Vidas que renacen con el regreso del Bernab¨¦u
M¨¢s de un a?o y medio despu¨¦s, el Real Madrid volvi¨® a disputar este mi¨¦rcoles un partido en su estadio sin restricciones de aforo por la pandemia. Un d¨ªa se?alado para la afici¨®n, pero sobre todo para los que regentan negocios alrededor de un templo al que est¨¢n unidos en lo econ¨®mico y lo sentimental
Alberto Romero recibi¨® hace apenas 24 meses el encargo m¨¢s importante de su vida. Con solo 26 a?os, su padre dej¨® en sus manos el destino del Falfes, un modesto hostal del distrito madrile?o de Chamart¨ªn fundado en 1957. Pero a poco de hacerse ¨¦l con el tim¨®n, todo el esfuerzo de d¨¦cadas y d¨¦cadas pareci¨® venirse abajo. La covid cort¨® de golpe el flujo de visitantes a la capital y dej¨® desierto el principal atractivo de la zona, el estadio Santiago Bernab¨¦u. Un coloso, ahora escondido detr¨¢s de un armaz¨®n de andamios y gr¨²as, que asoma desde algunas de las 42 habitaciones de un alojamiento hu¨¦rfano de actividad, como muchos otros, durante un a?o y medio de par¨®n futbol¨ªstico y de traslado por reforma del Real Madrid a la ciudad deportiva de Valdebebas. ¡°Los d¨ªas de partido, especialmente contra equipos extranjeros, eran un lleno asegurado. Hemos pasado una ¨¦poca muy mala¡±, lamenta Romero.
El hostal sin hu¨¦spedes futboleros, los parkings vac¨ªos y los bares y restaurantes funcionando a medio gas empezaron a ver la luz al final del t¨²nel este mi¨¦rcoles. Por primera vez tras el inicio de la pandemia, el feudo blanco acogi¨® una noche de espect¨¢culo sin restricciones de aforo. Aunque a causa de la remodelaci¨®n en marcha la capacidad actual se ha visto reducida de 81.000 asientos a cerca de 50.000, esta cifra ya se vivi¨® como toda una bendici¨®n para los que estaban acostumbrados a llevarse una parte de los 1.072 millones de euros, seg¨²n estimaciones de la consultora PwC de 2018, que los aficionados se gastaban cada temporada en ocio, alojamiento y restauraci¨®n en encuentros de LaLiga Santander.
En el Orsay, un bar nacido en 1947 como el campo del que solo le separan 120 metros, el duelo contra el CA Osasuna se esperaba con m¨¢s emoci¨®n e intensidad que ElCl¨¢sico de la semana pasada. A media tarde ya ten¨ªan un centenar de bocadillos apilados a la espera de que los parroquianos se asomaran a la barra. Poco a poco, la gente cambi¨® la habitual banda sonora del local en los ¨²ltimos meses: la calidez de los c¨¢nticos y las conversaciones animadas se impusieron por unas horas a los pitidos y martilleos de las obras.
El encargado del negocio, Rold¨¢n Cardoso, un atl¨¦tico de coraz¨®n infiltrado de buena gana en territorio madridista, se mostraba esperanzado de recuperar unos ingresos que, asegura, pod¨ªan llegar a los 12.000 euros por encuentro (hay cerca de una treintena de fechas anuales). ¡°Hemos ido tirando con los desayunos y las comidas de los obreros que trabajan al lado¡±, explica Cardoso, que ha visto a otros vecinos como el bar El 7 Blanco echar la persiana abajo para siempre tras la pandemia.
Desde su peque?o quiosco al pie del coliseo, Jos¨¦ dice que tambi¨¦n ha empezado a respirar. En apenas cinco minutos de una ma?ana de octubre ya se ha hecho entender, tirando de m¨ªmica y de un vocabulario medio espa?ol y medio ingl¨¦s, con cuatro turistas que buscaban su pase para el tour del Bernab¨¦u. M¨¢s que peri¨®dicos y revistas, argumenta, esas entradas y la venta de banderas, bufandas, mascarillas y dem¨¢s productos con el escudo blanco son su principal fuente de ingresos. Antes de la covid, y seg¨²n cifras del club, pasaban a diario 3.500 personas a contemplar los trofeos madridistas, una afluencia solo superada por el Museo del Prado y el Reina Sof¨ªa y que cay¨® en picado dej¨¢ndole a ¨¦l ¡°partido por la mitad, con el agua al cuello¡±, asegura.
