¡°Escucho los partidos de la Real por la radio en la cocina¡±
Elena Arzak (San Sebasti¨¢n, 1969) es una reputada chef al frente de un restaurante tres estrellas Michelin.
Los bisabuelos de Elena Arzak ya ten¨ªan una taberna y casa de comidas. Lleva la cocina en la sangre. Junto a su padre, Juan Mari Arzak, capitanea el rumbo del restaurante familiar, insignia de la mejor gastronom¨ªa del mundo: tres estrellas Michelin desde 1989 y, a¨²n hoy, una instituci¨®n de referencia en la investigaci¨®n culinaria.
En el mismo edificio que alberga el restaurante reside el secreto: un laboratorio de vanguardia que guarda un banco de m¨¢s de 1.000 sabores con los que experimentar e innovar, sin olvidar la tierra, Gipuzkoa, y la mejor tradici¨®n. Un esp¨ªritu que Arzak identifica con el de su Real Sociedad, un equipo de una ¡°ciudad peque?a¡± (186.000 habitantes) con logros hist¨®ricos, una cantera que pasa por ser una de las mayores f¨¢bricas de talento futbol¨ªstico del pa¨ªs.
La experiencia de Elena Arzak en su propia voz
Hola, soy Elena Arzak.
Hablar de la Real Sociedad es algo muy especial para m¨ª, porque es el equipo de mi ciudad, Donostia.
No soy una gran entendida, pero¡ ?me gusta el ambiente y todo lo que supone el f¨²tbol porque genera energ¨ªa positiva!
Es algo que me ha llamado la atenci¨®n desde peque?a. Algo muy bueno para la ciudad y, en especial, para nuestro sector. La gente se anima... y va a celebrar las victorias a los bares y restaurantes. Celebramos todo acompa?ado de un buen vino o una buena comida.
Siempre me ha parecido que la Real tiene mucho m¨¦rito. Un equipo de una ciudad peque?a, haciendo grandes logros; un equipo de donde han salido grandes jugadores como Jose Mari Galardi y Pela Arzak, primos de mi aita. Ellos fueron el primer contacto que tuve con el f¨²tbol.
Luego, por mi profesi¨®n, conoc¨ª a profesionales de este deporte. Aperribai, tan buen presidente como persona. Alguacil, un entrenador que transmite valores tan esenciales en la vida como en el deporte. ?l, al llevar los colores de su equipo marcados a fuego, tiene esa especial conexi¨®n con la afici¨®n que pocas veces se logra.
Me encanta cuando los y las futbolistas vienen a nuestra casa y como los grandes gastr¨®nomos que son, disfrutan de la buena mesa. Y eso que bromeo mucho con ellos. ?Y ellos conmigo! Como cuando les digo: ¡°?Ma?ana hay entrenamiento? Porque, si no, no beb¨¦is, ?eh?¡±. Se r¨ªen, aunque, por supuesto, ya saben lo que deben de hacer.
Llevar un restaurante es un poco como llevar un equipo. Aunque mi padre y yo somos la parte m¨¢s visible, sin nuestra jefa de cocina, los equipos de cocina, sala, investigaci¨®n, administraci¨®n y todos los que van en este buque de la gastronom¨ªa guipuzcoana que es el restaurante Arzak, ?sin todos ellos no ser¨ªa igual! Sin olvidarme de los que ya no est¨¢n, de aquellas ¨¦pocas en las que la radio nos comunicaba en la cocina c¨®mo iba el partido de nuestro equipo.
Por eso, hoy sigo escuchando los partidos en la radio, cuando me es posible. Me hace evadirme y disfruto de cada momento. Nosotros, como la Real, tenemos que encajarnos aunque tengamos diferentes caracteres y coordinarnos como el equipo que somos para conseguir dar lo mejor en cada servicio, igual que los futbolistas en cada partido. Su objetivo es ganar y darle ilusi¨®n a la afici¨®n que los anima. El nuestro es que cada cliente que venga viva una experiencia ¨²nica, que se le quede grabada en la memoria. Igual que quedan los partidos grabados en la memoria de los aficionados. La Real sin su afici¨®n no ser¨ªa lo que es; igual que nosotros tampoco lo seriamos sin nuestros clientes.
Como muchos aspectos de la vida, el f¨²tbol tambi¨¦n evoluciona. Ahora las mujeres no van al f¨²tbol para acompa?ar a los maridos. Van solas o van acompa?adas y, sobre todo, ?van porque les gusta! Eso lo noto con mis hijos: Nora ha jugado al f¨²tbol en Jesuitas y ha participado en la Donosti Cup.
?Y qu¨¦ decir de la Real femenina! Leo, en los ratos que puedo, sobre ellas. Porque, como mujer, me enorgullece que se las valore y que brillen por su profesionalidad. Aunque eso no significa que NO tengan que cambiar las cosas todav¨ªa m¨¢s; pero podemos decir que¡ ?el f¨²tbol ya no es solo cosa de hombres!