Lukaku avanza, Rusia se aparta
B¨¦lgica se impone sin inconvenientes ante un rival que le regala dos goles con sendos errores defensivos en media hora
B¨¦lgica, favorita por plantilla a levantar esta Eurocopa, es un enigma de rendimiento que su debut no ayud¨® a desentra?ar. La fr¨¢gil Rusia de los balones bombeados a granel a Dzyuba, pereci¨® bajo los balones lanzados sobre su ¨¢rea, en donde no hab¨ªa nadie que despejara absolutamente nada. Diez minutos tard¨® en rendirse el conjunto local despu¨¦s de la pompa de los himnos y el bochorno de su afici¨®n.
Empez¨® mal la velada en el mastodonte de San Petersburgo, uno de los derroches de hormig¨®n m¨¢s colosales de la historia de la arquitectura. Mientras los belgas hincaron la rodilla para expresar su repudio al racismo, los rusos, representantes de uno de los pa¨ªses m¨¢s mestizos de la Tierra, permanecieron erguidos, indiferentes, jaleados por su p¨²blico. Desde las gradas medio llenas baj¨® una pitada ominosa en direcci¨®n a las camisetas rojas.
El incidente debi¨® picar a Lukaku. El nueve del Inter entr¨® en competici¨®n con la clase de movimientos que delatan un entusiasmo inusual. Raro en un car¨¢cter como el suyo, proclive al hedonismo, necesitado de desaf¨ªos extraordinarios para ofrecer todo lo que puede dar como futbolista. La alineaci¨®n tambi¨¦n debi¨® suministrarle combustible espiritual. Sin De Bruyne y sin Eden Hazard, ambos convocados pero f¨ªsicamente tan maltrechos que es dudoso que se recuperen antes de septiembre, el gigante debi¨® sentir que el equipo era suyo. Frente a Rusia tendr¨ªa ocasi¨®n de demostrar su autoridad, su relieve. Antes de los diez minutos de partido la fortuna ¡ªpor llamarlo de alguna manera¡ª le brind¨® la ocasi¨®n de reafirmar su liderazgo.
De todos los grandes futbolistas belgas de la nueva generaci¨®n, Dries Mertens es el ¨²nico que compite siempre con la misma devoci¨®n. El primer bal¨®n que toc¨®, un centro plano entre los centrales, desencaden¨® el episodio que liquid¨® el partido. La pelota provoc¨® un ataque de incertidumbre en Semenov. El central, que se qued¨® entre la salida y la marca, pidi¨® el fuera de juego y despej¨® al mismo tiempo. Mal. Su descoordinaci¨®n sirvi¨® el bal¨®n a Lukaku, que tuvo el m¨¦rito de pasar por ah¨ª. No necesit¨® controlar para rematar a bocajarro el 0-1. Estaba en fuera de juego pero lo habilit¨® Semenov con su extravagancia. Lo celebr¨® dirigi¨¦ndose a una c¨¢mara y dedic¨¢ndoselo a Eriksen, su compa?ero interista, desmayado en Copenhaguen: ¡°Love you Chis¡±.
Se enfrentaron dos equipos antag¨®nicos por potencial futbol¨ªstico pero emparentados en complejidad cultural deportiva. Si B¨¦lgica es una selecci¨®n aburguesada en busca de nuevos est¨ªmulos, Rusia es un equipo que mezcla complejos de inferioridad hist¨®ricos con esa extra?a displicencia b¨¢ltica. Por distintas razones, ambos deben superar el gran obst¨¢culo que supone la falta de una identidad poderosa. Sus jugadores acuden a los grandes torneos sin presi¨®n social. Los anima un tibio entorno folcl¨®rico. Demasiado poco cuando se trata de futbolistas satisfechos con sus carreras, ricos, famosos, consagrados. El partido fue consecuencia de estos lastres, por no hablar de las miserias de la pandemia.
Rusia cumpli¨®
B¨¦lgica dispone de la mejor materia prima posible. Podr¨ªan animarse a pelear por un gran t¨ªtulo. No se sabe si eso ocurrir¨¢, tras el auge an¨ªmico del Mundial de Rusia, cuando cayeron en semifinales ante Francia. En el debut de esta Eurocopa el equipo no hizo nada m¨¢s que posicionarse, no cometer errores groseros, cuidar la pelota y esperar a que Rusia se inmolara. Rusia cumpli¨® con su parte. Por v¨ªa de Semenov, primero, y de Ch¨¦ryshev despu¨¦s.
Ch¨¦ryshev se olvid¨® de seguir a Meunier en una acci¨®n aparentemente irrelevante por la izquierda del ataque belga. Thorgan Hazard centr¨® al primer palo, el portero despej¨®, y en el segundo palo apareci¨® Meunier libre para clavar el 0-2.
Si el 0-1 despoj¨® a Rusia de su confianza, el 0-2 coloc¨® a sus futbolistas en el estado mental de una pretemporada. La hora que sucedi¨® fue un tr¨¢mite en todos los sentidos y para todos los implicados menos para Lukaku, que se regode¨® en el 0-3, su gol 62? en 94 encuentros con la selecci¨®n, y para Eden Hazard, que volvi¨® a probarse unos minutos a ver si por fin ¡ªa un a?o de la intervenci¨®n quir¨²rgica¡ª su tobillo derecho le responde. Continuar¨¢.
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