Por fortuna, relata, de unas semanas para aqu¨ª el barrio de Hispanoam¨¦rica, donde abundan las oficinas y las embajadas, se ha ido recobrando de la ausencia de un equipo que notaron tambi¨¦n aquellos que como ¨¦l cierran en las tardes y noches de competici¨®n.
En los aleda?os del estadio, el ambiente de este mi¨¦rcoles, sin ser el de las grandes noches, se empezaba a parecer al de otra ¨¦poca m¨¢s feliz. Padres e hijos del brazo, grupos de amigos de charla y cervezas animando la previa o familias como la de Manuel Jes¨²s Rivera, llegado en coche desde Ja¨¦n con su hermana y su cu?ado, que aprovecharon su primera vez para lanzarse a la experiencia completa del hincha: salieron de la tienda oficial con varias bolsas de compra y luego se aposentaron en una terraza a la espera del pitido inicial.
A escasos metros del Orsay, el restaurante Jos¨¦ Luis, otro m¨ªtico de la zona, estrenaba la gran novedad de un curso en el que acoger¨¢n en su local la zona VIP del estadio, tras llegar a un acuerdo con el Real Madrid. Ca¨ªda la noche, adem¨¢s de la selecta clientela, todo tipo aficionados ¡ªespa?oles y extranjeros, j¨®venes y veteranos, hombres y mujeres¡ª iban sacando pinchos, bocatas o bebidas en unas mesas altas frente a la puerta porque dentro dif¨ªcilmente se cab¨ªa.
El jefe del restaurante y seguidor madridista, C¨¦sar Ruiz, echaba de menos estos d¨ªas. Ha vivido centenares de ellos y sabe cu¨¢l es el secreto para triunfar. Se lo ense?¨® su padre, que levant¨® ese restaurante y otros diez m¨¢s en la capital. ¡°Hay muchos factores que intervienen. La hora del partido, el rival, si es entre semana¡ Pero hay algo que no falla. Si gana el Madrid, aqu¨ª tambi¨¦n ganamos m¨¢s¡±, cuenta con cierta esperanza compartida con el hostelero Romero, quien dice haber recobrado el optimismo pese a que esta vez no se benefici¨® directamente de la llegada de visitantes navarros. ¡°Este puente del primero de noviembre ya lo tengo todo completo¡±, explica.
Del alborozo general por el regreso del f¨²tbol incluso participan aquellos que no hacen caja gracias a la hinchada. Entre ellos, la florera Pilar Alonso. Una madridista de cuna a la que muy pocos le compraron un ramo camino al estadio, pero que presume de m¨¢s de 30 a?os de vecindad con el Bernab¨¦u y de la distinci¨®n que le otorga contar con clientes tan ilustres como Emilio Butrague?o, director de relaciones institucionales del club blanco y fiel comprador de rosas por San Valent¨ªn.
Tambi¨¦n Enrique Ruiz, vecino ya jubilado de la cercana zona de Estrecho que muchas ma?anas se planta a saludar al estadio, como si de un pariente se tratara, ha podido curar por fin su nostalgia. ¡°Yo hace a?os que no voy al campo. De joven s¨ª iba. Pero me dio pena el tiempo que el Madrid estuvo fuera. Lo ech¨¦ de menos¡±.
El impacto del f¨²tbol en la econom¨ªa
Antes de la llegada de la covid, un informe de 2018 de la consultora PwC se?al¨® n¨²meros que demostraban la importante aportaci¨®n del f¨²tbol a la econom¨ªa espa?ola: una facturaci¨®n de que superaba los 15.600 millones de euros, una recaudaci¨®n fiscal de 4.100 millones y hasta 185.000 puestos de empleo generados. Muchos de ellos, peque?os y medianos hosteleros o comerciantes como los que est¨¢n situados alrededor del estadio Santiago Bernab¨¦u.
La mejora de la situaci¨®n sanitaria y, como consecuencia, el regreso del p¨²blico a las gradas da esperanza a muchas de las familias que viven del deporte rey de recobrar la actividad de la que disfrutaban no hace mucho.