andrzej Czok se perdieron tras pisar la cima en pleno vendaval, incapaces de dar con el ¨²ltimo campo de altura, sufriendo dos vivacs que costaron al segundo graves congelaciones. Mientras unos enfilaban el camino del hospital, Kukuczka iniciaba una carrera contra el reloj para sumarse a otra expedici¨®n de su pa¨ªs que peleaba por firmar la primera invernal del Cho Oyu. Lleg¨® justo a tiempo de rematar, si bien lo hizo despu¨¦s de que el gran Maciej Berbeka y su amigo Maciej Pawlikowski se llevasen los honores de la primera.
Herv¨¦ Barmasse y David Goettler ya intentaron la vertiente Rupal del Nanga Parbat en estilo alpino el pasado invierno. Los vientos terribles apenas les permitieron progresar en la pared, pero deseaban regresar esta temporada antes de girarse a ¨²ltima hora hacia el Dhaulagiri, uno de los ochomiles m¨¢s visitados en invierno. Ahora, de nuevo, el mismo viento amenaza ruina para su empresa, pero han anunciado que al menos permanecer¨¢n 20 d¨ªas m¨¢s esperando una mejora, una rendija que les permita lanzarse r¨¢pidos, ligeros, aislados hacia una inc¨®gnita en la que lo ¨²nico seguro es que estar¨¢n atados por algo m¨¢s que una cuerda de escasos mil¨ªmetros.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.